El Papa Francisco en Cuba

Surge una pregunta: ¿Qué quiere el Vaticano de Cuba? Tras esta interrogante surgen otras: ¿Qué quiere el Vaticano en Latinoamérica? Y ¿Qué quiere el Papa Francisco en EE.UU? Las respuestas no son obvias, aunque si se prestan para la especulación y hasta para la catequización.

Si partimos del hecho incontrovertible de que la moralidad tanto subjetiva como objetiva, esto es, tanto del individuo como de la sociedad es el producto de las condiciones socio-históricas de vida de los humanos, entonces percibimos de manera natural su dinamismo en tanto que sus condiciones de existencia son cambiantes. Empero la moralidad del individuo y de la sociedad no puede existir al margen de Instituciones. En este sentido dentro de las Instituciones encargadas de la moralidad se encuentra el Vaticano. Pero todas estas Instituciones no pueden permanecer impermeables a las contradicciones y a los conflictos sociales, y menos aún  a aquellos generados por el capitalismo contemporáneo en tanto el Capital ha dominado al planeta. La renuncia del Papa Benedicto XVI y la elección del Papa Francisco son la expresión por una parte de la permeabilidad del Vaticano a los problemas mundanos y, por la otra, de por lo menos el intento de adecuación de la Institución a las actuales condiciones de vida de los humanos. Ninguna Institución ha escapado al impacto de tales contradicciones ni a las infiltraciones de los conflictos sociales.

Los problemas del homosexualismo dentro del Vaticano son resultado de las políticas antinaturales aplicadas a los aspirantes primero y profesionales después, del servicio religioso, ya sean hombres o mujeres. Y la pedofilia es una consecuencia de la homosexualidad generada en los claustros. Pero ese fenómeno no es exclusivo del Vaticano, es una manifestación de la descomposición social de los valores humanos. Por otra parte el culto al Neoliberalismo en tanto es política pública orientada a desmantelar todo vestigio del Estado-Bienhechor, también atrapó al Vaticano y lo llevó no solo a alejarse de los pobres sino a enfrentarse a estos por servir al capital. Hoy el Papa Francisco habla de una política compensatoria dentro del capitalismo. Por eso nada tiene de extraño que hoy el Vaticano se pretenda transformar en una Institución para los pobres cuando en el mundo la casi mitad de sus habitantes están de alguna forma en situación de pobreza material, porque definitivamente la enorme mayoría de ellos están sumidos en la pobreza espiritual. Y un tema no menos importante que también ha permeado en el Vaticano es el de la violencia. Se entiende por violencia la inobservancia de cierto orden preestablecido. De allí que la corrupción sea propulsora de la violencia. Pero también el desapego a los votos de castidad de los clérigos y religiosas es otra manifestación de la violencia. Ya no se digan los movimientos de insurgencia promovidos por algunos religiosos y religiosas. Recuerdo el movimiento de la Teología de la Liberación que pretendía construir un paraíso terrenal antes del paraíso celestial. Sin embargo, el Vaticano en tanto es producto social del capitalismo contemporáneo no pretende conducir a los pobres a construir una sociedad distinta de la capitalista. Antes bien, pretende liderar a esa gran masa de asalariados y desempleados radicalizados para impedir que violenten el orden social del capitalismo mundial. Por eso se habla de un capitalismo humanista. De allí que la presencia del Papa Francisco en Cuba y otros países del mundo tenemos que verla dentro de ese objetivo fundamental. En fin.