Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

Por cuál cambio

Octavio Camelo Romero

25 de junio de 2014

Algunos candidatos, funcionarios y políticos se pronuncian por “un cambio”; los candidatos aspiran a aumentar su simpatía electoral con esa proposición; los funcionarios pretenden acallar el malestar social con el slogan del “cambio”; los políticos pretenden estar a tono de las circunstancias actuales con “el cambio”; pero ninguna dice exactamente qué significa para ellos el término “cambio”. Para empezar el cambio tiene dirección y sentido, es como un vector, dijeran los matemáticos; en un sistema de referencia significa avance o retroceso, hacia adelante o hacia atrás, revolucionario o retardatario, a la izquierda o a la derecha, etc.; como el chofer de un automóvil, se puede meter cambio para avanzar o para recular, para ir hacia adelante o hacia atrás.

En México quienes desde la década de los 70 han estado interesados en “el Cambio” han sido precisamente los neoliberales, esa ideología-política que se propuso desmantelar al Estado de la Revolución Mexicana y que desde el gobierno de Miguel de la Madrid inició tal proceso. Sin embargo esa corriente de pensamiento liberal surgió en el PAN y se incrustó en el PRI para en una mezcla pri-an-ista acelerar el derrumbamiento del Estado fuerte y sustituirlo por uno débil al servicio del capital transnacional. El cambio iniciado en aquel entonces hoy se ha legitimado con las reformas estructurales del PRI, PAN y PRD. Ese es el cambio al cual nos han llevado, a legitimar la venta de PEMEX y CFE, a perseguir a los refugiados en la economía informal para no morir de hambre, a perseguir a los ciudadanos pobres para que paguen impuestos, a perseguir a los maestros que no apoyen sus fechorías, a sumir más en la pobreza al Pueblo mexicano. Ese cambio nadie en su sano juicio lo quiere, a no ser que esté involucrado en los grandes negocios de los que lo promueven.

Pero ese cambio tiene sentido para los neoliberales; ellos buscan que la población mude de una conciencia colectivista a una conciencia individualista, y es que el Estado de la Revolución Mexicana desarrolló en la mente de los mexicanos que no  acudieron a las aulas norteamericanas, una conciencia grupal-nacionalista; ellos pretenden que todo lo gremial se aniquile para dejar al individuo al libre juego del mercado; ellos por eso están en contra del contrato colectivo de trabajo, de los sindicatos, de las soluciones colectivas, del Estado benefactor, del Estado fuerte, del Estado rector de la economía.

La mercantilización y el individualismo de la vida en sociedad son el binomio ideal para el nuevo liberalismo o liberalismo del siglo XXI; todo aquello que atente contra ellos hay que combatirlo y exterminarlo; todo aquello que los favorezca, hay que impulsarlo; por eso se impulsa la conversión en mercancía hasta de la dignidad, ya no digamos los órganos o los placeres que algunos de ellos provocan con su uso; el precio por su uso se comporta como cualquier precio en el mercado, mientras más oferta haya menor será su precio, por eso se impulsa la competencia individualista, la oferta individual no gremial, motivo por el cual estorban los sindicatos y se adula la contratación individual. En esencia se pretenden mercancías de uso a precios baratísimos como un mecanismo para la obtención de grandes ganancias, mano de obra con salarios de hambre. Ese es el cambio que quieren los neoliberales y precisamente ese el cambio que no nos conviene a los asalariados. En fin.
 

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