La triste historia de un ranchero enamorado
Oscar González Bonilla
26 de junio de 2014
La honesta argumentación que hiciera Lenin Salvador Guardado Negrete en su columna nombrada Confidencial, publicada este miércoles 25 en el periódico Crítica de su propiedad, motivó en mi persona la razón de los siguientes comentarios.
Antes daré a conocer lo dicho por Lenin:
“Cuando uno está dentro de la burbuja de un instituto político o incluso del mismo gobierno, se tienen tantas responsabilidades y encomiendas que nos alejamos tanto de la realidad, de lo que está ocurriendo a fuera. No nos percatamos de muchas cosas, entre ellas, de los errores.
Eso les está pasando a los del PRI, a los del gobierno de la gente. Eso me ocurría incluso a mí.
Estás dentro y solo escuchas una sola parte, lo que conviene, lo que interesa al gobierno o al partido, lo que quieres escuchar. Y ahí dentro, existe una gran competencia por las adulaciones, la lisonjería está al cien por ciento y sobra quien practique esa tarea. Todo para quedar bien con el jefe inmediato o con el mero mero.
Por eso, por el exceso de halagos entre unos y otros del mismo bando, se pierde el rumbo, se comienza a perder piso y a alejarse de la realidad, tanto que esas mismas mentiras que se echan unos con otros se comienzan a creer por sí mismos.
Pero una vez que abres los ojos, cuando sales de esa etapa de zombie, la realidad es totalmente diferente. Te das cuenta que lo que escuchaste dentro no es lo mismo a lo que la gente percibe afuera”.
Sopas, perico. Cuando yo dejé de ser colaborador con paga del diario Censura de mi amigo Elías Maldonado porque éste tuvo problemas de ingresos, al día siguiente Lenin, también amigo de años como aquel, me contrató de palabra como su entrevistador de cabecera. Y ahí voy a ganarme unos centavos.
Durante los meses al servicio de Crítica, su director y propietario nunca me pagó puntual los días de quincena, costumbre muy arraigada en mi persona por empresas serias en que laboré, destaca NOTISISTEMA y también la televisora XHKG, la primera en once años sólo retraso de un día tuvo el pago salarial porque la nómina procedente de Guadalajara se envió por equivocación a Mazatlán.
Como periodista que vive al día, siempre esperé la retribución al término de la quincena, pero el pago llegaba tres, cuatro y hasta cinco días después. Me desesperaba. Solía decir para mis adentros, este cabrón de Lenin piensa que estoy en su misma condición. Como funcionario de la gente recibe su buena lana el día de quincena, él come con manteca y lo demás le vale madre.
Al paso del tiempo, con base en lo dicho por él, creo que yo tenía razón. Lenin sostiene que como funcionario estatal se hallaba en una burbuja que no le permitía ver la realidad, nada de lo que ocurría fuera de ese ámbito ¡Qué tal! (dixi Marcos Trujillo).
Después del gobierno estatal, Lenin pasó por encargo del gobernador Roberto Sandoval, sin la anuencia de Liberato Montenegro Villa, menguado dizque líder moral del magisterio nayarita, a ocupar el cargo de director de una escuela técnica, me parece que en Ruiz. Luego renunció al cargo para mostrar con todo su potencial la aspiración de ser candidato del PRI a la presidencia municipal de Tuxpan, su solar natío.
Fue entonces que inicié el lento retiro. Pensé: si este señor como funcionario del gobierno de la gente se encontraba en estado zombie, ahora con la soñadora ilusión de ser presidente municipal el trastorno mental alcanzará grado máximo, no sólo estará aturdido sino actuará como autómata.
Lenin hizo lo que debía hacer para ganarse la gracia de quien decidió las candidaturas. Dos tres veces lo encontré en ese ajetreo, incluso uno de ellos me comentó que en las actividades de antes de las precampañas había gastado ya cuatrocientos mil pesos. Pero su fe de que sería el candidato no decaía, muy seguro estaba que si el gobernador Sandoval le había señalado el rumbo era porque sería el bueno.
Siempre imaginé un iluso a Lenin, que era tal el engaño y la manipulación que de él hacían que jamás conseguiría la candidatura. Exponía razones a quien me quería oír, pero además concebí la idea de que el gobernador Roberto Sandoval al frente le puso la zanahoria a Lenin, como lo hizo con muchos más en todo Nayarit, y por más que a toda velocidad corrieron nunca le dieron alcance.
Creí no saldrías ni a la calle después de lo que te hicieron, le dije ya hecha la designación de las candidaturas del PRI. Pues me fue mejor que a ti, peor te la hicieron, fue su respuesta. Bueno, yo sí fui candidato, le contesté. Y hasta ahí, porque en ese tiempo traía guarura.
Debí haberle explicado en ese momento, pero consideré prudente no hacerlo, que cuando fui candidato a regidor por el PRI el que decidía sí era mi amigo, no ocasional como lo es el gobernador Roberto Sandoval de Lenin Guardado. Yo cultivé la amistad con base al respeto y responsabilidad, aprecio que al paso de los años se acrecentó.
En 1999 formé parte de la planilla del PRI al Ayuntamiento de Tepic que llevaba como presidente al doctor Miguel Ángel Navarro Quintero, quien me dijo: no te doy la sindicatura porque ya la tengo comprometida, pero una regiduría sí. Me pidió que de ello le comentara al candidato del tricolor a gobernador de Nayarit, doctor Lucas Vallarta Robles, para que diera su anuencia. De inmediato aprobó la propuesta, en ese entonces yo formaba parte del equipo de comunicación social de la campaña de este último.
Para finalizar, con toda honestidad debo decir que Lenin Salvador Guardado Negrete no me quedó a deber ni un cinco partido por la mitad, asimismo sentí grato su respaldo en ocasiones especiales, pero siempre retribuido con el esforzado trabajo de reportero-redactor.
Mi aprecio al amigo que aunque tomó cursos rápidos de administración pública y política, considera que de la rama de emprendedor empresarial conectada a la comunicación social nunca debió haber salido. Salud.
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