Protocolo en contra del bullying
Francisco Cruz Angulo
05 de junio de 2014
El bullying o acoso escolar no es un fenómeno nuevo. Lo que ocurre es que ahora se hace más visible gracias a los avances en las tecnologías de la información como telefonía móvil y el uso de las redes sociales por internet.
En estos cinco primeros meses de este año se incrementó el “bullying” en las escuelas de enseñanza básica, pero también en los centros de trabajo y en las calles, lo que ha provocado casos extremos como el homicidio; un hecho reciente es el ocurrido en Ciudad Victoria, Tamaulipas en donde un niño de secundaria sufrió muerte cerebral a consecuencia de ser lanzado en contra una pared por un grupo de adolescentes sin que su maestra hiciera nada por detener esta acción abusiva.
Otros casos similares aunque de menor violencia ocurrieron en los Estados de Zacatecas, Puebla, San Luis Potosí, casos ampliamente divulgados por la televisión.
Es tal la preocupación del Gobierno de la República que anunció el Secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet que a partir de octubre se implementará un protocolo nacional que deberá ser acatado por las autoridades escolares en cada uno de los estados.
En este protocolo se pretende involucrar de manera activa a directores, profesores, padres de familia y a directivos de los SEPE, no penalizando tales acciones sino tomando medidas enérgicas de la prevención.
La otra arista del problema del acoso escolar o extraescolar que deberá enfrentar el estado mexicano es el bullying por medio de las redes sociales. Es tan grave este problema que decenas de niños y niñas, adolescentes y jóvenes muchos de ellos terminan en el suicidio.
Dado la gran cantidad de usuarios de las redes sociales la incipiente policía cibernética se muestra impotente ante este fenómeno del mal uso del internet. No será nada fácil combatir cualquier tipo de acoso a las personas más vulnerables en tanto no se apliquen políticas públicas de gran calado.
Como lo han explicado reconocidos sociólogos que el problema radica primero en que vivimos en un país de profundas desigualdades sociales, lo que ha traído como consecuencia una creciente descomposición del núcleo familiar; luego una cultura machista en donde el hombre recurre a la violencia para asegurarse de su poder.
Otro factor recurrente que se refleja en la escuela o en los centros de trabajo es el uso de la violencia como forma de sometimiento de quienes por su condición económica o física son víctimas de maltrato.
Añadamos otro factor que el Gobierno parece no darle mayor importancia. A diario nuestra niñez y juventud se está haciendo adicta de la cultura de la violencia propagado por los juegos electrónicos, la apología de la violencia en los corridos gruperos y el creciente consumo de estupefacientes en el entorno de la familia y de la escuela.
Para recuperar la salud física y psicológica en la vida escolar es muy importante que los directores de escuelas, padres de familia y supervisores encaren coordinadamente el problema del bullying. Es más tenemos casos aquí en Nayarit que es el mismo profesor el que ejerce el acoso violento en contra de sus mismos alumnos que por su condición de vulnerabilidad física son víctimas de burla y hasta de castigos corporales.
Desde hace varios meses la XXX Legislatura Local bajo el liderazgo del Dip. Armando García Jiménez asumió con interés este problema y por unanimidad de todas las bancadas partidistas aprobaron la Ley de Seguridad Integral Escolar. Allí está el instrumento legal para combatir en Nayarit el acoso escolar. Sin embargo parece que a las autoridades de los SEPEN les pasó de noche.
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