Los diablos de Roberto Sandoval
Oscar González Bonilla
27 de septiembre de 2014
Ahora resulta que el gobernador de Nayarit, Roberto Sandoval Castañeda, se convirtió en censor de periodistas y medios de comunicación social, pero no por voluntad propia sino ajena.
Don Roberto es víctima de los chismes palaciegos de cuando menos cuatro grupos que se han formado en el seno del gobierno estatal, a cual más pretenden hegemonía en el manejo administrativo de las cosas públicas. Ambiciosos ellos, anhelantes y en ocasiones hasta paranoicos.
El gobernante ni por enterado se da, ocupado como está en su permanente quehacer institucional para conseguir dineros públicos (más no de otros) de la Federación que convierte en obra con la fatua idea de alcanzar perpetuidad en la memoria de los nayaritas, y en resolver otros muchos más problemas domésticos.
Lenin Salvador Guardado Negrete, quien recibió oportunidad del gobernador Sandoval de colaborar como funcionario de su administración, lo trajo de un lugar a otro y por lo mismo pudo enterarse de muchas cosas, una vez fuera de ese ambiente publicó en la columna que escribe en el periódico Crítica de su propiedad que los grupos de funcionarios se desviven por lisonjear al mandatario.
El periodista convertido en funcionario, sabelotodo muchos hay en el gabinete de Roberto Sandoval con cargos para los cuales no reúnen el perfil, por ejemplo en Finanzas tiene a un ingeniero eléctrico, en Educación a una contadora, en Salud a un ingeniero bioquímico en alimentos, en Turismo a un…….sostiene que dentro del gobierno existe una gran competencia por adular, los halagos exagerados con interés están al cien por ciento. “Todo para quedar bien con el jefe inmediato o con el mero mero”.
También dice que sumergidos en la maraña de intrigas, los bandos de funcionarios pierden piso y al mismo tiempo se alejan de la realidad, “tanto que las mismas mentiras que se echan unos con otros se comienzan a creer por sí mismos”. Testimonio de quien conoció hasta las pestilentes cañerías del gobierno de la gente.
Pero el mandatario estatal al oído tiene presión de habladillas de los diablos que le aconsejan ejecute acciones diversas, como la de hoy producto de este comentario que se considera fue orquestada con antelación, porque nada de raro tiene que se hayan iniciado medidas de represión e intolerancia hacia periodistas y medios de comunicación justo al inicio del segundo trienio del periodo gubernamental.
Lo peor del caso sería que quienes le ensalivan las orejas a Roberto Sandoval sean personas muy ajenas a la idiosincrasia de los nayaritas, nacidos no fuera de nuestro terruño local sino del país. Ellos se irán con las alforjas cargadas del dinero que administra el gobierno estatal, quizá hasta burlándose de la ingenuidad de los nayaritas, mientras que nuestro flamante gobernador aquí se quedará a vivir para darse cuenta que en política los amigos son falsos y los enemigos de verdad.
Permanecerá entre nosotros dependiendo del resultado de su administración, pues el ejemplo más reciente es el de Ney González, quien gobernó Nayarit el sexenio anterior, pero cambió de residencia fuera de la entidad y hoy hasta se queja de traiciones.
En el fondo de su ser, Roberto Sandoval no incuba maldad, se la han inoculado. Debe tener su carácter en ocasiones explosivo cuando a uno las cosas no le salen bien, con carga de tozudez, pero con toda seguridad por otra parte heredó genes de su padre don Pablo Sandoval Oruz, un hombre apacible, sereno en sus juicios y sabedor del valor de la amistad. En pláticas de cantina conviví en varias ocasiones con él en su calidad de dirigente priista de los tablajeros, regularmente en compañía de los también reporteros Paco Ocampo y/o Enrique Vargas López, ambos ya fallecidos.
Además amisté con Roberto Sandoval cuando despuntaba, era político de medio pelo. Había quedado en la orfandad política luego de la trágica muerte en carretera del líder del grupo, en ese entonces senador, Marco Antonio Fernández, quien para sus seguidores el cetemista llegaría a la gubernatura de Nayarit. Se truncó el proyecto. Fue entonces que Sandoval se cobijó en el equipo de Ney González, quien como presidente municipal de Tepic a Roberto le concedió la dirección del rastro municipal.
Había llegado a la diputación abanderado del PRI por el tercer distrito electoral local que corresponde a los municipios de Tepic y Santa María del Oro (en este último yo tengo derechos de sangre). Le hice entrevistas. En ocasiones diferentes charlamos tanto en su oficina de la colonia San Antonio como en comedero público de céntrico hotel, sobre lo maravillado que estaba con el resultado de las entrevistas, más en el contenido de la redacción. “Las leímos en familia”, me comentó. Por esa y otras razones sé que es buen hombre.
Sin embargo, he sido víctima de las supuestas represalias e intolerancias del gobernador de Nayarit. Me ha pegado en donde a todos más nos duele: el bolsillo. El brazo constrictor ha alcanzado a otras instituciones que constitucionalmente en un todo conforman el Estado. El poder de Roberto Sandoval es omnímodo.
Aquí abono la narración que Ulises Rodríguez hace en su última entrega a Nayarit Altivo sobre lo dicho por el ingeniero Memo Borrayo a manera de consejo cuando el primero tuvo fricciones con el entonces gobernador Ney González: “A veces no tienes que cuidarte sólo del jefe político, sino de los pendejos que quieren quedar bien con él, y por tal de lograrlo hacen hasta las más absurdas pendejadas”.
De lo más contrario a la razón en los tiempos actuales es atentar contra la manifestación suprema de la libertad de expresión: el periodismo. El avance de la tecnología aplicada al internet permite la multiplicidad de medios de información, hoy la realidad está observada bajo la mirada de miles de lentes del teléfono celular. Todos somos reporteros, en tanto compramos un dispositivo móvil podemos enviar información, sobre todo imágenes, a cualquier parte del mundo en segundos.
Rigoberto Ochoa Zaragoza, quien fue gobernador de Nayarit para el periodo 1993-1999, en entrevista con este servidor, a quince años de terminado su mandato aceptó como error haber reprimido al periódico local Realidades al negar la reanudación del convenio de publicidad, para él, de piel muy sensible, era un medio incómodo. Revisitar la historia con ojo crítico puede hacer la diferencia.
En mi caso particular, la actitud del gobernador Roberto Sandoval la interpreto de intolerancia, represiva hacia una voz discordante en el ecuménico coro de alabanzas y genuflexiones al todo poderoso. No creo que una de las escasas plumas críticas, no sólo al gobernador y sus funcionarios, segar es parejo, haga mella en la conciencia ciudadana como para modificar el rumbo, tampoco para dar vuelco a la intención del voto cuando las elecciones.
Roberto Sandoval debe modificar su conducta, dar golpe de timón, si no quiere lamentar otro fracaso mayúsculo como el que significó designar por capricho candidato del PRI a la presidencia municipal de Tepic a Roy Gómez, quien fue derrotado estrepitosamente en las urnas por el panista Polo Domínguez, proyectado con fuerza ciudadana hacia la gubernatura de Nayarit, pero además se ha convertido en una piedra en el zapato del hombre del sombrero. Los abucheos al gobernador tienen su fundamento.
Se trasluce que en el plano financiero el gobierno de Roberto Sandoval no camina en caballo de hacienda, habida cuenta que desde el primer año de ejercicio solicitó al Congreso del Estado autorización para adquirir un préstamo bancario por cinco mil millones de pesos para reestructurar la deuda, que según el mandatario actual le dejó Ney González por casi diez mil millones de pesos.
Asimismo, el informe del Órgano de Fiscalización Superior sobre la cuenta pública de 2012 nos entera de descomunales actos de corrupción. Hay quien prefiere un final de pesadilla que una pesadilla sin fin ¡Nos veremos!
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