El liderazgo del Papa Francisco
Octavio Camelo Romero
13 de julio de 2015
Es evidente la preocupación del Vaticano sobre la inconformidad de los distintos pueblos de la tierra respecto a las condiciones de vida en que los ha sumido el capitalismo contemporáneo. Y más intranquilidad acarrea la ausencia de control político de ese descontento popular mundial hacia el orden actual establecido con todo y sus autoridades. Aquellas regiones con gobiernos revolucionarios como los de Ecuador y Bolivia no quedan fuera de la inconformidad global. De allí que el jefe del Estado Vaticano haga un llamado a la solidaridad de los capitalistas para con los explotados y de una resignación en la Fe de los oprimidos por sus condiciones de vida. No se confunda esta política con los propósitos de la teología de la liberación de crear en la tierra primero “el reino terrenal” para después en el cielo disfrutar “el reino celestial”. De lo que se trata es de mitigar un poco las penas de los desposeídos pero dentro del capitalismo global. Por eso el domingo 12 de julio en Paraguay el Papa Francisco antes de oficiar una misa campal con cientos de miles de peregrinos se pronunció por la redistribución de la tierra en uno de los barrios más pobres en Asunción.
Ya lo habíamos dicho en este espacio que las Instituciones encargadas de la moral de una cierta sociedad, son el producto de las condiciones socio-históricas de la vida de los humanos. Por tal motivo no pueden permanecer estáticas, ser constantes cuando dichas condiciones son cambiantes. De igual forma tales Instituciones tampoco pueden ser impermeables a las contradicciones y los conflictos sociales generados por el desarrollo del capitalismo. La renuncia del Papa Benedicto XVI y la elección del Papa Francisco son la expresión por una parte de la permeabilidad del Vaticano a los problemas mundanos y, por la otra, de por lo menos el intento de adecuación del Vaticano a las actuales condiciones de vida de los humanos. El culto al Neoliberalismo en su expresión política pública orientada a desmantelar todo vestigio del Estado-Bienhechor también atrapó al Vaticano y lo llevó no solo a alejarse de los pobres sino a enfrentarse a estos por servir al capital. Por eso hoy el Jefe del Estado Vaticano, el Papa Francisco ha impreso la política de acercamiento a los pobres para recapturar el liderazgo que se había debilitado y ha definido la esencia del cristianismo católico dentro de una nueva lógica. Ha dicho que el objetivo "es pasar de la lógica del egoísmo, de la clausura, de la lucha, de la división, de la superioridad, a la lógica de la vida, de la gratuidad, del amor", "pasar de la lógica del dominio, del aplastar, manipular, a la lógica del acoger, recibir, cuidar. Son dos las lógicas que están en juego, dos maneras de afrontar la vida y la misión".
Este ha sido el noveno viaje del Papa Francisco al exterior y el segundo a América Latina después del celebrado a Brasil en julio del 2013, pero este viaje se ha caracterizado por los discursos históricos. El Papa cumplió 78 años de edad en diciembre; y totalizará en esta gira siete vuelos y 22 discursos, en uno de los viajes más "intensos" que haya realizado desde que fue elegido pontífice en marzo del 2013. El Vaticano viene a imprimir una política más mesurada, menos agresiva que la impresa por el Neoliberalismo. Por ello pudiéramos hablar con propiedad que Francisco encarna la política del postneoliberalismo, o mejor dicho, del capitalismo global en su etapa postneoliberal. En fin.
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