La neoliberización en México
Octavio Camelo Romero
05 de agosto de 2015
Cuánta razón tuvo Don José López Portillo al decirnos que él era el último presidente de la Revolución Mexicana. Y cuánta decepción debió de haber sentido cuando el PRI nombra a Miguel de la Madrid como su candidato presidencial. Su desesperanza lo llevó hasta emitir de sus ojos algunas lágrimas por “defender como un perro el peso” mexicano. De la Madrid era un político desvinculado de la tradición política del viejo PRI y a su vez era un elemento de la clase capitalista nacional vinculada a los intereses extranjeros. Por eso el FMI, el Banco Mundial y el Departamento del Tesoro norteamericano no tuvieron ninguna resistencia en sus recomendaciones. Sus sugerencias se constituyeron en leyes y en políticas pública. La austeridad presupuestaria, la privatización de las empresas públicas, la reorganización del sistema financiero acorte a los intereses extranjeros, la apertura de todos los mercados al capital extranjero, la disminución o supresión de las barreras arancelarias y la creación de mercados laborales ba ratos y flexibles fueron algunos de los objetivos planteados al Estado de la Revolución Mexicana. Por eso desde el gobierno de Miguel de la Madrid hasta el actual de Enrique Peña Nieto se dedicaron a desmantelar primero al viejo Estado y a construir en su lugar el Estado Neoliberal Mexicano. En esa perspectiva México se abrió al capitalismo global integrándose al GATT y asumiendo políticas de austeridad presupuestaria en el periodo presidencial de Don Miguel. Las consecuencias no se hicieron esperar, cayeron la renta per cápita, los salarios reales, el gasto estatal en bienes públicos, los subsidios, la calidad educativa y la asistencia sanitaria. Pero a su vez, subió la inflación. La vida democrática se canceló de hecho y en las elecciones presidenciales de 1988 no se reconoce el triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas y se impone a Carlos Salinas de Gortari. Sin embargo previo al proceso electoral ya se había pensado en la privatización de las empresas estatales como un mecanismo para solventar la deuda pública. Em pero esa decisión implicaba por un lado la reestructuración de las relaciones laborales y por otro, la apertura al capital extranjero. Las contradicciones sociales se agudizaron tanto que incluso el sector obrero organizado en la CTM tuvo que enfrentar y afrontar los descontentos de sus agremiados. La respuesta del naciente Estado Neoliberal fue de represión, e incluso tras la toma del Poder Político del presidente Salinas se uso al ejército mexicano como instrumento represor contra los trabajadores. El programa de gobierno salinista en muy poco se diferenciaba del programa neoliberal. México habría de par en par sus puertas a la competencia internacional y a la Inversión Extranjera Directa, la producción en maquilas se expandió a todo lo largo de la frontera mexicana, se constituyó el TLCAN, se aceleró el proceso de privatización de las empresas estatales, los bancos fueron reprivatizados, se despoja a los campesinos de sus tierras mediante el PROCEDE, se abren las fronteras para la importación de granos nor teamericanos y se convierte al país en mercado estratégico de EEUU. La gente del campo o de las zonas rurales emigra a las ciudades y como un mecanismo para no morirse de hambre se integra en la economía informal. En 1995 ya en el periodo presidencial de Ernesto Zedillo Ponce de León se desencadena la crisis “tequila” provocada por la elevación de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal norteamericana. Previamente México había recurrido a emitir deuda pública en dólares. Así que con el nuevo tipo de interés por un lado salen capitales del país y por el otro, aumenta la presión para la devaluación del peso mexicano y la dificultad para pagar los dólares de los bonos de deuda. Ante la situación de insolvencia, el presidente norteamericano Clinton hizo uso de sus facultades y reunió un paquete de 47,500 millones de dólares que prestó al Estado Neoliberal Mexicano. Con la devaluación del peso mexicano los empresarios estadounidenses y canadienses podían comprar con sus dólares toda la economía productiva del país. Como de hecho sucedió. Al presidente Enrique Peña Nieto prácticamente le toca culminar el proceso de adecuación normativa con sus famosas Reformas Estructurales. Y en su elección se vio nuevamente la clausura de la vía democrática para acceder a la presidencia de la República al desconocer el triunfo de Andrés Manuel López Obrador y la imposición del presidente Peña. En fin.
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