Alejandro Gascón Mercado
Miguel González Ibarra
21 de septiembre de 2015
Alejandro Gascón Mercado, el mejor alcalde de la historia. El alcalde mayor del país; el más grande; el más gigantesco; desde que Hernán Cortés instaló la vida municipal mexicana. Cinco siglos, siendo el número uno. Nadie lo ha superado. Quién lo emule, será porque dio y dará continuidad a su singular, pero necesaria, obra nacional, científicamente, comprobada y cierta.
Es incuestionable: El pueblo mexicano está listo para la democracia. Cualquier rincón de la patria está listo para la democracia. Tres años bastaron para demostrar el rumbo correcto de México. De 1973 a 1975. Fue en Tepic, en el vecino Estado de Nayarit. Por primera vez, los socialistas gobernaban una capital. Cuando el PRI era todo: federación, estado, municipio, ejido, sindicato, cooperativa; metido en la cocina y recamaras de cada hogar.
La insólita victoria sorprendió. Se registra en el marco del gobierno popular de Allende en Chile. Este proceso, fue el segundo, once años después, luego de la victoria cubana el 1 de enero de 1959, inicio de la independencia definitiva de nuestra América.
El alcalde socialista no se anduvo por las ramas, ni con medias tintas ni medias tasas. A todo aquel que llegaba y, sorprendido, preguntaba cómo le hizo para ganar, en un ambiente general completamente adverso, él, sin tapujos, respondía:
---Este gobierno lo conquistó Fidel Castro y Salvador Allende.
De todo el país llegaban. De diversas partes del mundo, también. Los visitantes, concluían, que aquel gobierno eran los soviets de Lenin, en la URSS, y los CDR de Fidel, en la heroica Cuba. De ese tamaño era el salto, generado por este impresionante suceso, acaecido en la capital nayarita, inspirado, ideológica y políticamente, en los obreros de Bellavista, lanzados a huelga en 1905, antes de Cananea y Río Blanco, cuna de la Revolución villista y zapatista.
Se trató del Poder Popular, instaurado en Tepic, un puntito de la muy ancha República Mexicana, que dio luz y esperanza al proletariado nacional.
Todo Tepic se sembró de Comités del Pueblo. En cada rincón del municipio sede de los poderes estatales, se armó un eslabón del Poder Popular, con esta denominación. Forma y contenido, jamás, nunca vista, en la historia de Tepic, del estado y de este país. ¡Gran novedad!
Los Comités del Pueblo fueron la expresión que los trabajadores gobernaban y, ya, no, la pandilla burguesa burocrática parasitaria. En la toma de posesión se vieron las manos callosas de obreros y campesinos, ya no los catrines, con las bolsas llenas de dinero mal habido, tampoco las damas ridículamente encopetadas y miserablemente ataviadas con lujosas y muy costosas joyas.
Los Comités del Pueblo fueron la expresión más importante de la obra política de aquel gobierno. La obra política generó obra pública. Ésta, es la síntesis de la estrategia de aquel gobierno, guiado por las tesis de la Democracia del Pueblo.
Nunca en Tepic, hubo tanta obra pública como en el XXVI Ayuntamiento conducido por las ideas del socialismo. Los Comités del Pueblo hicieron escuelas, barrieron calles y plazas, empedraron y arreglaron todas las avenidas, accesos y salidas de la ciudad y comunidades, logrando hacerlo en centenares de kilómetros; fue verdaderamente hermoso, hasta un espectáculo para el turismo, ver a miles de seres humanos, en trabajo voluntario, remodelando el paseo de La Loma, pulmón de nuestra ciudad y orgullo de los tepicenses, así como todos los parques de la municipalidad.
Alejandro demostró que es fácil, muy fácil gobernar, cuando se le entrega el poder al pueblo, cuando el pueblo gobierna.
Y, algo nunca visto: El alcalde, escoba en mano, barriendo calles, avenidas, plazas y mercados; la increíble e impactante imagen, corrió a gran velocidad, desde Mérida hasta el Río Bravo. El mensaje iba más allá de recoger la basura material y orgánica.
Informes mensuales del alcalde, que se definen como la universidad de las grandes masas, no sólo tepicenses, sino nayaritas. Es el tramo de más cultura política entre los habitantes de esta localidad, gracias a que el gobernante decidió informar cada mes, en la plaza, públicamente.
Promoción de una Economía Social, en el marco de la Constitución del país, generadora de empleo y escudo y freno para la carestía de la vida.
Comandos de Vigilancia, bajando a cero la inseguridad en la zona; eran el pueblo organizado, vigilándose a sí mismo; éstos hombres del pueblo, armados, eran adorados por hombres y mujeres; el pueblo les daba agua para beber, comida, gasolina y…..muchos aplausos. Nunca hubo tanta tranquilidad, como entonces.
Los buenos ejemplos corren a una velocidad vertiginosa. La alta y elevada moral se impone. Aquella práctica, siendo bandera nacional, la del Municipio Libre, levantada por las multitudes tepicenses, emanada de la teoría heribertojariana y el Constituyente de Querétaro, fue un hecho que se regó y se supo en todo el país y en no pocas regiones del globo.
En la Reunión de Alcaldes, que congregó a gobernantes de tres continentes, celebrada en la hermosa Guadalajara, todos los líderes, incluyendo al Regente de la ciudad de México, esperaban la opinión del Presidente Municipal de Tepic, cuyo papel dirigente, esa ocasión, trascendió más allá de las fronteras nayaritas, nacionales y de América Latina. Alejandro demostró, entonces, sus cualidades de gran conductor universal, por la democracia y la transformación revolucionaria de la sociedad, al nivel, hay que decirlo, sin exagerar, con la mayor responsabilidad y objetividad, de Fidel Castro, Salvador Allende y Hugo Chávez.
Los gringos se apresuraron a cortarle las alas. Primero fue Allende, aquel infausto 11 de Septiembre de 1973. Después Alejandro Gascón, el domingo 9 de Noviembre de 1975. Chile y Nayarit fueron parte de una sola estrategia imperial. Los votos del pueblo nayarita, arrojados por los golpistas en arroyos o ríos, y quemados en basureros, o aparecidos en veredas y baldíos, fueron lo mismo y equivalentes a las bombas lanzadas por Pinochet, cumpliendo la consigna yanqui, caídas sobre el Palacio Presidencial de “La Moneda”, en Santiago, la capital.
Los fascistas calcularon mal. Su brutal y criminal ignorancia, no los hizo recapacitar, que los pueblos chileno y nayarita, son inmortales, eternos e invencibles. Han pasado más de cuatro décadas y los pueblos chileno y nayarita ---protagonistas de su historia, tal y como son todos los pueblos de la tierra--- están enteros, listos, intactos, completos, luchando, construyendo heroicamente su luminoso porvenir.
Pinochet y Flores Curiel, se fueron derechito y sin tocar baranda al infierno. Alejandro Gascón y Salvador Allende, se ganaron el cielo, están gobernando y conduciendo el timón, desde allá. América Latina es otra. Ya no es el patio trasero de los yanquis.
Los dos, fueron hermanos. Las ideas los unió. Carlos Marx fundió a Allende con Alejandro. Es la explicación, el por qué, cuando el alcalde socialista protagonizó, la noche de un 15 de Septiembre, el Grito de Independencia en territorio norteamericano, en las entrañas del imperio, tres veces repitió ¡VIVA ALLENDE!, refiriéndose total y absolutamente, al COMPAÑERO PRESIDENTE, que había entregado su vida empuñando un fusil, defendiendo el mandato que el pueblo le había dado, que era, para ser más exactos y contundentes, la causa por construir la patria de los trabajadores en Chile, por tanto, la elevada y superior causa por construir la inexorable patria de los trabajadores en América Latina y el mundo.
Por cierto, es oportuno recordar: en el instante que Alejandro cruzó la línea que divide a México con el país del norte, se enteró, con sus propios ojos, y testificando él mismo, que estaba registrado en la sección, muy especial, del libro negro de la CIA, presagiando tal verificación, que el siguiente, en la mira del imperio, era el proceso popular arrancado por las grandes masas tepicenses, como así ocurrió, meses después, con el golpe fascista, en todo Nayarit, del ya comentado, domingo 9 de noviembre de 1975, paradójicamente, incubándose la revolución por la nueva democracia que, paso a paso, se construye en la tierra de Hidalgo, Villa y Cárdenas.
Este comentario, basta para decir, sin temor a equivocarnos, que el camino de América Latina, donde se encuentra la República Mexicana, el Estado de Jalisco, Nayarit, pero, añadiendo y considerando todos los rincones de los cinco continentes ---porque la vida del hombre y los pueblos, en y de, la tierra, pasa por las mismas etapas del desarrollo y el devenir histórico--- es el camino que trazó, en teoría y en los hechos, ese gran mexicano, ese gran nayarita, ese gran hombre de talla universal, que lleva por nombre ALEJANDRO GASCÓN MERCADO, el mejor y más grande orador de masas que registra la bitácora de la historia nacional, con su inmortal y siempre vivo, ZÓCALO ROJO de testigo y botón de muestra.
¡VIVA ALEJANDRO GASCÓN MERCADO!
¡EL CAMINO ESTÁ A LA IZQUIERDA, CIERTAMENTE!
*Discurso pronunciado por Miguel González Ibarra, el 20 de Septiembre de 2015, en la ciudad de Guadalajara.
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