Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

La división mundial del trabajo social

Octavio Camelo Romero

01 de abril de 2014

Ha quedado muy atrás el acostumbrado modo de ver los fenómenos sociales como eventos ocurridos únicamente en el ámbito nacional. Cuando se hablaba de industria o de producción era usual identificar a la región nacional donde se desarrollaba el proceso productivo. Recordemos como a Guadalajara y a León se les identificaba con la producción de calzado. O a Guadalajara y Moroleón con la producción de telas. Además recordemos como estas actividades productoras se hacían en talleres familiares distribuidos en los hogares o en los lugares habitacionales. Y aunque la producción estaba destinada fundamentalmente al mercado regional, también había circulación nacional y muy escasa, internacional de tales productos.

Empero el desarrollo de las fuerzas productoras materiales impulsó una mayor división del trabajo y mayores requerimientos de capital. Los telares de madera y manuales dejaron su lugar a los telares mecánicos. Y posteriormente estos, a los procesos automatizados. Y últimamente a los procedimientos inteligentes de auto regulación.

Este desarrollo de las fuerzas productoras es el que provoca que se superdivida el trabajo de la sociedad. Pero a la vez es el promotor de la desintegración nacional de los procesos productivos y el de la construcción de actividades productoras multinacionales, donde el tejido social del trabajo ha dejado de ser nacional y ha adquirido el carácter de multinacional.

Tal circunstancia de la multinacionalidad productiva lleva consigo la integración de capitales multinacionales. Y así los intereses de tales capitales conllevan la necesidad de la estandarización, tanto de la capacitación de los trabajadores como de las reglas jurídicas del mercado laboral, de bienes y de servicios, así como también la utilización de una única lengua entre las naciones. Y esto es así porque se tiene que resolver el problema de la movilidad de trabajadores de distintas nacionalidades y de la circulación mercantil en los distintos países.

Dentro de estas circunstancias se han dividido cierto trabajo mundial dos grandes bloques de países: los países desarrollados y los países en vías de desarrollo o emergentes. Los primeros se dedican a contaminar el planeta y los segundos a sanear el ambiente.

Los países desarrollados financian a través del fondo verde la creación de pulmones en los países menos desarrollados. Por eso México se integra a los países con mayor plantación de árboles. Es una de las naciones dedicadas a contrarrestar la contaminación de EEUU.

Por otra parte estos países emergentes se auto limitan para no desarrollarse industrialmente.  No quieren entrar en competencia con los países desarrollados. En realidad no se puede  competir con quien domina. Y aunque el capital se ha integrado multinacionalmente, la hegemonía la ejercen los grandes capitales que tienen su sede en USA, CEE, Japón, China, etc.

Esta división mundial del trabajo social ha llevado a algunos teóricos a clasificar a los países en centrales y periféricos. Se trata más bien de países con distinto nivel de desarrollo, con fuerzas productoras materiales cualitativa y cuantitativamente diferentes  y con distinta función social. Además tales países están dominados por el mismo capital. Es el capital, o mejor dicho, es el interés del capital en cuestión el que determina el papel que jugará y el grado de desarrollo que alcanzará tal país.



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