Burros enzapatados, premonición hecha realidad
Ulises Rodríguez
21 de abril de 2016
Alguna vez, siendo gobernador del estado Rigoberto Ochoa Zaragoza, -el más inculto, después de Roberto Sandoval, de cuantos personajes han ocupado tan alta responsabilidad-, calificó a los diputados de la XXIV Legislatura local como “burros enzapatados”. En aquel entonces, la aseveración del gobernador causó un escándalo entre la clase política, máxime que los aludidos legisladores de su partido guardaron un silencio lacayuno respecto del dicho del gobernador. En aquella legislatura, la fracción del PRI contaba con varios políticos experimentados, a saber, don Félix Torres Haro, la señora Águeda Galicia Jiménez, María Luisa Hermosillo, Javier Carrillo Casas, Marco Antonio Fernández y el actual magistrado José Miguel Madero Estrada. Eran los anteriores, pues, políticos a los que uno pensaría que el calificativo atribuido a Ochoa Zaragoza sobre el desempeño de estos legisladores, sencillamente no les vendría. Sin embargo, esa afirmación hecha durante los primeros meses de 1994, hace casi 22 años, no ha perdido vigencia. Hoy en día, sobre todo si uno observa a los actuales diputados priístas.
Y lo digo porque hoy me fue imposible no recordar aquella sentencia de don Rigoberto, cuando, por mi trabajo, tuve la oportunidad de presenciar en la sala de sesiones “Benito Juárez”, la sesión del día de hoy martes 19 de abril –como he presenciado decenas de sesiones durante los últimos meses-. Llegó un momento, mientras abordaba la tribuna el diputado Héctor Santana, donde pensé que aquella afirmación del ex gobernador, quizá no era tal, quizá era más bien una premonición de la fracción parlamentaria del PRI durante la presente XXXI Legislatura. La fracción parlamentaria del PRI se conforma, hay que decirlo, con personajes hechos a la imagen y semejanza del gobernador Roberto Sandoval y ese sólo hecho basta para que nos demos una idea del porqué la legislatura ha tenido, en términos generales, tan mediocre desempeño.
Si no fuera por las valientes intervenciones de la Diputada Ivideliza Reyes, de Sonia Ibarra, de Pavel Jarero, Luis Manuel Hernández, Javier Mercado y Ramón Cambero, el congreso sería monótono. Pese a la experiencia de los diputados opositores que menciono líneas atrás, la mayoría numérica de los priístas ha decidido el derrotero de la actual legislatura…. Ya la historia se encargará de juzgarlos en muy poco tiempo.
DIPUTADOS DE LA GENTE
Tipos como Jorge Segura, pusilánime y carente del valor para ejercer su autoridad como representante de un poder autónomo en el estado y condenado a asumir el papel de espantapájaros, es decir, fingir que hay autoridad, pintan de cuerpo entero a los “Diputados de la gente”. Todo mundo que tiene un conocimiento mínimo de la dinámica del congreso, sabe que quien manda en el edificio ubicado en la esquina de México y Allende, no es el diputado presidente sino su secretaria particular, la Licenciada Sulma Altamirano, depositaria de un poder sin cortapisas en el poder legislativo gracias a su cercanía política con el gobernador.
Otro caso que nos hace rememorar a don Rigoberto es sin duda el del Diputado Héctor Santana. Muchacho inquieto sin duda, de esos que carecen de inteligencia natural pero la suplen a esfuerzo de “machetear” lo que tengan que aprender y recitarlo aún sin entender de lo que se habla. Genera sentimientos de cierta ternura el verlo sentado en su curul, leyendo y repitiendo en voz alta los documentos que los asesores del congreso le pasan en pequeñas tarjetas para que suba a defender alguna postura asumida por el gobierno de Sandoval, a quien le debe la diputación que hoy ostenta. Santana es de esos hombres que si permanecieran callados, quizá pasarían por inteligentes… pero la duda sobre su capacidad se termina en cuanto abre la boca –y ocurre constantemente-, es de esos muchachos que no están conformes con ser tontos, sino que encima buscan presumirlo.
Folclórico sin duda resulta el diputado Arturo Elenes. El suplente de Gianni Ramírez y actual representante del V distrito, convirtió su oficina en el congreso del estado –y para acentuar la autonomía de poderes- en un auténtico altar a Roberto Sandoval. Haciendo un cálculo somero, Elenes tiene más fotos del titular del ejecutivo que la respetable esposa de éste, la señora Ana Lilia López de Sandoval. Ninguna sorpresa causaría que el diputado Elenes adornara su cartera también con una foto en miniatura del gobernador. Cuando haya concluido su paso por el congreso, estoy seguro, tendrá muchas y muy divertidas historias que contar en el “Bar don Toño” –cantina que han puesto de moda Héctor Gamboa y Bernardo Macías y al que no pierdo las esperanzas de pronto poder visitar-.
El resto de legisladores, sinceramente, pasan desapercibidos. Sabemos que los diputados priístas son mayoría porque aplastan siempre en la votación a la hora de defender los intereses de su patrón –que es el gobernador, no el pueblo, como debiera-, pero sus nombres son realmente irrelevantes. Solo abordan la tribuna cuando los asesores del congreso les arman algún documento que pasan a mal leer, sin tener conciencia de aquello de lo que hablan, sólo por consigna más no por convicción.
Se cuecen aparte la diputada Sofía Bautista y Jassive Durán.La primera ha tenido un desempeño más decente y quien mayores tablas políticas ha demostrado de su grupo parlamentario. Su trabajo no ha sido deslumbrante, pero frente a ella, sus compañeros del PRI palidecen totalmente. Y la segunda, la diputada Jassive, pese a siempre defender a ultranza los intereses del gobernador Sandoval, es de agradecer comportamiento siempre moderado, su amable tono de voz y la calidez de su sonrisa, mismos que hacen que a uno se le olvide que pertenece a la bancada en la actual legislatura, misma que parece la materialización de aquella sentencia de Rigoberto Ochoa sobre los legisladores nayaritas.
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