El México de ayer y de hoy

Ayer se conmemoró en todo el país el 46 aniversario del genocidio de estudiantes ocurrido en la noche del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas ubicado en la capital de la república.

Estos hechos sangrientos fueron a manos del denominado Batallón Olimpia cuerpo elite del ejército mexicano, cuya orden fue la de aplastar ese movimiento estudiantil que demandaba ampliar las libertades, y cuya orden vino del presidente Gustavo Díaz Ordaz. De aquella fecha de régimen totalitario priista y  de partido único nuestras  instituciones se han democratizado.

Hoy predomina un sistema de partido que por la vía electoral se compite por los puestos de elección popular bajo el arbitraje de un órgano electoral autónomo y confiable.

En esta larga lucha por la democracia el primer paso fue la pluralidad política expresada en el Congreso de la Unión en el cual el PRI dejó de ser el partido hegemónico. Posteriormente en el año 2000 después de varias décadas de absolutismo presidencial priista se dio otro gran paso cuando el Partido Acción Nacional (PAN) ganó por 12 años la presidencia de la república.

Durante este convulsivo proceso de cambio se fueron creando nuevas instituciones que hoy son un contrapeso a la institución presidencial. Por ejemplo la creación de la comisión Nacional de los Derechos Humanos; el Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos; la Ley de Competencia Económica; la autonomía de los órganos reguladores en Telecomunicaciones; la ley que limita el fuero militar, estas últimas de trascendencia histórica pues ahora los militares en servicio que cometan delitos del orden común y federal serán procesados por tribunales civiles; la creación del Código Penal Único; el nuevo sistema Penal Acusatorio cuyos ejes centrales serán los juicios orales y el respeto a los Derechos Humanos de todos los mexicanos. Y ahora el tan debatido en comisiones del Congreso de la Unión de la autonomía a la Procuraduría General de la República (PGR) misma que será sustituida por una Fiscalía General de la Nación.

Paralelamente a la creación de estas nuevas instituciones la ciudadanía se ha vuelto más participativa en los asuntos públicos por medio de las Organizaciones No Gubernamentales que tienen  que ver con personas desaparecidas; la violación a los Derechos Humanos; tráfico ilegal de niños y niñas; comercio sexual y la defensa al medio ambiente.

En el México del 1968 era imposible manifestarse en las calles sin ser reprimido por los cuerpos policiacos o militares; en aquel tiempo era una utopía  que tres de los 8 militares que ejecutaron a mansalva a 22 presuntos delincuentes el pasado 30 de junio en Tlatlaya, Estado de México cuando fueron investigados y luego procesados penalmente por la Procuraduría General de la República.

De igual manera era impensable lo ocurrido el martes pasado en la Ciudad de México cuando por primera vez en la historia política del país, el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong salió de su oficina y subiéndose a un templete instalado en la vía pública encaró las demandas de  miles de estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN), no solo reconociéndolas como legítimas sino con la promesa de encontrarles una pronta solución a su pliego petitorio, todo esto en un marco de respeto y de civilidad política.

En las décadas de los 60 y 70 se impuso la fuerza policiaca y militarista del estado en contra de quienes demandaban el diálogo y la ampliación de las libertades ciudadanas. Hoy es el dialogo y la negociación  lo que deberá prevalecer entre gobernantes y gobernados.

Si en el 2 de octubre de 1968 el Secretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez hubiera atendido la demanda de los estudiantes que exigían el diálogo público para atender su pliego petitorio, tal vez no hubieran sido masacrados miles de vidas jóvenes y no estuviéramos recordando aquella fatídica fecha que ensangrentó a nuestra patria.

En esta capital la comunidad estudiantil de la Universidad Autónoma de Nayarit encabezada por la Federación de Estudiantes (FEUAN) salió a la calle para conmemorar esa fecha que marcó un antes y un después en la historia democrática de nuestro país en las últimas décadas.