Una resolución anunciada

Ya preveíamos que el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación declararía improcedente e inconstitucionales las consultas populares propuestas por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) sobre la reforma energética. Los ministros dijeron que porque ambas están relacionadas con los ingresos y gastos del Estado mexicano, lo cual está vedado expresamente por la Constitución.

Para no dejar, José Ramón Cossio votó en contra en tanto que el pleno desechó ambas propuestas y avaló los proyectos de Olga Sánchez Cordero y Margarita Luna Ramos quienes se encargaron de darle palo a la legítima aspiración de los mexicanos de revocar las Reformas Estructurales del presidente Enrique Peña Nieto. Los ministros se hicieron como Poncio Pilatos, se lavaron las manos y le echaron la culpa al Poder Legislativo por no quitar la prohibición a ese ejercicio ciudadano expresada en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Señalaron que las consultas populares sólo son válidas en los casos que no impliquen ingresos y egresos. Motivo por el cual a la corte únicamente le correspondió “acatar y ponderar” la procedencia de las demandas. La mayoría de los ministros sostuvo que aunque es importante preservar los derechos políticos y humanos de los ciudadanos para que puedan realizar consultas, en este caso fue el propio Congreso de la Unión es el que estableció los límites y restricciones para el ejercicio ciudadano de este tipo de consulta. Y para no quedar mal frente al capitalismo global, insistieron en que la reforma energética tiene como eje fundamental mejorar los ingresos del Estado, razón por la cual este tema no puede ser motivo de ninguna consulta y menos de la que pretendían realizar Morena y PRD.

En este mismo espacio ya habíamos analizado el tema de las consultas del PRD y del PRI, así como los resultados negativos de la Corte para ambas. No hicimos alusión a MORENA porque en esencia era la misma que la del  Sol Azteca. Quienes están luchando por preservar los logros de la Revolución Mexicana no han tomado en consideración que desde el periodo presidencial de Miguel de la Madrid se dio un giro de 180 grados a las políticas públicas como resultado de la etapa nueva del desarrollo del capitalismo, del tránsito del capitalismo internacional al capitalismo global. La troica Margaret Thatcher-Ronald Reagan-Karol Wojtyla únicamente fue la expresión política del neoliberalismo, en tanto este es una superestructura político-ideológica del capitalismo-transnacional, esto es, del capitalismo global. Si bien las capas bajas de las burguesías nacionales están siendo afectadas y arrojadas al proletariado, también es cierto que estas luchas democrático-burguesas realmente no plantean una salida fuera de los marcos y límites capitalistas. Sin embargo en tanto son movimientos democráticos preservadores de ciertos estatus sociales y prácticas de amplia participación ciudadana, no se les puede negar la solidaridad. En fin.