Manuel Cota, la CNC y el campo

La Confederación Nacional Campesina (CNC), organización filial de significativo bagaje  histórico en la evolución del Partido Revolucionario Institucional (PRI), se encuentra inmersa en un momento determinante no solo para su pervivencia en sí misma, sino para refrendar ante los mexicanos su renovada razón de ser en la lucha del campesinado del siglo 21.

En este marco, según ha quedado claro, la modernización de gran parte de las instituciones y de los sectores neurálgicos para la operatividad de organismos como el propio PRI, ha entrañado algo más que la simple inserción en la vorágine tecnológica y la globalización o el uso del falaz marketing, a efectos de una transformación armónica y sustancial, que suma e integra asimismo en una auténtica unidad que rebasa con mucho la vacuidad de un solo eslogan; de tal suerte que el reto estriba en "dar a cada quien algo qué defender", acorde a la visionaria máxima del pensador George Clemenceau: únicamente la identificación genuina con las causas populares que permite la interacción recíproca, en este caso, la correlación estratégica de esfuerzos con la gente del campo.

De conformidad, es evidente el empeño que el Revolucionario Institucional está depositando en el fortalecimiento de uno de sus pilares más importantes que, cabe decir, en su momento le reportó prácticamente el control organizacional del país -tomando en cuenta que la nación registraba el 80 por ciento de su población en zona rural, y en lo subsecuente de preeminente actividad agrícola- y por tal razón, tuvo el tino de instrumentar sendas líneas de acción que permitieran conocer de primera mano las crecientes necesidades de los campesinos y poder estructurar a su vez programas de coadyuvancia a la productividad y rentabilidad mismas del sector. Así, por muchos años funcionó el esquema, hasta que las propias circunstancias de tiempo y ciclos pusieron de manifiesto la necesidad de un viraje total que frenara la corrosión por vicios y fardos a partir de la seductora tentación del nocivo conservadurismo del poder.

Hoy, al parecer el PRI pues proyecta entender tal circunstancia, y ha determinado que sea el experimentado Senador nayarita Manuel Cota Jiménez, quien conduzca el nada sencillo trabajo de renovación de la CNC, a fin de volverlo un organismo capaz de darle al campo una vez más, dinamismo, rentabilidad y organización, rescatando con hechos de probada eficacia, la esencia del verdadero respaldo que incide en beneficios permanentes para crecimiento del propio campesino. En tanto, se busca el avance periódico de una CNC "al día", que día con día justifique -como en sus buenos tiempos- la conveniencia de su presencia para el desarrollo del campo, tanto tiempo pospuesto en medio de una hoguera de oscuros intereses cupulares.

Cota Jiménez, efectúa una gira por las 32 entidades federativas, que comenzó pletórica de signos y mensajes en Anenecuilco, Morelos, en compañía de Emiliano Zapata Sandoval, nieto del emblemático campesino revolucionario, Emiliano Zapata; esto de cara a la elección interna del próximo 10 de agosto, dónde se concretará su liderazgo, a fin de asumir funciones ya de manera oficial en tiempo y forma, el día 28 del mismo mes. Y siendo así, se emprenderá la gran batalla por hacer de un agro mexicano -representativo hoy de apenas un 20 por ciento de la población que habita en zona rural-, un factor de peso en la polifacética realidad contemporánea: donde la modernidad fortalezca, no merme ni absorva, y se logre trascender incluso el cerco económico-social de la urbe y su feroz competencia de global apertura comercial.

La decepción popular hacia el tradicionalismo (a)político de las prácticas clientelares, y aún más de la consecuente como preocupante concepción entre los campesinos de que es al poder en turno mismo que le conviene mantener postrado al campo, para justificar el paternalismo electorero, deben de desvanecerse con resultados tangibles, acudir a los principios que dieron origen a la Confederación, y en paralelo evitar al máximo ya el terrible daño que están causando quienes en definitiva no cumplieron con su encomienda y solo se han dedicado a medrar, golpear y dividir a sectores y organizaciones, creyendo en su reducida comprensión política -por su escasa preparación- que todo está muy bien, cuando solo han complicado las cosas.

Cota Jiménez pues, se encuentra frente a la mayor responsabilidad de su trayectoria política, y al mismo tiempo parecieran también ser las dimensiones de la respuesta  otorgada por el tricolor - su apuesta- ante el singular escenario que vislumbra ya en puerta y en lo sucesivo, en provincia y la nación. ¿Se podrá vencer? Habrá que estar muy atentos.