El ritualismo priísta
Francisco Cruz Angulo
07 de agosto de 2015
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) aprendió bien de sus errores del pasado cuando abrió sus candidaturas a los puestos de elección popular y de su dirigencia nacional o estatal a consulta abierta a militantes y simpatizantes. Fue un total desastre porque aparecen en el escenario las ambiciones personales en cada uno de los sectores del partido en el que irrumpen las viejas prácticas clientelares que son innatas en la naturaleza de ese partido. Tan le funcionó que durante décadas gobernó como partido único.
En la competencia interna por la candidatura presidencial en el 2000 y 2006 quiso romper esta regla y el PRI perdió las elecciones ante los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón.
Desdeñada la democracia interna mediante un acuerdo de las cúpulas priístas se impuso un candidato de unidad a la presidencia de la república en el 2012 encabezado por el mexiquense Enrique Peña Nieto y éste recuperó la silla presidencial.
Esta misma practica de competir con candidatos de unidad y con un aliado satélite como lo es el PVEM rindió buenos frutos electorales en la pasada contienda federal del 2015 al lograr la mayoría simple en la Cámara baja del Congreso de la Unión cuya estratégica posición será determinante para la aprobación de la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos del 2016 y de la implementación de todas las leyes secundarias de las reformas estructurales que hoy están siendo negociadas en comisiones.
Dado la beligerancia que asumirán los nuevos dirigentes del PAN, PRD y MORENA ante la impopular política presidencial no ocuparán los votos de la oposición para aprobar las nuevas leyes complementarias de las reformas.
En esta línea no fue nada extraño que el consejo político nacional en su asamblea extraordinaria del pasado miércoles aprobara por unanimidad la fórmula de unidad encabezada por el diputado sonorense, Manlio Fabio Beltrones.
Si bien no pertenece al círculo cercano del presidente Peña Nieto, el actual coordinador de la banca priísta en la cámara de diputados es uno de los cuadros priístas más talentosos de ese partido. En su larga trayectoria política se distinguió el haber sido uno de los principales artífices del Pacto por México aprobado durante el primer año del gobierno de Peña Nieto por los líderes nacionales del PAN, PRD y PVEM. Su inteligente interlocución y capacidad de negociación en el Congreso de la Unión hizo posible que fueran aprobadas reformas constitucionales que en el pasado eran tabú para el sector empresarial y público como lo fueron la reforma Energética, la de Telecomunicaciones y la de Educación porque implicaba enfrentarse a los poderosos monopolios en telecomunicaciones; a los nefastos cacicazgos sindicales y a mitos anacrónicos del nacionalismo revolucionario que impedía a Pemex y a la CFE desarrollarse y modernizarse como empresas productivas y rentables. Quizá algunas de estas reformas estructurales no den frutos a la mayoría de los mexicanos a corto y mediano plazo dado el adverso panorama de la economía mundial, pero se están sentando las bases institucionales para que dichas reformas impacten positivamente en el futuro en el desarrollo económico y social de la nación.
Otra de las medallas del diputado Beltrones que fueron consideradas para postularlo como candidato único al liderazgo nacional del PRI es su audaz talento para construir acuerdos con todos los partidos de oposición. Esta cualidad la desempeñó muy bien cuando fue subsecretario de gobernación.
Ya ungido como líder nacional del tricolor posee la suficiente experiencia para enfrentar a varios de los retos más importantes que tiene su partido, entre otros, detener la consistente caída en votación de esa institución política. En los últimos comicios federales apenas alcanzó el 30% de la elección total. Si no fuera porque se infló artificialmente a su aliado satélite el PVEM no tendría hoy el control de la Cámara de Diputados.
¿El diputado Beltrones será capaz de poner fin a los gobiernos corruptos del PRI que es el origen de sus derrotas electorales en estados estratégicos en el país; o poner orden en el desastroso trabajo político electoral en que incurren más de una decena de comités directivos estatales a consecuencia de sus pleitos entre sus corrientes internas? Eso lo veremos en las elecciones del 2016 en donde estará en disputa 12 gubernaturas, diputados locales y presidentes municipales. Una vez más el ritual tradicional del PRI funcionó…
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