Tepic, Nayarit, martes 03 de diciembre de 2024

La desaparición de PEMEX y CFE

Octavio Camelo Romero

21 de julio de 2014

Resulta sospechoso que hasta ahora Gilberto Ortiz, presidente de la comisión de energéticos de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (CANACINTRA), diga que el camino está muy claro para que desaparezcan las extintas empresas de los mexicanos, PEMEX y CFE. La expresión se relacionó con la aprobación del primer dictamen del Senado de los cuatro que integran la legislación secundaria en materia energética. Raya en el cinismo cuando afirma que tuvo claro desde que se dieron las modificaciones constitucionales en materia energética que se venía una apertura total del sector, y que ahora que se aprobó el primer dictamen se lo confirma. Sin embargo en aquel entonces no solamente calló, sino que los canacintros apoyaron la Reforma. Dice que solamente se abre el mercado y se establecen una serie de facilidades para que puedan participar las empresas privadas, principalmente las grandes que tienen mayor capital y tecnología, pero que no se están dando grandes elementos de competencia para las ex parae statales. Sobre la participación de la industria nacional en el mercado energético comentó que las empresas mexicanas están muy limitadas para participar no tanto por la ley, sino por su poca capacidad económica. En este espacio dijimos desde la campaña presidencial que estaba claro el destino de PEMEX y de CFE. Desde el año 2012 registramos un movimiento nacionalista encabezados por la diputada Laura Itsel Castillo, quien juntó miles de firmas para ampararse contra las concesiones de explotación de tres campos petroleros situados en Tabasco, otorgadas a las empresas trasnacionales, uno dado a Schlumberger y dos a la escocesa Petrofac. Y la CANACINTRA en aquella ocasión hizo mutis frente a ese movimiento patriótico de muchos mexicanos que buscaban impedir la violación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y de la soberanía nacional. Pero sobre todo, por rescatar las empresas mexicanas de manos extranjeras, que desde Miguel de la Madrid, pasando por Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y hoy Enrique Peña Nieto, los presidentes que ha tenido México, se dedicaron a desmantelar el Estado de la Revolución Mexicana y a entregar las empresas mexicanas al capital extranjer o. Y en otro momento, en pleno proceso electoral presidencial, a propósito de la nacionalización de la industria petrolera argentina saldrían a la luz esos mezquinos intereses del PRI y del PAN que sin ningún recato a los principios juaristas y a los principios de la política exterior mexicana, desde el Presidente Calderón, pasando por Enrique Peña Nieto y Josefina Vázquez Mota, se hicieron pronunciamientos injerencistas y groseros para las autoridades y pueblo argentino condenando su derecho de nacionalizar su industria. Y los canacintros en ese entonces apoyaron tales posturas. Y no es que consideremos que las nacionalizaciones son cuestiones del socialismo o que las empresas de Estado son socialistas. En México después de la segunda guerra mundial se nacionalizó la industria petrolera y se dio paso a la creación de empresas de estado como CFE, TELMEX, FFCC, etc. Empero, ¿cuál era el significado de una empresa de Estado? Se sabía de la existencia de la Unión Soviética y de las empresas que el gobierno socialista creó con la fuerte presencia del Partido Comunista de la URSS en los órganos de dirección. En el país de los “soviet” o consejos, se suponía que con estas empresas el pueblo produciría sus satisfactores sociales y consolidarían el acceso a la sociedad socialista. Ese era el referente existente para nuestro país que incursionaba en la transformación y creación de las empresas de estado. Y como se consideraba al Estado como el representante de la Nación o Sociedad, entonces era muy natural concebir que estas empresas eran propiedad exclusiva del estado y que por tanto, él debiera nombrar a los directivos de tales empresas. Por eso era inadmisible permitir el acceso del capital privado en esas empresas, pues se consideraba que con dicha apertura la empresa de estado se privatizaba. Sin embargo había un problema en la distribución de la producción de tales empresas. Y se tuvo que recurrir a lo que era también muy natural, al mercado o comercio como el instrumento de distribución de la riqueza material producida por tales empresas de estado. El problema es que no se dieron cuenta que la mentadas empresas de estado en realidad venían siendo empresas capitalistas y que el estado se comportaba como cualquier capitalista. La diferencia con el capitalista individual era simplemente de la naturaleza social de la personalidad. En lo demás seguía siendo igual, era y es explotador del trabajo asalariado. Y en casos como México además el sistema capitalista usó a estas empresas para desarrollar a la industria capitalista del país permitiendo la gran acumulación de capital con la transferenc ia de la plusvalía de las empresas de estado a los capitalistas individuales. Y conforme avanza el desarrollo del capitalismo mundial, estas empresas lejos de desaparecer se hacen más necesarias e incluso indispensables para el impulso del capitalismo en las zonas marginadas. De allí que el concepto de nacionalización o estatización en la actualidad sea connatural al capitalismo mundializado. En concreto, ¿Qué defienden los canacintros?

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