Puede parecer una grosería, una majadería del tamaño del mundo, comparar a Alejandro Gascón Mercado con Antonio Echevarría Domínguez.
En términos morales y éticos, hasta históricos, no hay punto de comparación.
Este comentario se hace a partir de lo ideológico, lo práctico, lo político y lo programático, lo cual, indudablemente, se vincula a lo histórico.
Hacer un análisis, tanto coyuntural como estructural, partiendo de dos personajes, es un método adecuado, es un método científico. En este caso, ambos, nos ayudan a esclarecer el camino rumbo al 2017. Podríamos resumir: para el 2017 en Nayarit, hay dos caminos, el de Alejandro Gascón y el de Toño Echevarría. Así de concreto. Así de fácil.
Alejandro, fue Presidente Municipal, Toño, Gobernador.
El exalcalde de Tepic, instauró un gobierno inspirado en las tesis del Poder Popular, que lo convierten en el mejor gobernante, en estos niveles, de la historia nacional, desde que Hernán Cortés instaló la vida municipal mexicana en la
Villa Rica de la Veracruz. No hay más. Ni le busquen. La historia es implacable. Y, ésto, ya está valorado y perfectamente cuantificado y registrado en los anales de los hechos y el devenir mexicano.
El exgobernador de Nayarit, ejerció una administración sexenal, aplicando, exactamente, puntualmente, el ideario del Partido Republicano de los Estados Unidos, sin ambages ni cortapisas, asestándole, con ello, un duro golpe al desarrollo y evolución democrática de nuestro querido Estado.
Dos formas de gobernar, radicalmente opuestas, completamente distintas, con intereses en juego absolutamente antagónicos.
Una, la de Alejandro, al servicio de los intereses superiores del pueblo tepicense y nayarita, examinando correctamente el pasado, con una interpretación científica del presente y, mirando, siempre, en todo momento, hacia el porvenir, no sólo de nuestro entorno regional, sino de la humanidad entera.
La otra, la de Toño, la de la visión egoísta, individualista, corta, que todo lo mide en función de los centavos, del
dinero, de los pesos, entreguista, inmoral, creyendo la falacia que el capital es el que hace el trabajo, difundiendo esta filosofía entre las grandes masas, amellando la gran fuerza de la izquierda, pretendiendo exterminar esta corriente histórica por siempre y para siempre, lo cual, es imposible, como está ya más que comprobado.
Las dos visiones se encuentran hoy de cara al 2017, año en que se cambiarán los poderes públicos de Nayarit y que es una gran oportunidad que tenemos quienes aquí vivimos para rectificar el rumbo.
El jefe del grupo Álica, no quita el dedo del renglón. Ya fue derrotado. Con su gobierno no pudo acabar a la izquierda. Ahora, sigue. Tiene de aliados, al PAN, al PRI, a Polo, a Sandoval, a Veytia, a Ney, a Layín, a Liberato, a Águeda, a Naranjo, a González Barrios, al Pelón Hernández Escobedo. No podrán. Estoy seguro. El pueblo de Nayarit es mucha pieza.
Todos los mencionados, unidos, complotaron y operaron contra Castellón, en los pasados comicios federales, porque, de lo que se trataba, era frenar a la izquierda, es decir, que ésta, la izquierda, no ganara la diputación federal, personificada en Castellón. Hay que decirlo: en este caso, a Castellón, le faltó colmillo, o como dicen en mi pueblo “le faltó malicia”.
En esta justa, rumbo al 2017, Alejandro, el General Baca calderón y los obreros de Bellavista de 1905, saldrán victoriosos.
La derecha será derrotada. La izquierda ganará el gobierno y gobernará Nayarit para garantizar pan y sustento para todos los
habitantes de aquí.
Son los dos proyectos que siguen en juego, que están en la palestra rumbo al 2017, que ya está a la vuelta de la esquina y, cuya carrera, ha arrancado, a todo lo que da. Para simplificar, como ya lo apuntábamos, un proyecto está representado por Alejandro Gascón Mercado y, el otro, personificado en Antonio Echevarría Domínguez.
La conclusión es sencilla. Alejandro simboliza el presente y el porvenir, así como lo medular de nuestra historia; él es el orgullo de Nayarit.
Toño es la prehistoria, la dependencia, el colonialismo, el capital foráneo, el oprobio, la corrupción a la alta escuela, la inmoralidad, la avaricia, la ambición mezquina, la ignorancia, el vicio, la bajeza; él es la vergüenza de Nayarit. Y tiene, todavía, el descaro de promover a su hijito.
El pueblo de Nayarit es inteligente, sabio, creador, visionario, constructor de su presente y su porvenir. Sabe quién es quién.
El pueblo de Nayarit, las grandes masas nayaritas, saben muy bien que Alejandro Gascón Mercado está en el cielo y que Antonio Echevarría Domínguez está en el infierno.
Así de fácil. Así de sencillo.
Por eso, el camino para Nayarit, es claro y tiene nombre, se llama: ALEJANDRO GASCÓN MERCADO.