¿Argumentos infantiles los de Morena?

Un Constituyente controlado y manipulado por la derecha, es decir, por el fascismo, no es Constituyente, más bien, sería un contraconstituyente. Es el golpe que está en marcha en la ciudad de México, luego de la aprobación por el parlamento mexicano, de la reforma que culminará con la Constitución Política de esa entidad de la República, capital del país.

¿Por qué se decide ahora y no se había hecho antes?

Por una razón que cualesquiera puede entender. Se trata de evitar, a toda costa y a como dé lugar, que López Obrador sea Presidente de la República en el 2018 y, que, la organización política que él encabeza, no gobierne la gran ciudad, dónde, por cierto, debemos enfatizar, MORENA, ocupa el primer lugar como fuerza de masas, expresada en la reciente elección de junio pasado.

¿Está fuera de la realidad o es una exageración el concepto fascismo usado en este comentario y aplicado al sistema gobernante del país, en general, y, al caso del Constituyente para la Constitución Política en el DF, en particular? Sostengo que no. Es absolutamente cierto que en México se practican y ejecutan formas y hechos del fascismo.

Para muestras, lo siguiente:

¿No es fascismo la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, cuyo crimen conmocionó al mundo entero y qué es una muestra de la política represora general del gobierno de la República?

¿No es fascismo la entrega del petróleo mexicano al capital foráneo violando la legalidad del país?

¿No es fascismo que más de la mitad de la tierra nacional dónde se ubican los yacimientos de oro, plata y otros minerales, se hayan vendido a empresas trasnacionales?

¿No es fascismo que las playas y las costas mexicanas se hayan vendido a los extranjeros y, lo mismo pase, con las fronteras con Estados Unidos de Norteamérica?

¿No es fascismo la contrarreforma laboral y educativa operadas por la Presidencia de la República, para lo cual, usa la fuerza para someter violentamente a los trabajadores?

¿No es fascismo echar a la calle de la noche a la mañana a 44 mil obreros electricistas y extinguir la Compañía Luz y Fuerza del Centro que iluminó durante cien años a la ciudad más grande del mundo y tantas glorias nos dio a los mexicanos con su operador el glorioso y mil veces heroico Sindicato Mexicano de Electricistas, el invencible, infinito y venerado SME?

¿No es fascismo los 150 mil muertos en una guerra absurda patrocinada por las altas esferas del Estado mexicano?

¿No es fascismo acaso, la cabalgata de Layín con el aderezo del “taquito, traguito y ruidito”, la carta moderna del régimen neoliberal, que tiene, como los demás aspirantes, incluyendo a aquellos que promueve la alianza PAN-PRD, el propósito de evitar la llegada de la izquierda nayarita al Gobierno del Estado y no continúe la obra alumbrada por Alejandro Gascón Mercado, lo que será imposible por ser ésta ya inmortal y eterna, algo similar a las hordas hitlerianas qué se propusieron exterminar el régimen que se fincaba en el poder de los trabajadores, sin lograrlo ?

En el caso que nos ocupa del tema Constituyente para la Constitución del DF:

¿No es fascismo la presencia autoritaria del ya muy cuestionado Presidente de la República para la integración de los legisladores que armarán la Carta máxima de la capital del país y excluyendo, del todo por el todo, a la fuerza política más importante de la gran ciudad, como lo es MORENA, vanguardizada por el personaje que está en la ruta de convertirse en el próximo Jefe de la Nación, así como desconocer esencialmente a los ciudadanos de la capital, mismos que, en un Constituyente Democrático, son, quienes deben decidir?

Un Constituyente se integra en el tiempo que una comunidad tiene las condiciones históricas para lograr un salto en su desarrollo, tal y como ocurrió en 1857 y 1917, es decir, en una revolución.

Una revolución es cuando una clase social más avanzada, desplaza a la que detenta el poder, para imponer nuevas estructuras socio-económico-políticas que representen un salto cualitativo, a favor de la población.

Un constituyente, es para impulsar una revolución. Dicho de algún modo, en el DF, es para promover la contrarevolución ante los cambios democráticos iniciados por el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas al ser el primer Jefe de Gobierno de la ciudad más grande del mundo. Sería, tal cual lo está siendo ya, un fenómeno excepcional, en la historia de México. Con esta reforma, no se trata de cambios democráticos y progresistas, más bien, son actos hacia la reversa, es decir, lo aprobado por senadores y diputados, es una contrareforma.

La pretensión de la tripla, PRI-PAN-PRD, con dicho acuerdo legislativo y parlamentario, es impedir el arribo de MORENA al gobierno de nuestra capital, la capital mexicana.

Insistiendo: aquí no habrá un avance, sino un retroceso. De lo que se trata, además de lo local, de acuerdo a la estrategia trazada por la derecha golpista fascista, es maniobrar para que, también, desde la ciudad de México, se obstaculice la llegada al poder de la República, del dirigente político con mayores posibilidades, mismo que, llevando el timón de la nación, promoverá cambios progresivos y progresistas en la vida del país, los cuales, son una imperiosa necesidad.

No son, por tanto, infantiles los argumentos de MORENA, como se sostiene, en el debate registrado en el Poder Legislativo Federal, al abordarse el tema Constituyente para la Constitución Política del Distrito Federal.

Los de este partido, que alcanzó su registro recientemente, son argumentos precisos que defienden el interés histórico, para hoy y mañana, tanto de la capital del país como de la inmensa República Mexicana.

Más bien, la postura del PRD, expresada, en este caso, a través de uno  de sus legisladores (el cual, por cierto, no es nayarita, sino sinaloense), no es de traición, sino, de esquirolaje y lacayuno, tal y como es ya, por doquier, su práctica política.