La centralización del capital en México
Octavio Camelo Romero
12 de febrero de 2014
Ni siquiera el 0.5% del país posee 6 billones 802 mil 875 de pesos equivalente al 42% del valor de la economía mexicana. Estamos hablando de 206 mil 315 inversionistas en la Bolsa Mexicana de Valores cuyo crecimiento de fortuna del 6.7% más que en 2012 triplicó al crecimiento de la economía nacional. Estos son datos oficiales proporcionados por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, mejor conocida poro sus siglas CNBV. Por eso le dieron al secretario de hacienda su reconocimiento de mejor funcionario del gobierno peñanietista. Al lado de estos magnates, dentro de los cuales se encuentra el hombre más rico del mundo, están los más de 50 millones de mexicanos sumidos en la pobreza alimentaria y los más de 15 millones de la pobreza extrema. Polos que se alejan por efecto de unas políticas públicas antipopulares y antihumanas favorecedoras de la acumulación del capital. Empero esto es normal dentro del capitalismo, y con mayor razón ahora que en México se han integrado el PRD, el PAN y el PRI al dominio del
capitalismo mundial.
Sin embargo cabe la reflexión sobre la fuga del plusvalor producido en el país cuando en una distribución del capital social la mayor parte corresponde a capitales extranjeros. Recordemos que una de las características de la mundialización del capitalismo es precisamente la multinacionalidad del capital, esto es, la pérdida de la nacionalidad del capital. En México el capitalismo mundial "ya ha sentado sus reales", de allí que el "plus valor" producido en territorio nacional pertenece a quienes desde otros territorios del planeta invirtieron en el país.
La ruta que haya seguido la acumulación del capital pudo haber sido muy diversa y compleja. Seguramente hubo quien tuvo inversión directa, otros invirtieron en la compra de acciones y/o bonos, o quizás otorgaron créditos a empresarios o al propio Gobierno.
Ante tal situación el plus valor producido por los trabajadores mexicanos pertenece a quienes sean los dueños de las empresas, sean estos nacionales o extranjeros. Si el capital extranjero es dominante, entonces ese plus valor saldrá del país bien sea como ganancias, bien como réditos, bien como intereses, etc.
Si la inversión se hizo en empresas privadas, de las utilidades de éstas se les dará lo que les corresponde, pero si invirtieron en el Gobierno, en bonos de deuda pública, entonces de los ingresos públicos se destinarán dineros para pagar réditos o intereses a estos acreedores extranjeros. En cualquiera de las formas el plusvalor producido por los asalariados mexicanos saldrá del país. Esto es así y no puede ser de otra manera.
Con la integración de México al "capitalismo mundial" no nos debe sorprender que en los últimos 5 años hayan salido del país más de 100 mil millones de dólares por concepto de pago de intereses de deudas que el Gobierno y los Empresarios suscribieron con acreedores extranjeros. Hay unos datos que permiten dimensionar el ritmo de mundialización del capital que se opera en el país. A finales del año 2006 las empresas en México tenían un adeudo con extranjeros de más de 58 mil millones de dólares, y al final del 2011 ese adeudo llegó a más de 80 mil millones de dólares. Estos datos nos indican que la inversión multinacional en capital a rédito tuvo un ritmo de más del 7% anual.
En buena parte esta situación nos permite explicarnos porque la tasa de crecimiento económico del país fue del 4% en el 2011 y porque seguramente será mayor de esa cifra para el futuro. Sin embargo esa misma situación nos autoriza a pensar en la posibilidad del arribo del capital mundial bajo el ropaje chino. Seguramente las empresas multinacionales que operan en territorio Chino buscarán la manera de llegar a México bien para asociarse con nacionales, bien para comprar empresas con problemas de financiamiento o bien para prestarle servicios a crédito al Estado Mexicano, como actualmente lo están haciendo en los países de la Unión Europea o en Cuba.
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