El neoliberalismo mexicano

Debemos de entender que la sobreacumulación del capital de los países desarrollados ha sido y es la fuerza motriz de la búsqueda y adecuación de espacios territoriales para la realización de inversiones de capital rentables. Ya hemos mencionado con anterioridad que por “sobreacumulación” se entiende el exceso de capital que no tiene la posibilidad de invertirse rentablemente. Y en este rubro caben las tecnologías que no funcionan a toda su capacidad, las mercancías que no encuentran en el mercado su realización de valor, y dentro de estas, la mercancía fuerza de trabajo que no haya comprador, así como el dinero atesorado que no fluye en inversiones rentables en cualquiera de los plazos, corto, mediano o largo, etc. Pues bien, esa situación en los países desarrollados se traduce en una serie de modificaciones en los países menos desarrollados o atrasados para generar las condiciones de una efectiva reproducción ampliada del capital en esos territorios o zonas geográficas seleccionadas. Y dentro de esos territorios se encontró el correspondiente a la República Mexicana.

Desde el año de 1929 hasta el 2000 el gobierno de la República estuvo en manos del PRI. Del 2000 al 2012 en manos del PAN y en el 2012 nuevamente vuelve a manos del PRI. En las décadas de 1960 y 1970 la sobreacumulación de capital de los países desarrollados ya exigía la dominación político-económica de regiones geográficas atrasadas o menos desarrolladas para realizar inversiones rentables de ese capital ocioso. Los gobiernos priistas de la postguerra se habían dedicado a la sustitución de importación, al comercio exterior con EEUU y a la conformación de un sector económico-estatal. A pesar del desarrollo económico relativamente fuerte en las décadas de 1950 y 1960, la distribución de la riqueza no se había reflejado conforme el crecimiento. En 1965 se había iniciado la entrada del capital extranjero al país bajo los programas de maquilas que permitían a las empresas norteamericanas utilizar las regiones fronterizas de México para su producción con bajos costos. El costo político de la represión al movimiento estudiantil mexicano de 1968 fue alto y en la década de 1970 los organismos empresariales reforzaron su posición de independientes e intensificaron sus vínculos con el capital extranjero. En la década de 1970 hubo una crisis del capitalismo global y muchas empresas se vieron debilitadas en su situación económica. El gobierno priista entró a su rescate incorporándolas al sector estatal para contener el desempleo. De pronto se vio duplicado el número de empresas estatales así como el de sus empleados. Para hacerle frente a ese gasto extraordinario el Estado recurrió al endeudamiento. Para los bancos norteamericanos saturados de petrodólares se presentaba una situación de privilegio el otorgar dinero prestado a México. Y así la deuda externa creció de 1972 a 1982 de 6,800 millones de dólares a 58,000 millones. En EEUU elevaron la tasa de interés y consecuentemente se presentó una recesión económica. La consecuencia inmediata fue una reducción de la demanda de los productos mexicanos y además una baja en el precio del petróleo. Esta situación hizo que los ingresos del Estado mexicano disminuyeran y los costes de la deuda se elevaran. Y en 1982 el país se declara en quiebra. Como una medida de emergencia el Presidente José López Portillo nacionaliza los bancos. En 1982 asume la presidencia de la República Miguel De la Madrid quien se vio obligado a ponerse del lado de los empresarios; él no estaba imbuido de la tradición política del PRI y mantenía estrechas relaciones con la clase capitalista y con los intereses extranjeros. Por eso no tuvo ninguna dificultad en acatar las recomendaciones del FMI, del Banco Mundial y del Departamento del Tesoro norteamericano. Y a partir de allí se vienen en cascada las modificaciones a nuestra legislación y la depauperación de los mexicanos para conformar un territorio susceptible de ser explotado por el capital ocioso fundamentalmente de Estados Unidos. En fin.