Henchido de orgulloso patriotismo
Oscar González Bonilla
27 de febrero de 2014
Hubo personas a las que no gustó la forma en que ubicaron las luces de colores que asemejan la bandera nacional en el cerro de La Cruz, en Tepic. El verde, blanco y rojo se miran de manera horizontal, cuando deberían tener posición vertical, dicen.
En lo particular, a mí me pareció un buen detalle, muy a pesar de las opiniones encontradas que de frente me hicieron saber. Más me emocionó el aspecto cuando mi estimado amigo Mike Rosales, fotógrafo de los buenos, me envió una postal nocturna del cerro de La Cruz.
Pero, ¿cuál es la razón de iluminar la montaña con colores de la enseña patria, emblema de nuestra nacionalidad? Por el mes patrio, soltó con desparpajo uno de aquel grupo de personas relacionado con representantes de los medios de comunicación. La burla no se hizo esperar por lo errado de la afirmación, pues como tal es nombrado septiembre.
Por el día de la bandera, dijo otro, el acertijo fue más convincente, todavía más porque el titular del poder ejecutivo de Nayarit, Roberto Sandoval, hizo el encendido oficial al parecer el 24 de febrero, o un día después. Sin embargo, la información del gobierno estatal emitida a través de un boletín a los distintos medios de comunicación hace saber que se trata de fomentar el patriotismo y ser un atractivo más para el turismo.
El gobernador Sandoval dijo que allí está simbolizada la bandera más grande de México con 350 luminarias y acertada combinación de colores. Con ello se trata de “demostrar el patriotismo de la sangre que llevamos de los mexicanos, el orgullo de ser mexicanos”.
Añadió: “La iluminación del cerro de La Cruz será un atractivo más para los turistas y visitantes que acudan a las actividades importantes a realizarse en próximas fechas en la capital del Estado, como es la Feria Nayarit 2014”.
En otros tiempos, antaño, la falda del cerro de La Cruz, de frente a la ciudad de Tepic, fue utilizada para desplegar propaganda política. Varios hombres, enviados a ex profeso, con machete limpiaban de maleza hasta dejar el suelo pelón, precisamente rutas que posteriormente serían empedradas y las piedras pintadas de color blanco. De esta manera grandes letras con las siglas de PRI se divisaban desde largas distancias.
Eran tiempos hegemónicos del PRI-Gobierno. Aún recuerdo las gigantescas letras ARRIBA RIVAS que en el cerro ordenó colocar Alejandro Rivas Curiel (qepd), quien como candidato del PRI ganó las elecciones para presidente municipal de Tepic, y fue alcalde en los últimos tres años de gobierno de Celso H. Delgado (1990-1993).
El dato es que Celso pretendió imponer como candidato del PRI a su incondicional José Ángel Cerón Alba (qepd), quien en ese tiempo fungió como presidente del Congreso del Estado, como ya lo había hecho con Remigio Rosales Vega, mismo que llegó a ser presidente municipal de Tepic de 1987 a 1993.
La candidatura del PRI sometió a elección abierta entre la militancia con la absoluta seguridad el equipo de Celso Delgado que maniobraría de tal manera que José Ángel Cerón Alba se alzaría con el triunfo indiscutible. Pero no fue así. No contaban con la enorme popularidad de Alejandro Rivas Curiel entre la mayoría de habitantes del municipio de Tepic.
Alejandro Rivas sería mal fajado al vestir, pero era un tipo políticamente correcto, dejó atrás su formación de cachiporra en la Universidad de Guadalajara para trocar en un hombre de elevada sensibilidad social, muy dispuesto a darle la mano a quien se la pidiera, siempre en apoyo del más necesitado. Pero además su posición económica se lo permitía, se dedicó a la venta de materiales de construcción. Por esa razón ganó.
Pero resulta que el cerro de La Cruz es empleado con los mismos fines propagandísticos de aquellos tiempos, sólo que hoy con técnicas y equipo modernos. Porque no escapa al imaginario colectivo que se trata de un mensaje subliminal ante la cercanía de las elecciones intermedias en Nayarit. Son los mismos colores que desde siempre ha utilizado el PRI, partido nacido en las entrañas del gobierno.
Sólo resta pensar que este intenso estímulo permanezca vigente hasta la proximidad del día de la jornada electoral, no existe ley o reglamento que lo prohíba. Si resulta ser así, ni dudar que se trató de incidir entre la ciudadanía la fijación de los colores del PRI. Si las luces pronto se apagan, entonces decidiremos que fue el henchido patriotismo del gobernador Roberto Sandoval que intentó transmitirnos.
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