Tepic, Nayarit, viernes 19 de abril de 2024

La cultura de la violencia

Francisco Cruz Angulo

08 de octubre de 2015

Se incrementa en nuestra Entidad los casos de violencia en los centros de educación básica ante el poco interés que muestran las autoridades educativas.

Señalaré dos casos concretos ocurridos en la escuela primaria Ford Núm. 147 Emilio M. González Parra localizada en el fraccionamiento “Jardines de Matatipac” Xalisco, Nayarit.

El primer caso de violencia fue hace 15 días cuando un niño de quinto año vecino de la colonia Andareñas sacó de su mochila una navaja de las denominadas 007 y con ella amenazó a varios niños y niñas con “sacarles las tripas” lo que provocó el pánico y llanto de los menores. Luego que fue llamado por el director de la escuela el niño  tirando el arma punzocortante a la calle se ufanó ante sus  condiscípulos diciéndole que al fin y al cabo su papá tenía en un cajón de su casa muchas navajas. Ese niño fue expulsado de la escuela.

El otro caso lo narró la tesorera del comité de padres de familia quien dijo estar preocupada porque hace unos días varios menores de edad que cursan el sexto año durante el recreo mientras jugaban a los sicarios, este juego de violencia culminó cuando uno de los niños fue amarrado a un árbol y luego tapado la boca con cinta canela y ya inmovilizado lo empezaron a golpear dizque para que confesara.

Luego de enterarse del caso las autoridades del plantel sancionaron a los menores mientras que al que se ostentaba como jefe de la pandilla igualmente fue expulsado.

Estas mismas acciones de violencia en las escuelas ocurren en otros municipios. Lo que pasa es que no son denunciadas.

Lo más probable es que las autoridades educativas del Estado no se enteren de esos sucesos o de plano se hagan de oídos sordos.

Ante estos hechos de violencia escolar los consejos de participación social integrado por director, profesores y padres de familia deben de ser capacitados de cómo enfrentar con medidas preventivas ese problema originado desde el seno familiar y de su entorno comunitario.

La expulsión de niños violentos no resuelve el problema de fondo.

La primera acción preventiva es implementar con todo rigor el programa “mochila segura” a efecto que se evite la introducción de objetos que pongan en riesgo la salud y la seguridad de la comunidad estudiantil.

La otra medida preventiva es el rol que deben desempeñar los profesores, es decir, no solo enseñar sino la de orientar lo que es ejercer la violencia emulando a los criminales y de lo que perjudica  su desarrollo físico y emocional.

De igual forma el rol de los padres del menor es de gran importancia pues muchos de ellos creen que su papel es simplemente dejarlos a la puerta de la escuela y que son los maestros los que asuman esa responsabilidad.

Si los padres de familia no se involucran activamente en la educación de sus hijos cualquier medida preventiva que se tome en la escuela será inútil.

Como lo señalaba el ilustre pedagogo brasileño Paulo Freire “No hay niños problema; hay padres problema”.

Volviendo a la seguridad de los niños en las escuelas ¿En dónde quedó el rol de los prefectos quienes son los que vigilan cotidianamente la conducta de los niños en horas de recreo o cuidar que ninguno de ellos esté fuera del salón de clases?

Pareciera que los supervisores de zona y los prefectos, si es     que los hay, parece que se han burocratizado ante la complacencia de sus jefes.

De continuar este estado de cosas la Reforma Educativa quedará en el papel…

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