(Tercera y última parte)
En esta parte de la entrevista Rosaura Gascón Villa narra el accidente, que según cuenta, la dejó paralizada del cuello a los pies.
Era un 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, en Aután. Los padres de Rosaura habían sido invitados para que su madre Doña Hortensia Villa Mercado dijera discurso alusivo al día en la fábrica de prendas de vestir y uniformes donde trabajaban muchas mujeres.
Como buen tiempo radicaron en ese poblado del municipio de San Blas hicieron cantidad de amistades. Un joven muy querido de ellas, de su edad, platicaba con Isabel, hermana de Rosaura. Las invitó a dar un paseo en un tractor nuevecito que en crédito le habían entregado al padre de él.
Aceptaron, y al tractor treparon Rosaura, Isabel, un hermano de ellas de diez años edad, una amiga y el joven al volante. Se dirigieron por camino de terracería en dirección a La Virocha. Iban felices, la chacota era de lo lindo, por ello se distrajo el conductor y el tractor se fue al fondo de un vado, pese a los inútiles esfuerzos por evitarlo.
“El tractor quedó de cabeza, yo caigo parada, veo a todo mundo tirado. Mi amigo, que no recuerdo como se llama, por allá, mientras mi amiga como sentada, con amnesia porque decía quién soy, dónde estoy, qué pasó; mi hermana debajo del tractor gritando histérica y mi hermanito pequeño entre la salpicadera y la llanta del tractor.
“Yo nunca me percaté que yo misma estaba lesionada. Había que hacer algo. Unos campesinos machete en mano pasaron por el lugar y nos auxiliaron. Mi hermana ahora recuerda que cuando les vio el machete pensó que le cortarían un brazo para rescatarla, en ese momento gritaba de una manera increíble. Yo rescato a mi hermano que enseguida se desmaya bañado en sangre.
“Con mi hermano en brazos corrí hacia Aután pensando en la joda que nos pondría mi papá, por fortuna nos encuentra una camioneta y nos llevan al poblado.
“Al vernos en condición de lesionados entre la gente cunde la alarma, se impresiona, había personas de países de América Latina invitados al evento. Entonces se corrió la versión de que habíamos sido víctimas de un atentado.
Debido a la gravedad de sus lesiones, el hermanito de Rosaura tuvo que ser trasladado de emergencia a Tepic e internado en el sanatorio de La Loma, momento en que allí ella cae en desmayo ¡Plop! Tres días después en que vuelve a la realidad no puede ponerse en pie.
“¿Qué pasó? Al caer parada se me desvió la columna vertebral”. Durante un año fue sometida a terapia, permanecer tirante la mayor parte del tiempo en una plancha, utilizar silla de ruedas, muletas, bastón….al joven conductor no le pasó absolutamente nada, pero el padre por poco y se infarta al saber de pérdida total del vehículo agrícola. Todos los demás actualmente gozan de cabal salud.
Intento terminar la entrevista con una pregunta final.
-Pese a todas las vicisitudes, escasez de
dinero en el seno familiar y las dilatadas ausencias de Alejandro Gascón ¿Usted no le guarda rencor a su padre?
-¿A mi papá rencor? Jamás en la vida.
“Y qué bueno que me haces esa pregunta. Digo, para que le quede claro a todo mundo: Amo a mi papá.
“Ha habido muchas interpretaciones. Mi papá nunca fue mi enemigo, ni yo de él, para que les quede claro a aquellos que han inventado versiones y desparramado chismes.
Otros fuertes toquidos a la puerta enrejada interrumpen la entrevista. Rosaura tiene que atender a la persona. Es precisamente, así lo considero, uno de los puntos de suma interesantes de la entrevista. Después de haber acudido al llamado, el tono y la fuerza en los decires ya no son los mismos. Matiza sus palabras.
-“Mira, mi papá fue hombre, te lo acabo de decir, excepcional. Fue un hombre amoroso, pasional, extraordinario. Sin jactancia te lo digo, que yo fui lo que más quiso en su vida, te lo digo con plena certeza.
“Yo nunca he hablado en contra de mi padre, jamás lo haré; lo he respetado mucho. Tampoco me he anunciado como la hijita de perengano. Él me dijo que una tenía que ganarse un lugar en la vida, y eso es lo que he tratado de hacer. Nunca él habló a favor mío en ningún lado, nunca levantó el teléfono para recomendar a su hijita. Él exigía mucho porque era persona muy exigente, extraordinariamente exigente, y muy severo, eso sí, pero muy severo.
“Que no agarre bandera para proclamar la revolución, eso es otro asunto. Pero tengo bien claro lo que hay que hacer, y hacerlo bien, contribuir, ser solidario, pensar en los demás. Eso es lo que hago.
“¿Rencor?, jamás. Mi padre fue un señor muy humano. Tenía muchos defectos y muchas cualidades, creo que más cualidades que defectos. Era una persona que comía, se lavaba los dientes, iba al baño, dormía, disfrutaba….tenía muchos amigos, era una gente muy carismática, querida, pero era mi papá.
“Entonces, un hijo jamás le puede guardar rencor a sus padres. Si es al contrario, pues habrá que ver cómo anda de la cabeza ese hijo. Yo no tengo ningún rencor.
“Nuestra historia familiar es nuestra. Sabemos nosotros perfectamente lo que vivimos día con día. Ni los compañeros más cercanos y queridos de mi papá que ahora andan ahí enarbolando cosas, en realidad no saben cuál era nuestra vida, solo al seno familiar lo saben mis hermanos, mi mamá y yo.
“También tuvieron la
oportunidad de saber el vigilante de nuestra casa que fue un señor muy querido por nosotros, pero hace tiempo murió. Personas que vinieron de Aután a vivir con nosotros para ayudar a mi mamá en los quehaceres de la casa que se convirtieron en parte de la familia, ellos si saben. Los demás ni idea tienen de cómo crecimos, que nos faltó, no conocen absolutamente nada de esto.
“Mi papá siempre cuidó esa parte, su intimidad familiar, porque fue un señor muy público, demasiado. Le alteraba que pudiera pasarle algo a su familia sin poder hacer nada. Por eso nos fuimos de aquí. Al respecto se han tejido muchas historias alejadas de la realidad. Han tratado de involucrar asuntos que, desde mi punto de vista, son estrictamente personales.
Luego que le vino la tos, Rosaura se sinceró conmigo. Confiesa que soy la primera persona a quien habla sobre el tema, más que todo porque lo pregunté.
“Mi padre vivió con otra persona sus últimos cinco años, con la que nosotros no tenemos nada que ver, absolutamente nada, porque no nos interesa. Nosotros sí sabemos nuestra historia familiar.
“Lo que haya pasado entre mis padres, es asunto de ellos, de nosotros no, así de simple. Una relación entre mis padres que ni la muerte ha podido romper. Mi mamá fue al funeral de mi papá, con eso te digo todo. Son cosas que van más allá del corrillo popular, del chismorreo y las fantasías.
“Infinito es el cariño por mi padre, es mi origen. Para saber quién eres, debes saber tu origen. En camino por la calle pienso que hay padres que por fuerza quieren introducir a sus hijos en la vida pública, pero yo conozco de estos últimos que dicen: hubiera querido dedicarme a tocar la guitarra, pero mi papá no quiso porque dijo que esas cosas no son de hombres, o mujeres que quisieron ser cantantes, pero el padre les señaló que eso es para locas. Se forman personas frustradas, en lugar de alentar su verdadera vocación.
“Tienes que estudiar medicina, porque tu abuelo y tu papá lo son ¿Y? Si el muchacho quiere ser cocinero, habrá que apoyarlo para que lo sea, pero además el mejor ¿Por qué no? Vivimos en Nayarit en una sociedad con bastantes prejuicios, eso no nos permite mirar hacia ninguna parte.
“Ha habido gente que llega y me pregunta: ¿es cierto que usted es hija de fulanito? Sí. ¡Ah! ¿Y usted qué número de hija es? La primera. Doble ah. El colmo es que en un pueblo una señora me dijo: Oiga, ¿su mamá se casó con su papá? Sí, señora. Quiere que le muestre el acta de matrimonio. Es que nosotros sabíamos que su papá con mengana… ¿Si me explico?
“Son cosas terribles, terribles…
El teléfono de la casa timbró interminente sin que Rosaura lo contestara, estaba ensimismada en dar a conocer fantasmas contra quienes lucha, pero además en señalar que de la Unión Soviética se trajo con base en dedicación y estudio una Maestría en Historia, que en nuestro país no es validada por autoridades educativas, “mientras hay quienes compran títulos universitarios y se ostentan como lo que no son”.
Agoté mi cuestionario, de su parte tiene algo más que agregar.
“Lo que tú quieras, Oscar. Mira, yo no quiero meterme en detalles, porque tampoco se trata de…si yo te contara en detalle, ¡uf!