El capitalismo agroalimentario

La producción agroalimentaria es estratégica para garantizar la “autosuficiencia alimentaria” de cualquier país. Sin embargo la clase gobernante priista y panista que ha estado al frente del gobierno de la República ha incurrido por omisión en “traición a los mexicanos” por desalentar la producción y la investigación agroalimentarias. Lejos de impulsar el desarrollo de la ciencia y la tecnología agropecuaria esta clase política se dedicó a desmantelar todo vestigio de un Estado producto de la Revolución Mexicana y defensor de los intereses del Pueblo. Su propósito fue claro desde sus inicios: entregar a EEUU el mercado de los granos. Esta lucha que debiera ser científico-tecnológica contra los productores norteamericanos, resultó una entrega total a los capitales estadounidenses. Y así fue y ha sido hasta el tiempo presente con Enrique Peña Nieto al frente del gobierno.

Mientras la corrupción gubernamental permitía tal atropello a las economías de las familias campesinas, en la Unión Americana se daba un importante impulso al desarrollo de las Fuerzas Productoras del campo. El maíz por ejemplo en EEUU entre 1950 y 2000 aumentó extraordinariamente su productividad. Según el cálculo de la USDA la cantidad de trabajo necesaria para producir 100 bushels de maíz bajó de 20 horas a 3 horas. En el año 2000 cada granjero de EEUU produjo en promedio 12 veces más de output agrícola por hora trabajada que un granjero en 1950. Entre 1948 y 2004 el empleo agrícola disminuyó 3.2% por año pero el producto por trabajador aumentó 4.9% por año, Los precios agrícolas bajaron en relación al índice general de precios: con base 100 en 1948, en 2004 estaban en alrededor de 200 mientras el índice general de precios rondaba 680. En 1950 el bushel de maíz ajustado a dólares de 2010 estaba a 12 dólares. En 1999 estaba a 3 dólares, o sea, había caído 75% entre 1950 y 2000. En los 2000 el maíz aumentó, debido al aumento de la demanda y la reducción de tierra arable. Pero aun así, en términos reales el precio del maíz, a fines de 2013, estaba más bajo que a comienzos de los años 1980 Estos aumentos de productividad están detrás de la caída tendencial de los precios.

Los presidentes dicen que el pueblo de México tiene garantizado el "abasto" de maíz porque se dispone de todo lo requerido para importar la cantidad de grano demandado para el consumo nacional. Como dicen los jóvenes: ese no es el punto. No se trata de importar sino de competir, de desarrollar nuestra ciencia y nuestra tecnología como nación y enfrentarnos en el mercado internacional a nuestros competidores con calidad y precio. Se trata de impulsar la investigación biotecnológica y del tratamiento a los suelos. Pero no se trata únicamente del maíz, sino también del frijol y de otros productos de la  dieta ordinaria de los mexicanos. Dadas las actuales condiciones difíciles de la vida en el país y en el mundo, ya no es posible hablar en abstracto de la demanda nacional. En esta demanda, ¿Dónde quedan los millones de mexicanos pobres que no tienen dinero para comprarse sus alimentos? Por eso no basta hablar de que el país tendrá asegurado el grano que requiera para el consumo nacional. Habrá que señalar cómo los que no tienen dinero para comprarlo lo van a consumir. Pero tampoco es el punto. El tema es la perversa política de los últimos cinco Gobiernos Federales para desmantelar al Estado Mexicano y desalentar la producción agrícola con el único propósito de que compremos el grano que produce EUA. De allí que es relevante hablar y luchar por la autosuficiencia alimentaria en cuanto país, y del ejercicio rector de la economía y de los precios por parte del Estado Mexicano.

Si se compran alimentos en el mercado mundial es porque en México no se producen. De suyo está debiera ser una preocupación de todos aquellos que cumplen encargos públicos. Pero en lugar de estimular la autosuficiencia alimentaria han hecho todo lo contrario. Se ha desalentado la producción agrícola en el país con el propósito de beneficiar a los productores norteamericanos y para que de esa manera EEUU tenga a los mexicanos como mercado estratégico de sus productos.