Faltos de sentido común
Octavio Camelo Romero
07 de septiembre de 2015
Con el desarrollo del capitalismo surge la necesidad histórica de comprenderlo, de interpretarlo y de clasificarlo o estratificarlo bien sea para impulsarlo, o bien para luchar en contra de él. Los revolucionarios debieran estar preocupados por el marco teórico-conceptual para semejante tarea; sin embargo parece que se tiene un desinterés por la teoría; este abandono científico de la economía llevado a los izquierdosos a una práctica política colaboracionista con el capitalismo contemporáneo y a los otros, al diseño de políticas públicas obstructoras del desarrollo capitalista.
Con un falso cientificismo se ha desdeñado la teoría de Marx para no decir marxista, como marco teórico referencial para estudiar la fase actual del desarrollo capitalista, que por su forma se ha definido como “globalización del capital”. Cabe mencionar que algunas temáticas sociales contemporáneas no fueron desarrolladas por el autor de El Capital por la limitación de su corta vida; evidentemente no pudo analizar las fases del desarrollo del capitalismo de los siglos XX y XXI. En cuanto al siglo pasado, no podemos ignorar los aportes al marxismo que hizo el italiano Antonio Gramsci y que resultan relevantes para la interpretación del capitalismo global.
Marx en sus manuscritos de 1844 que hoy conocemos como Manuscritos Económicos y Filosóficos de 1844” aborda el tema de la enajenación. Este tema fue telón de fondo de toda la obra de los autores del Manifiesto Comunista. Sin embargo en la primera cuarta parte del siglo pasado esta temática fue retomada por Antonio Gramsci con la denominación de Hegemonía Ideológica del hegemónico Bloque Histórico. A partir de este desarrollo de la teoría de Marx no faltaron los supuestos científicos sociales que con tal de acabar a los creadores del Socialismo Científico enaltecieron la figura del italiano y enterraron la de los autores del Manifiesto Comunista. Empero, al paso del tiempo hemos de volver a esta discusión con el fin utilitario de tener una teoría que nos sirva de marco de referencia para entender, para interpretar, para comprender a la actual fase de desarrollo del capitalismo, al capitalismo global.
Sin embargo, no se ocupa de gran estructuración teórica cuando apelamos al sentido común para explicarnos lo que está pasando o pasará en la economía mexicana. La gran masa de consumidores somos los trabajadores de éste y de los países extranjeros. Si se nos limita el ingreso o el salario bien sea por efecto de las políticas públicas o bien por la quiebra de las empresas, entonces se limitará la capacidad de compra y por lo tanto, se restringirá el consumo de bienes y servicios. Si los comerciantes no venden, sus almacenes quedarán con mercancías que no tuvieron la dicha de ser vendidas. Y por lo tanto en el mejor de los casos, restringirán sus pedidos a los productores; puede suceder que algunos comerciantes quiebren en sus negocios. Con los productores habrá también un excedente que no absorbió el mercado. Y se presenta el fenómenos que llamamos de sobreacumulación, o sea de la existencia de capital ocioso en cualquiera de sus formas, bien sea como mercancías no vendidas, como capacidad productiva no utilizada, como dinero atesorado no productivo, etc. Un buen ejemplo de esto es China, que siendo país productor para los mercados de EEUU, UE y Japón, al no comprarle estas naciones su producción la han llevado a una crisis de repercusiones planetarias.
Si no fuera por la política mexicana anunciada con bombo y platillo no nos inmutaríamos. Se dice que se reducirá más el gasto público en 2116. Esto restringirá más el consumo nacional y a la vez, paralizará la `producción nacional. Quienes afirman tal medida evidencian que están faltos de sentido común y que pueden llevar al país a una parálisis nacional. Es grave lo que desde palacio nacional se dice y más grave que los partidos de la llamada izquierda y centro-izquierda no asuman su responsabilidad histórica. Por ello este asunto es de suma preocupación. En fin.
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