Estrategia contra la consulta popular

El Congreso de la Unión está conformado por legisladores llamados de elección uninominal y de elección plurinominal. Comúnmente se les conoce como legisladores de mayoría relativa y legisladores de partido. Y se establecen los mecanismos para que en una entidad o en un distrito electoral federal, según sea el caso, además de los legisladores triunfantes por el voto ciudadano vayan al congreso también, legisladores de los partidos que no obtuvieron el triunfo electoral. Se han escuchado voces que llaman la atención sobre el número tan grande de diputados y senadores y el costo tan elevado que su estancia en el congreso le resulta a la Nación. A esas voces se han agregado otras que proponen la reducción del número de legisladores en general y otras que proponen la reducción de los legisladores plurinominales. En particular se propone reducir en 100 los diputados y en 32 los senadores plurinominales. Tal propuesta responden los legisladores de la llamada izquierda, es retrógrada y antidemocrática porque impediría que los partidos perdedores electoralmente tuvieran representación en el Congreso de la Unión. En el fondo la idea de la representación de las minorías perdedoras en las cámaras de diputados y senadores no es “mala”, no es inadecuada. El problema está en la selección que hacen los partidos para que los represente en el congreso. Aquí se seleccionó a un veracruzano al congreso local. Este sistema pudiera ser perfecto para un equilibrio de fuerzas pero la experiencia nos dice que en lugar del equilibrio se busca el fuero para protagonizar escándalos. En otras palabras sirve para compartir el poder y para constituir el pandillerismo político.

Por otra parte, es una realidad que los plurinominales son el grupo el más activo en las dos Cámaras por lo que quedan mal parados los legisladores que fueron electos de forma directa. En la pasada conformación del Congreso de la Unión, ¿Quiénes fueron los legisladores plurinominales y que papel están jugando? Tenemos en el senado por el PAN a Ernesto Cordero (precandidato presidencial perdedor), Mariana Gómez del Campo, Gabriela Cuevas, Luisa María Calderón (ex candidata al gobierno de Michoacán). Por el PRD destacan Miguel Brabosa, Dolores Padierna, quien prácticamente no ha dejado de ocupar un puesto público en los últimos 20 años; e Iris Vianey Mendoza a quien se le involucró en un escándalo que la ligaba con miembros del cártel de los Caballeros Templarios. Por el PRI están entre otros Carlos Romero Deschamps y los operadores estrella del gobierno de Peña Nieto, Emilio Gamboa Patrón y Manlio Fabio Beltrones.

El que el PRI esté atrás de esta propuesta llama poderosamente la atención pues se habla de presentarla a través de una consulta popular, lo cual presumiblemente se tendría que en general la gente se inclinaría por tener menos diputados y senadores. Sin embargo allí está la trampa. Será la Suprema Corte de Justicia de la Nación quien determiné la viabilidad y validez de este ejercicio que podría requerir una reforma constitucional. Esta es una de esas jugadas de salón, una carambola de salón. La Corte tendrá tres temas de consulta popular al mismo tiempo: plurinominales, reforma energética y salario mínimo. La negativa a la consulta ciudadana al tema de los plurinominales da la posibilidad a la negativa a la consulta para el tema reforma energética. Además quita al presidente Peña Nieto el compromiso de cumplir una promesa de campaña. Por su parte la no-negativa a la consulta en el tema de los plurinominales dejaría al PRI con la mayoría aplastante en el Congreso cosa que sería asunto de la viabilidad. Y el caso de los salarios mínimos se convertiría en intrascendente. En fin.