Capitalismo nacional contra global

Vale la pena aclarar que “Capitalismo” y “Neoliberalismo” al igual que “Capitalismo” e “Imperialismo” no son la misma cosa. Pareciera que se trata de lo mismo, pero no. En ambos casos son cosas distintas, aunque una se derive de la otra. Y no es que alguien pretenda confundirnos, sino más bien obedece a la ligereza con la cual analizamos los fenómenos. Tanto Imperialismo como Neoliberalismo pertenecen a lo que Marx definió como “Superestructura”; pertenecen al campo ideológico-político. El propio Lenin clasifica al Imperialismo como “superestructural”. Y hoy queda perfectamente evidente su función político-ideológica de gendarmería de los intereses del Capital Dominante Mundialmente. Porque dentro del capitalismo global existen ciertos capitales hegemónicos, dominantes en el planeta. Sin embargo la mundialización del capital ha generado una trabazón de intereses que difícilmente se puede hablar de nacionalidad.  

El Neoliberalismo pertenece al campo superestructural y su función político-ideológica es desmantelar al Estado del Bienestar y someter al Estado al servicio exclusivo del Capital Dominante Mundialmente. Estar a favor del Estado de Bienestar es equivalente a estar en contra del Neoliberalismo. Sin embargo la lucha contra el neoliberalismo no es una lucha radical revolucionaria, más bien es una lucha democrático-burguesa. Pero a pesar de tal situación, es importante apoyarla para mantener la vida democrática de la sociedad dentro del capitalismo.

No hay capitalismos buenos, mucho menos bondadosos y humanistas. El “Estado de Bienestar” se debió a la presencia del “campo socialista”. En cualquier capitalismo hay  explotación, opresión, racismo, colonialismo y guerras si es preciso. Los capitalismos de Estado y las políticas asistenciales y distributivas del ingreso forman parte del capitalismo mundial. La diferencia entre los gobiernos que son agentes directos del Capital Dominante y los que tratan de tener algún margen de maniobra, es que estos últimos sus gobernantes aplican políticas tales que al mismo tiempo defienden las ganancias de los capitalistas y transfieren plusvalía a través de subsidios al consumo y a los servicios. Sin embargo no se pueden ignorar las contradicciones entre los mismos capitalista. El problema surge cuando los luchadores sociales o marxistas no tienen claridad del asunto.

Hoy con Andrés Manuel López Obrador se inicia una de estas luchas, relevante porque se enfrenta al capitalismo mundializado en un intento de dar marcha a tras a las reformas estructurales de Enrique Peña Nieto que vinieron a sepultar al Estado de la Revolución Mexicana para dar vida al Estado Neoliberal Mexicano. Es interesante observar la ruta que se ha trazado el líder de MORENA. Solicitar de la Suprema Corte de Justicia de la Nación su opinión sobre la procedencia o no de su movimiento. Acudir al Senado de la República a iniciar la formalidad para la entrega de los 2 millones de firmas de ciudadanos mexicanos inconformes con la reforma energética y validar la consulta ciudadana para derogar las modificaciones a los textos constitucionales que hicieron en coautoría los legisladores del PRI, PAN y PRD, comandados por el presidente Enrique Peña Nieto y los dirigentes de los partidos del Pacto Por México. En las elecciones federales del 2015 se hará el primer recuento de hechos.