Ya se veía venir esa avalancha contra las políticas restrictivas del neoliberalismo. En octubre de 2011 el entonces primer ministro griego Yorgos Papandreu a través de un referendo intentó someter a la decisión ciudadana la aceptación o no del segundo plan de rescate financiero. En aquel momento Angela Merkel y Nicolas Sarkozy se le fueron a la cabeza y lo llamaron a la cumbre del G-20 que se realizaba en Cannes. Allí le dijeron que la consulta no podría ser sobre el rescate sino sobre la pertenencia de Grecia al euro.
Papandreu no resistió la presión, retiró el llamado al referendo y dimitió. En su lugar se nombró un gobierno de coalición encabezado por Lucas Papademos, un ilustre banquero. Hoy las cosas fueron diferentes. No obstante que las instituciones neoliberales europeas quisieron obligar a dimitir al primer ministro griego, Alexis Tsipras si aguantó las presiones y sostuvo el referendo. Y no contento con eso llamó a votar por el No. Más del 60 por ciento de la ciudadanía griega salió a las calles a sufragar su voto por el No. Y con esto Tsipras se convierte en el auténtico líder del pueblo griego, llegando a tener más votos que cuando ganó las elecciones constitucionales.
Este 5 de julio es una fecha histórica memorable en el globo terráqueo. Un pueblo digno se opone a las políticas restrictivas del neoliberalismo. Con ello surge otra historia distinta la cual sabemos que tuvo un comienzo pero aún no visualizamos su final. Para la Europa de los
grandes capitales transnacionales esta fecha representa el
inicio de un viacrucis. Se percibe que el ejemplo cundirá por todo el mundo. Y como escribiera Marx en el Manifiesto Comunista, “un fantasma recorre el mundo”, este es, el fantasma de los griegos. Seguramente los ciudadanos europeos y latinoamericanos harán eco de esa experiencia.
Algunos voceros el capitalismo transnacional europeo se empeñan en poner a Grecia fuera de la eurozona. Incluso las firmas JP Morgan y Credit Suisse ya señalaron cada una por separado que la probabilidad de la salida de Grecia de la zona del euro es de 70 y 75 por ciento respectivamente. Sin embargo el primer ministro Tsipras dice que la realización del referendo nunca tuvo que ver con la permanencia o no de su país en la eurozona. Dijo que ni siquiera trató sobre el fin de la política de austeridad. Lo central de la consulta consistió en refrendar o no el reclamo de un descuento de 30 por ciento a la
deuda y un periodo de gracia de 20 años para
pagarla, así como de una política de austeridad distinta. “El pueblo griego ha respondido que quiere la Europa de la democracia y la justicia.” Pero si los
grandes capitales transnacionales europeos optan por decirle a los griegos que ya no los quieren allí, seguramente que ellos votarían por salir o no de la OTAN y acercarse o no a Rusia y China. La democracia conquistada en Grecia imprime una novedosa forma de tomar las decisiones de Estado. Por lo pronto el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker comenzó a consultar con los jefes de Estado y de gobierno de los otros 18 países de la eurozona sin incluir al primer ministro griego cuál será la respuesta de la Unión Europea al pueblo y gobierno griego. En fin.