En la noche del lunes el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong cabeza del gabinete de Seguridad Nacional dio la cara a la opinión pública durante una conferencia de prensa a los medios de comunicación nacional y extranjeros en torno a los pormenores de la fuga de Joaquín Guzmán Loera a) “Chapo” del Reclusorio Federal de Máxima Seguridad de El Altiplano ubicado en el Estado de México.
Al enumerar las condiciones de seguridad que rodeaban al capo de la droga de acuerdo a los estándares internacionales para evitar la fuga de reos de alta peligrosidad evidenció el ridículo de las autoridades penales ante la opinión pública por el hecho que un solo hombre aparentemente incomunicado al exterior haya sido capaz de burlarse de todo el sistema penitenciario en el país frente a sus propias narices.
Todas las promesas que hizo el Secretario de Gobernación de recapturarlo salen sobrando. Nadie lo cree y menos aún si hubo complicidad con altos funcionarios del Gobierno Federal.
Es tiempo que el gobierno de Enrique Peña Nieto en vez de ocuparse en construir más centros penitenciarios para reclusos de alta peligrosidad que tienen que ver con el narcotráfico implemente una nueva práctica de prevención del delito empezando por priorizarlos delitos del orden común a los del federal, en el que el primer delito tiene que ver con las bandas del crimen organizado que se dedican a destruir el tejido social.
En cambio en el combate al narcotráfico hoy en día se destinan millonarias sumas de recursos públicos, el Ejército haciendo labor de policías sin éxito alguno pues en las zonas en donde se cultiva, procesa y exporta las drogas continúa la violencia y sus resultados de pacificación son cada día más inciertos.
¿De qué ha servido meter a la cárcel a poderosos capos de la droga si esta continua fluyendo al principal mercado consumidor que es el vecino país del norte?
Es irónico que mientras nuestro país pone los muertos, se desestabiliza y corrompe a nuestras instituciones para evitar el tráfico de las drogas, en tanto en gran parte de los estados de la unión americana se legalice su producción y comercialización con fines curativos y recreativos.
En vez de
invertir tanto dinero público en contra del narcotráfico –que hasta ahora ha sido fallido- por qué no orientar esos recursos a la prevención de los delitos de secuestro, extorsión, asaltos a transeúntes y casas habitación a mano armada, cobro de derecho de piso a comerciantes, trata de blancas, corrupción en los puestos públicos y otros delitos del orden común que ponen en riesgo la seguridad pública de los mexicanos.
El Gobierno Federal no tiene por qué hacerle el trabajo sucio a los Estados Unidos. Su política antidroga y punitiva desangra a nuestro país día a día…
EL PAPA DE LOS POBRES
Que paradójico, mientras la fuga del “Chapo” Guzmán de la cárcel de Máxima Seguridad de El Altiplano, Estado de México y la quiebra financiera de Grecia ocupan durante varios días los principales titulares de los medios de comunicación en nuestro país, la gira pastoral del Papa Francisco por Ecuador, Bolivia y el Paraguay ha sido relegada a segundo plano.
Tal vez se deba a que sus mensajes pastorales apuntaron a la llaga que genera la violencia en las calles, la irrupción del crimen organizado y el de las drogas, la extrema pobreza en que sobreviven millones de familias, la emigración de poblaciones enteras que se desplazan de un país a otro en busca de trabajo y bienestar social pero que son tratados como animales en las fronteras, la corrupción que corroe a las instituciones, el irracional consumismo por las clases más adineradas, el daño ecológico provocado por la rapiña de nuestros recursos naturales de las empresas trasnacionales que solo piensan en término de competencia y utilidad comercial en los mercados y no en el bienestar de los trabajadores. En suma, la profunda desigualdad social como consecuencia de la mala distribución de la riqueza.
Durante su gira pastoral por esos tres países latinoamericanos más pobres el pontífice reivindicó la misión social de la iglesia a favor de los pobres recuperando los valores originarios humanísticos y de solidaridad emanados del cristianismo hoy olvidados por las iglesias cristianas que sucumben a las tentaciones del capitalismo salvaje.
Ante ese claro compromiso social del Papa para que los olvidados y marginados luchen por su bienestar social, - aquí en la tierra- no solo alentó el amor y la esperanza en los millones de feligreses latinoamericanos que acudieron a escuchar su mensaje pastoral en cada uno de los países que visitó sino que lo consideran cómo su líder mundial a favor de los pobres, más allá de las ideologías dominantes mundiales…