Tepic, Nayarit, martes 03 de diciembre de 2024

Consentimiento por la fuerza

Octavio Camelo Romero

31 de julio de 2015

Carlos Marx fue históricamente el primero en plantear que a cierto desarrollo de las fuerzas productivas corresponden determinadas formas de las relaciones de producción; y que las condiciones materiales de vida determinan la conciencia, tanto social como individual. Sin embargo la correspondencia entre los determinantes y los determinados en ambos casos no son relaciones mecanicistas, sino todo lo contrario, son relaciones dialécticas.

Las fuerzas productivas se desarrollan a tal grado de provocar una sobreacumulación tanto de capital como de fuerza de trabajo. Esta situación fuerza a que todo ese capital excedente en cualquiera de sus formas, encuentre dentro de la fuerza de trabajo excedente, a la mano de obra que le permita desarrollar el proceso de valorización del capital. Es merced a una situación como la descrita que en las décadas de los años 60 y 70 el capitalismo mundial inicia un proceso más de re-estructuración para superar las crisis que lo estaban aquejando. Empero la modificación de las formas en las relaciones de producción requerían del consentimiento de los individuos de la sociedad. Consentir el cambio de forma de relacionarme con mis compañeros de trabajo, con mis superiores en el trabajo, con la empresa que me contrata, con las autoridades civiles, militares, empresariales, etc., requiere mínimamente mi aprobación. Y ello implica una modificación en mi estructura mental y en mis valores. Pues bien, ese es el asunto central de la cuestión. ¿Cómo es que se logra que la población cambie su modo de Ser, su modo de Pensar, su modo de Actuar, etc.?

En las décadas de los 60-70 la sobreacumulación de capital trajo severas devaluaciones de los capitales en sus diversas manifestaciones de medios de producción, de mercancías y de dinero. Se requerían nuevos mercados para los excedentes de los países desarrollados. Se alzaba como una gran necesidad del capital la destrucción de las barreras políticas y la compactación o construcción de grandes extensiones geográficas a manera de regiones socioeconómicas. Y Latinoamérica indudablemente que se constituía en una de tales regiones. Pero había que convencer a la población de los cambios que se requerían para satisfacer una necesidad del capital. La psicología prestó su ayuda ofreciendo el conductismo como el método idóneo para obtener el consentimiento de los lugareños. Si te portas bien y haces lo que se te dice, te premiamos pero, si te portas mal y no haces lo que se te dice entonces te golpeamos o castigamos: este es el principio del conductismo político. Nada de métodos democráticos ni de construcción del sentido común como dijera Gramsci. Así fue como en Latinoamérica se cambiaron los gobiernos electos por gobiernos militares impuestos. Y militarizando la vida del país, el consentimiento se imponía por la fuerza más que conquistarlo por métodos persuasivos o democráticos. Se trataba de aceptar las nuevas condiciones del capitalismo, entre otras, las zonas del libre comercio, la libre circulación de los capitales, etc. Chile fue la experiencia más cruenta pero la más aleccionadora para los capitalistas.

Cuando los nuevos cambios toman forma en las políticas neoliberales de Margaret Thatcher, Ronald Reagan y Karol Wojtyla, el consentimiento de los pueblos se obtuvo por métodos violentos y represiones. En México con el presidente Felipe Calderón Hinojosa se militarizo la vida del país y con el presidente Enrique Peña Nieto se hicieron las Reformas Estructurales que requería el Capital Transnacional para su desarrollo pero se siguió con la vida militarizada y la represión como métodos para conseguir el consentimiento nacional. No se permitió el arribo al poder político ni del priista Luis Donaldo Colosio mucho menos de Cuauhtémoc Cárdenas o de Andrés Manuel López Obrador. Y si te opones a las Reformas Estructurales te quitan el registro si eres partido político registrado como le está sucediendo al PT o te mandan a la cárcel en el mejor de los casos si eres líder social. El consentimiento de la nación para que el capital satisfaga sus necesidades se saca por la fuerza de las armas. En fin.



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