La solución al capital ocioso
Octavio Camelo Romero
12 de mayo de 2015
Aunque nos parezca muy lejano el concepto de capital ocioso, de hecho como país estamos esperando su llegada ya que el mesías Enrique Peña Nieto no se cansa de anunciarnos su arribo a este México de pobreza y desempleo. Sin embargo, en los círculos gubernativos no hay una cabal comprensión del fenómeno de la sobreacumulación o del capital ocioso y menos de cómo pudiera venir a convertirse en motor de desarrollo de la economía mexicana.
Cuando un país se sustenta como motor de la acumulación del capital o de la reproducción ampliada del capital entonces dicho país se asume como líder de un orden internacional abierto al comercio, al desarrollo económico y a la rápida reproducción ampliada del capital, con todos los beneficios y perjuicios que este fenómeno conlleve. Ese era el estatus que EEUU tenía todavía a en la segunda mitad del siglo pasado. Norteamérica mantenía un alto nivel de consumo social. En la década de los años de 1950 el 60 por ciento de la producción mundial se realizaba en USA. Ese porcentaje fue disminuyendo con el paso del tiempo hasta reducirse a menos de un 25 por ciento en la actualidad. Sin embargo aún mantiene entre ciertos sectores altos niveles de consumo debido a la repatriación de dividendos, a los recursos de las ventajas monopólicas, a las tecnologías patentadas, a las licencias, etc. Con tal situación, Norteamérica se ha convertido en una economía rentista y de servicios en su interior; ha perdido su hegemonía de país líder en el concierto internacional; su supremacía económica está muy cuestionada. China ha venido ascendiendo en la escala de ser el país-motor de la acumulación del capital o de la reproducción ampliada del capital. Y consecuentemente ha venido conquistando el liderazgo de un nuevo orden internacional que además de garantizar la inversión de la sobreacumulación o capital ocioso, permite la capitalización de corto, mediano y largo plazo de dicho capital y la elevación de la capacidad de compra de la gran masa de consumidores. Cabalmente el punto opuesto del neoliberalismo occidental. Sin embargo se nota una excesiva resistencia de USA a dejar de jugar el papel de líder internacional y como una medida de presión y de chantaje a los países del mundo, el gobierno norteamericano ha impulsado las políticas guerreristas. Para EEUU las guerras no son políticas para conseguir negocios en el corto plazo, son una necesidad geopolítica para mantener el control directo de las regiones en donde la política de control indirecto ha entrado en crisis. Su relativa supremacía militar le permite desarrollar todas estas acciones injerencistas y antinacionalistas.
La sobreacumulación o capital ocioso se presenta en diversas modalidades. Una de las expresiones es la incapacidad de operar la tecnología a toda su capacidad productiva. El mercado de consumo de bienes y servicios no absorbería toda la producción, no porque no hubiera consumidores sino porque estos consumidores no tienen la capacidad de compra de tales productos o servicios. Otras de las manifestaciones del capital ocioso es la existencia sin salida del capital ficticio o capital financiero. Etc. En esencia el capital ocioso es el capital que no puede capitalizarse por cualquiera de las circunstancias que se le presenten. Y ¿Cuál sería la solución para la sobreacumulación? La solución es la ampliación del mercado efectivo de tal manera que en el corto, mediano o largo plazo pudiera capitalizarse. Por eso se dice que la solución a los problemas de acumulación del capital ocioso y no ocioso tiene un carácter tempo-espacial. Temporalmente la solución es de corto, mediano y largo plazo. Para el largo plazo las instituciones financieras y estatales son los instrumentos del capital. Y todas las obras de infraestructura encajan en este renglón. Recordemos el organismo financiero de inversión en infraestructura que está promoviendo China y al cual ya se han adherido bastantes países europeos, asiáticos y árabes.
Espacialmente la solución al capital ocioso es la migración a regiones con posibilidad de inversión rentable a corto, mediano y largo plazo. Esta es la apuesta que está realizando el gobierno de Enrique Peña Nieto. Sin embargo han cometido el error de atarnos a la cola de la economía norteamericana, la cual va en descenso en lugar de ascenso. En fin.
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