La gran tarea de Cota
Octavio Camelo Romero
11 de agosto de 2014
El senador mexicano Manuel Cota Jiménez en fecha muy próxima tomará los “bártulos” de la Confederación Nacional Campesina mejor conocida por sus siglas como CNC. Aunque hay quien afirma que el senador no es nayarita sino sinaloense, lo cierto es que le tocó encabezar un momento histórico de su organización. Quienes se quedaron atrapados en el siglo pasado siguen pensando en el sector campesino como el conglomerado de mexicanos radicados en el medio rural sujetos a las dádivas del Estado de la Revolución Mexicana con el propósito de tenerlos de aliados para lo que se necesitase. La política pública se hacía en una combinación Partido Político-Estado a través del Partido Revolucionario Institucional diseñado y creado como el instrumento de control político del estado-mexicano. Su manera de operar resultaba muy efectiva porque se partía de los liderazgos naturales a los cuales se les otorgaba la función de gestoría de su comunidad o gremio. Los funcionarios del gobierno respetaban la gestión y daban toda la personalidad al líder que la realizaba. De esta manera los agremiados depositaban su confianza en la o las cabezas de los movimientos y cuando se ocupaba la participación popular para apoyar cualquier decisión gubernamental por lo general no se tenía ningún problema. Esta práctica del siglo pasado cambió a partir de los años 80 y en este siglo definitivamente ya no se tiene ninguna referencia a los liderazgos naturales. Hoy lo que prevalece es la figura del funcionario en calidad de dador de dádivas. Esto es relevante porque el Senador Cota es un cuadro político del PRI formado bajo el esquema del siglo pasado que le está tocando vivir estos tiempos históricos de transformación del Estado en un Estado Transnacionalizado al servicio del Capital Transnacional. Y aquí precisamente radica la relevancia de su momento histórico como líder de la CNC que en próximos días recibirá al organismo campesino de manos del presidente Enrique Peña Nieto.
Evidentemente que la agricultura mexicana no es competitiva en el mercado internacional. Tan solo la producción de granos en USA duplica y triplica los rendimientos por hectárea en relación con los rendimientos nacionales. Esta situación no solo perjudica a los productores sino a los jornaleros al pagárseles salarios de hambre por jornal. Sin embargo existe un mercado internacional apetitoso deseoso de satisfacer sus necesidades agroalimentarias. Este mercado está en los países asiáticos y en la India. Pero el minifundismo mexicano tiene que ser el punto de partida para elevar la producción. Para ellos se tienen que incorporar los procedimientos que actualmente se utilizan en países con desarrollo tecnológico de avanzada e impulsar el desarrollo científico-tecnológico en los centros educativos. Y suplir el minifundismo con producción intensiva de capital, con producción altamente tecnificada, con aplicación de las tecnologías de la hidroponía, etc. Y este proceso precisamente se dará o se iniciará en este periodo del liderazgo del senador Cota al frente de la CNC. En fin.
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