Dicen los que saben, que el único criterio de la verdad es la práctica. Y, eso, es muy cierto. Es una de las reglas de oro de la dialéctica.
Esta regla, para Guadalupe Acosta Naranjo, no existe. La explicación que tengo, es que Naranjo, se perdió en el fango de la corrupción y le gustó, le supo, porque a él, en lo personal y, ¡vaya! en lo familiar, le ha ido muy bien. Lo que se ve, no se pregunta. Él, diputado federal, con la posibilidad de ser coordinador de la
bancada perredista y, su esposa, Sonia, diputada por Nayarit, inmerecidamente, coordinadora del grupo parlamentario de su expresión.
Pero, a lo que vamos, al grano:
A Naranjo no le basta el fracaso del gobierno de Toño Echevarría para concluir que ese no es el camino del pueblo, ese, definitivamente, no es el camino de Nayarit.
El camino de Nayarit está a la izquierda.
Esa ruta la marcaron los huelguistas obreros de Bellavista desde 1905, considerado, tal movimiento, cuna de la Revolución Mexicana de 1910, junto a los sucesos de Cananea y Río Blanco, el primero, acaecido en 1906 y, el segundo, en 1907. Pero, destacando, el de Bellavista, en el Municipio de Tepic, Nayarit, fue el primero, es decir, aquí, fuimos los pioneros de la gran batalla que dimos los mexicanos y que cambió radicalmente el país.
Ese es de nuestros grandes orgullos y de nuestras grandes aportaciones a la historia nacional.
Pero, los nayaritas, no nos quedamos allí. Después, seguimos aportando al proceso que construyó la nación mexicana.
Tuvimos al primer diputado socialista en el Congreso de la Unión en la persona del Profesor Manuel Stephens García, cuyo personaje, hizo extraordinarias aportaciones a la vida parlamentaria y legislativa de nuestro gran e inmenso país.
El sexenio de Julián inició en Nayarit la construcción del Hombre Nuevo concebido por la sapiencia del Comandante Ernesto Guevara, a partir de
invertir el 40 por ciento del gasto en educación, algo nunca visto ni vivido en la historia de los países y regiones.
Luego, vino el período del XXVI Ayuntamiento de Tepic, con Alejandro Gascón Mercado, a la cabeza, sitio, desde el cual, se defendieron como nunca se había hecho, las tesis del Municipio Libre en México y que fue un avance del Poder Popular que se construirá en este país, como antesala de la nueva sociedad que prevalecerá en la república y que destrozará las cadenas de la explotación del hombre por el hombre. Por eso, Alejandro, es el dirigente político más grande de estas tierras, que nos sigue guiando con su teoría y su práctica.
Justamente, es lo que tenemos que hacer, ahora, en la y hacia la ruta del 2017, año en que se cambiarán los poderes de Nayarit.
La ruta la marcaron los obreros de Bellavista en 1905 y el XXVI Ayuntamiento de Tepic. Fue, en verdad, una gran autopista la que nos dejaron éstos héroes de nuestra historia. No nos salgamos de ella.
Esa es, o son, precisamente, las patrañas de Naranjo. Nos quiere desviar y apartar de esa gran autopista creyendo, o haciéndonos creer, que nuestro pueblo no tiene memoria.
El pueblo de Nayarit sabe muy bien que el camino está a la izquierda y que el camino de la derecha es el que lleva derechito al infierno.
A Naranjo no le ha bastado las tropelías cometidas por Toño Echevarría y, ahora, por Polo Domínguez, como alcalde de Tepic. Insiste, en aliarse con los enemigos del pueblo. Aliarse con el PAN, es igualito, a aliarse con el PRI.
Por fortuna, nuestro pueblo, está avispado, muy avispado.