La homofobia otro reto a vencer
Francisco Cruz Angulo
21 de mayo de 2016
Un acontecimiento inesperado ocurrió la mañana del martes pasado en la residencia oficial de Los Pinos en la capital de la república cuando el presidente Enrique Peña Nieto convocó a diversas organizaciones de la comunidad lésbica, gays y transgéneros ante quienes anunció que enviará al Congreso de la Unión dos iniciativas de reforma. La primera consiste de reformar el Artículo 4 Constitucional que legalice que dos personas del mismo sexo ejerzan el derecho a contraer el matrimonio civil de igual forma que tienen las parejas heterosexuales.
La otra iniciativa consiste en reformar el Código Civil Federal que obligue a todas las entidades de la república a que homologuen sus respectivos Códigos Civiles de manera que no se continúe discriminando a estas minorías de preferencias sexuales y culturales diferentes.
Estas dos iniciativas presidenciales cayeron como una bomba en los grupos conservadores ultraderechista de la sociedad y de la alta jerarquía católica mexicana quienes mostraron su oposición a dichas iniciativas por considerar que van contra de los actuales valores morales y usos y costumbres de la familia tradicional.
En Nayarit somos pioneros en el respeto a esos derechos. En diciembre del año pasado la XXXI Legislatura local luego de celebrar varios foros públicos sobre el tema aprobó la reforma a nuestro Código Civil Estatal a partir de una iniciativa presentada por el diputado perredista Luis Manuel Hernández Escobedo apoyada por las organizaciones lésbicas, gays y transgéneros de nuestra entidad.
Gracias a esta iniciativa apoyada por la mayoría de los diputados y por el jefe del Poder Ejecutivo Estatal, Roberto Sandoval la comunidad homosexual ejerce a plenitud esos derechos.
Es más, de acuerdo a información proporcionada por el director estatal del Registro Civil, Lic. Eduardo Naya Vidal a nuestra entidad concurren parejas de otros estados de la república a solicitar su matrimonio civil sin más trámites que lo que exige nuestro Código Civil.
Sin embargo esa garantía constitucional a esas minorías no significa en modo alguno que en la cotidianidad sean respetados esos derechos debido a que arrastramos los milenarios atavismos religiosos y los usos y costumbres que están sumamente arraigados en nuestra sociedad.
Esta actitud homofóbica y discriminatoria a estas minorías no podrán ser erradicadas de la noche a la mañana en el núcleo familiar, en el entorno comunitario, en la escuela y en los centros de trabajo.
Está tan arraigada esta cultura discriminatoria a estas minorías desde el momento que al niño o a la niña se le inculcan patrones de conducta tradicionales que va desde la imposición de juguetes, vestuario y hasta colores para diferenciarlos al uno del otro; y es precisamente cuando no coinciden con esos patrones de conducta fomentados en el seno de la familia cuando se inicia el largo calvario de aquellos niños o adolescentes que muestran patrones de conducta diferentes a los tradicionales.
Luego en la comunidad o en la escuela o en los centros de trabajo son objeto de burlas, humillación y agresión física por los que son confinados a vivir en una constante zozobra porque son víctimas del rechazo social.
A esa cotidianidad habrá que enfrentarse la comunidad lésbica, gay y transexual puesto que el principal obstáculo será, como expresamos anteriormente los dogmas religiosos y una cultura tradicional sustentada en el machismo que lamentablemente permea a grandes sectores de la población y a nuestras instituciones públicas.
Las minorías arriba señaladas han ganado apulso su derecho a salir de la invisibilidad ya que tienen el derecho como seres humanos a determinar libremente una nueva manera de construir una familia. No puede haber igualdad de derechos de las minorías si a estas no se les respetan sus libertades y derechos ciudadanos de la misma manera que a una familia heterosexual. El amor es universal y va más allá de las preferencias sexuales…
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