Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

Pedro Pulido Alegría

Oscar González Bonilla

17 de enero de 2015

Nunca imaginé ver muerto a mi amigo Pedro Pulido Alegría, doce años de edad menor que yo, por consecuencia lleno de vigor y rebosante de salud cuando enteramente se dedicó al ejercicio del periodismo, después de haber cursado el primer año de estudios en la Escuela de Agricultura de la Universidad Autónoma de Nayarit.

Vamos para que lo veas, me dijo su padre cuando me presenté en su domicilio particular de la colonia Mololoa en Tepic, donde se veló el cuerpo. Don Pedro Pulido Cervantes cubiertos los ojos con grandes lentes negros parasol y la cabeza con gorro negro de estambre, vestía todo de negro, luto total por la pérdida del primogénito.

Caminamos al interior por un pasillo en todo el tramo coronas de flores recargadas en la pared hasta la sala con mujeres dolientes en sillas y más arreglos florales. Dejé que don Pedro fuera adelante, luego juntos observamos el rostro de Pedro Pulido Alegría.

Sobre el cristal de la caja mortuoria don Pedro deslizó una de sus manos para hacer movimientos como si acomodara su cabello de la frente hacia atrás, mostró así el amor que le profesa y la humana atención que le prestó durante los más de 16 años que Pedrito estuvo postrado en cama con vida vegetativa.

El rostro enjuto, flácido, con distante diferencia en vida. Era gordo, cara redonda,  cachetes abultados y chata la nariz, moreno, la perrada periodística lo motejaba como La Bolita. Vestido de traje y corbata, noté abultadas sus cejas al estilo Cánovas Pouchades, no las tenía así.

Pedrito y yo tuvimos una estrecha amistad, en Tepic lo vi crecer en la colonia Mololoa -aunque el rumbo oficialmente pertenezca a la colonia San José- donde fuimos vecinos. Tiene una hermana que lucía bella en aquellos tiempos, piel blanca y de buena estatura, sus hermanos varones de la misma condición. Por esa razón le decía que él no era hijo de sus padres, y le  jugaba la broma de que sus “verdaderos” progenitores lo habían abandonado dentro de una caja de zapatos que depositaron en las vías del tren. Fue entonces que don Pedro, de oficio ferrocarrilero, lo recogió. Tú no te pareces a tus hermanos, le decía. Aguantaba vara.

Cuando don Pedro me invitó pasar a verlo, dudé y casi me negué nomás de pensar en las deplorables condiciones físicas en que estaría. Y fue así, porque al corto tiempo que Pedrito cayó en cama, la compañera periodista María Esther González Aguilar, quien con regular periodicidad lo visitaba, sobre todo cuando desde Chihuahua, donde un tiempo radicó, se descolgaba hasta Tepic, me dijo: Si quieres tener un buen recuerdo de Pedrito no vayas a verlo. Le hice caso, nunca fui a visitarlo.

Pedrito era el responsable de comunicación social en el Ayuntamiento de Tepic que tuvo como presidente a Félix Torres Haro, periodo 1996-1999, cuando enfermó de pancreatitis por la excesiva ingesta de alcohol. Libró la terrible enfermedad de la que muy pocos se salvan, fue intervenido quirúrgicamente en Guadalajara, Jalisco, y restablecido regresó a su casa, pero con sonda para desaguar orina y excremento, supongo. Eso era lo de menos. Fue tal el empeño de los médicos del IMSS por arrancarlo de las garras de la muerte, que una doctora hacia el viaje de Guadalajara a Tepic cuando menos cada ocho días para supervisar las condiciones de salud del paciente.

Una vez restablecido, Pedrito fue llamado al IMSS de Guadalajara para medicamente ser intervenido y retirarle la sonda, pero durante su estancia en la clínica se contaminó de un virus o bacteria que impidió ser tratado. Lo regresaron a Tepic. Toda vez que recuperó la salud de nuevo partió junto con sus familiares a la capital de Jalisco.

Quienes atestiguaron cuentan que cuando Pedrito se encontraba en el quirófano, hubo un repentino corte en el suministro de luz en las instalaciones que se prolongó, por consecuencia le faltó oxigeno al cerebro y le sobrevino algo así que pudiera llamarse derrame cerebral que ocasionó quedara en estado vegetativo. Me enteré que sus padres presentarían demanda ante autoridades correspondientes por negligencia. Más no supe.

Por la calle Tenochtitlán, entre Querétaro y 5 de Mayo, donde está su casa, también residían cuando menos cuatro familias Alegría, profesores todos los que encabezaban las mismas. En esa vía pública cantidad de jóvenes vecinos jugábamos aguerridos partidos de futbol, a veces barrio contra barrio. Pedrito, a quien sus primos le decían Chámpion por ser seguidor del equipo América, se encargaba de narrar los encuentros callejeros como si fuera transmisión por televisión.

Le gustaba la crónica deportiva, fue por ello que en el periódico Diario del Pacífico le abrimos la oportunidad de publicar esporádicamente notas deportivas redactadas por  él. Ese fue su inicio en el periodismo nayarita. Posteriormente se desempeñó como reportero de periódicos como La Voz de Nayarit de Marco Antonio Casillas, El Observador de Nayarit y uno más que no recuerdo su nombre, pero que en talleres de la Mololoa producía Elías López, hijo de don Jesús López Becerra propietario de El Tiempo de Nayarit. El orden en que se establecen los diarios donde trabajó Pedrito es arbitrario.

Pedro Pulido Alegría se forjó muy de la mano y guía de Paco Ocampo Mondragón, en ese tiempo un reportero de altos vuelos. Le aprendió casi todos los secretos de la actividad reporteril, las malas mañas y hasta ser un bebedor consuetudinario, pero no el vicio de fumador empedernido.

En 1984, Pulido ingresó a Notisistema-Tepic siempre siguiendo la huella de su mentor Paco Ocampo, quien al inicio de 1982 salió del corporativo dedicado a transmitir información a través de cinco radiodifusoras diseminadas por la entidad, dos en Tepic, entre ellas la popularísima XEOO; en Ixtlán del Rio, Ahuacatlán y Santiago Ixcuintla. Tenía amplia cobertura y por tanto vasto auditorio.

Llegó el tiempo que Pedrito transmitió el programa noticioso Buenos Días, apéndice de Notisistema, de una hora con inicio a las seis de la mañana, claro, con la anuencia del director de Notisistema-Tepic, Rogelio Zúñiga. Desde allí Pulido Alegría alcanzó encumbrada notoriedad por su peculiar manera de decir las cosas, fama que trascendió entre los integrantes de los diferentes sectores de la sociedad nayarita.

En el transcurso del período gubernamental de Roberto Sandoval en Nayarit, que inició en 2011, siete han sido los periodistas fallecidos: Cecilio Cervantes Testa, Luis Chávez López, Pedro Jaime Batista, Enrique Vargas López, Francisco Ocampo Mondragón, Arturo Manuel “El Guacho” Zúñiga Estrada y Pedro Pulido Alegría.

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