Relevo ilustrado
Oscar González Bonilla
01 de Febrero de 2015
Llegó el turno del encuentro con el director de Comunicación Social (o como se nombre) del gobierno de Nayarit, Rafael G. Vargas Pasaye, quien desde la toma de posesión el 15 de enero anterior ha dedicado tiempo para conocer (cuando menos de físico) a la mayor parte de quienes nos dedicamos al oficio del periodismo. Ya se dio cuenta que somos un chingo, y faltan más.
De entrada, Rafael causó buena impresión a este comentarista. Es un personaje que a leguas se nota conoce el intríngulis del quehacer periodístico, porque aparte de ser licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México, a pesar de su juventud (no dio a conocer su edad, pero calculo menos de 45 años) ha dejado rastro con sus trabajos en medios escritos, electrónicos y alternativos (es articulista en prensa y blogs de internet y comentarista de radio y televisión).
La referencia es tan solo a la faceta de Vargas Pasaye (este último apellido de origen italiano, según su dicho) como comunicador, porque el señor es poseedor de grados académicos dignos de alabanza, también destaca la consultoría política, amén de su incursión por la literatura, entre muchas más capacidades propias de la sabiduría de un perro viejo. Es pues un tipo con envidiable cultura.
Se obligó a hacer efectivo el derecho a la información, mantener política de puertas abiertas, respeto y estímulo al trabajo de quienes forman la comunidad periodística nayarita, así como reciprocidad, pero lo más trascendente: tolerancia a la crítica. Hizo otras tantas sobresalientes promesas de beneficio al común de los reporteros. Sabrá dios cómo habrá de acometer esta ardua tarea en el tiempo que la oficialidad ha sido indolente y ha expuesto intolerancia hacia periodistas poco dóciles.
Hubo quien pidió mesura en los compromisos, cuando es que existen dificultades para cumplir, sobre todo en que depender de un inmediato superior es obligado por ley. El ejemplo es actual: la dirección de Comunicación Social (o como se llame) está subordinada a la Secretaría General de Gobierno, cuyo titular José Trinidad Espinoza Vargas, mejor conocido entre la perrada como Pepe Espinoza, ha incumplido infinidad de promesas al gremio que dice pertenecer.
Fue entonces que saltó una revelación de Rafael Vargas Pasaye: “A cambio de venirme a Nayarit (desde la ciudad de México) pedí al gobernador Roberto Sandoval depender directamente del Ejecutivo”. No hubo objeción. Ya desde momento anterior se trabaja en la elaboración de la iniciativa que el representante del Poder Ejecutivo enviará al Legislativo para su aprobación inmediata. Y a darle que es mole de olla.
Una vez empoderado, entonces se verá la mano del discípulo de Gisela Rubach, quien hábil manejadora del marketing político ha participado en los triunfos electorales de los candidatos en su tiempo Antonio Echevarría Domínguez, Ney Manuel González Sánchez y Roberto Sandoval Castañeda, el primero por una coalición de partidos y los segundos del PRI, en todos los medios de comunicación de concesión pública y en los espacios informativos que el gobierno de la gente paga en las radiodifusoras de concesión privada. Y agárrense ca….
Vargas Pasaye viene de ser director de Difusión de la Secretaría de Educación Pública al mande usted de Jorge Medina Viedas, titular de la dirección general de Comunicación Social de la dependencia. En el encuentro con periodistas, el regordete anfitrión se deleitó al hablar de su estrecha amistad con el secretario de Educación, Emilio Chauyffet. Sería entonces la razón de que a seis días después de la toma de posesión de Vargas Pasaye, visitara Tepic de manera escasamente anunciada el alto funcionario del gobierno de Peña Nieto. Por cierto, un maestro liberatista amigo sostiene a pie juntillas que en la secretaría de educación priva el uranismo. Estuve en desacuerdo, pero se aferró a su dicho.
Como se sabe, Vargas Pasaye es una persona que lee con el propósito de ampliar conocimientos, en otras ocasiones obligado a la lectura de libros porque en los artículos de su autoría hallo muchos relacionados a relatar contenidos de los mismos, en ello encuentro semejanza a nuestra paisana Lorena Hernández, radicada en la ciudad de México. Entre otros, es razón fundamental que su cultura coloca a Rafael por encima de la mayoría de los integrantes del gabinete del gobernador Sandoval.
Aunque lo anterior no es garantía de nada, toda vez que el recién nombrado funcionario del gobierno de la gente enfrentará en la práctica una situación diferente que bien podría hacerle la vida de cuadritos. Achichincles y ensalivadores al oído de Roberto hay interesados en que algunos proyectos no avancen por cuestiones de envidia y gandallismo.
Se avizora pues un futuro halagüeño en los dos años y meses que restan a la actual administración sandovalista, cuando menos para los reporteros de a pie y la fauna de opinadores políticos en los medios escritos, electrónicos y alternativos. Ah, pero también para quienes su trabajo intelectual es escribir libros. El compañero Rafael G. Vargas Pasaye habla el mismo lenguaje, por ello se facilita el entendimiento ¡Enhorabuena!
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