Si no pagan pararemos
Octavio Camelo Romero
13 de enero de 2015
Eran las 8:30 horas cuando llegue a las oficinas del SPAUAN, ubicadas dentro del perímetro de los terrenos de la Universidad. Ya había un buen contingente de jubilados y de docentes e investigadores en activo. Todos estábamos esperando la señal; nos habíamos convocado para marchar hasta la explanada de la torre de rectoría donde nos esperarían los compañeros universitarios del sindicato del SETUAN. La espera se aderezó con charlas y bromas entre los presentes. La animosidad se disfrazaba en las finas burlas de la entrega del aguinaldo y de la inexistencia del fondo de pensiones. Y por fin se escuchó la voz “de arranque”.
Una camioneta ataviada con un potente equipo de sonido encabezaba la marcha. Se escuchaba el clamor de los maestros universitarios en voz del animador: “dónde quedó el dinero del fondo de pensiones y jubilaciones”, “en donde está el dinero del aguinaldo”, etc. Con ese tenor se marchaba; de vez en vez levantando el puño se coreaba “duro, duro, duro…” y “unidad, unidad, unidad…”. El dirigente del SPAUAN, Carlos Muñoz encabezaba la columna de varios cientos de académicos de la UAN. Todos marchábamos con un único propósito: “lograr que se nos pague el aguinaldo y evitar que en el futuro vuelva suceder otra situación igual”. Con ese entusiasmo la marcha llegó al enrejado perímetro de la universidad. Se abrió una de las puertas laterales para que entrara el contingente; después se volvió a cerrar.
En la explanada ya se encontraban los universitarios del sindicato del SETUAN. Conforme nos acercábamos a la explanada se distinguía mejor la voz de quien estaba en uso del micrófono. Por fin los dos contingentes se fusionan en uno solo y el dirigente del SPAUAN se une en el estrado al dirigente del SETUAN. Ambos líderes hablan a los allí reunidos. Todos clamaban por el aguinaldo y por el fondo de pensiones y jubilaciones. Dos demandas centrales: “pagar y explicar” o sea cumplir con la obligación contractual y transparentar el uso de los recursos y del fondo de pensiones y jubilaciones de los universitarios. La explicación del manejo del dinero necesariamente tiene que ser a la población nayarita en su conjunto porque se ha especulado demasiado sobre el mal-uso de las finanzas de la UAN. El Rector y el Consejo General Universitario tienen la obligación moral de aclarar ante la ciudadanía de la entidad el destino de esos recursos financieros. En las intervenciones de los dirigentes de los sindicatos se dijo que el culpable de esta violación a los contratos colectivos de trabajo había sido un funcionario federal, el cual había renunciado y hecho caso omiso de transferir el dinero a la universidad. Sin embargo, no se ha aclarado de frente a la sociedad tal situación. Se dijo también que si el jueves no se pagaba entonces se tomarían las instalaciones de la máxima casa de estudio y se decretaría un paro indefinido. Se dijo que si las actuales autoridades no están en condiciones de cumplir con las obligaciones de los contratos colectivos de trabajo, se removerían por otras que si cumplieran. Se dijo esto y lo otro, y la muchedumbre enardecida aplaudía y volvía a aplaudir. No faltó quien calificara de revolucionarias y radicales estas alocuciones de los dirigentes sindicales. En fin.
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