Latinoamérica en cifras
Octavio Camelo Romero
10 de febrero de 2014
En la Cumbre realizada en La Habana el 28 de enero del 2014, de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños mejor conocida por sus siglas “CELAC”, Raúl Castro Ruz, general en jefe del ejército y presidente de los consejos de estado y de ministros de la República de Cuba, pronunció un discurso en el cual da cuenta del estado que guarda Latinoamérica. Por la relevancia del tema rescatamos las cifras.
Con el tema central "la lucha contra la pobreza, el hambre y la desigualdad" esta cumbre inició sus trabajos. Y con colaboración de la CEPAL a la presidencia pro témpore cubana de la CELAC, se estructuró el discurso del general Raúl.
Según la CEPAL la tasa de pobreza alcanzó en 2012 como mínimo un 28.2% de la población, o sea, 164 millones de personas, y la de indigencia o pobreza extrema el 11.3%, lo que equivale a 66 millones de habitantes de la región. Pero lo más preocupante es la pobreza infantil que afecta a 70.5 millones de niños, niñas y adolescentes, dentro de los cuales 23.3 millones están en situación de pobreza extrema. La concentración de la riqueza se manifiesta en que el 10% más rico de la población latinoamericana recibe el 32% de los ingresos totales, mientras que el 40% más pobre recibe solo el 15%. Los pueblos de América Latina y el Caribe demandan una redistribución de las riquezas y de los ingresos. Demandan justicia social efectiva no demagogia como la están haciendo algunos partidos de la llamada izquierda coludidos con la derecha y el centro. Tanto la redistribución de las riquezas y de los ingresos como las demandan justicia social son alcanzables. La región representa algo más del 15% de la superficie terrestre en la cual se encuentra el 8.5% de la población global, pero además cuenta con un porcentaje apreciable de las reservas minerales no renovables más importantes, con un tercio de las reservas de agua dulce, un 12% del área cultivable, el mayor potencial mundial en la producción de alimentos y el 21% de los bosques naturales. Esas riquezas debieran convertirse en el motor para la eliminación de las desigualdades sociales y de las dependencias del exterior. Mediante mecanismos de colaboración entre ellos los gobiernos de los países de la CELAC debieran ser capaces de transformar esos recursos naturales en medios de producción y medios de vida para sus respectivos pueblos, en lugar de andar ofertándolos al capital extranjero por muy rojo que éste sea.
Uno de los problemas fundamentales que padece América Latina y el Caribe es la corrupción y por ello se tiene como su consecuencia, el desmantelamiento del aparato productivo estatizado y el desprecio al uso de los excedentes de los altos precios internacionales de los recursos naturales de exportación, para montar una estructura productiva de desarrollo económico de largo plazo que permita reducir realmente la pobreza y elevar el ingreso de los nacionales. Pero para eso se requiere primero ejercer plenamente la soberanía sobre el territorio nacional y sus recursos naturales y después, diseñar políticas públicas de colaboración con los países de la CELAC y limitativas y regulatorias de la inversión ajena a la región y de las empresas transnacionales que operan en los países latinoamericanos y caribeños. Sin embargo todos los gobiernos andan en la “onda del entreguismo” y hasta el propio Raúl Castro Ruz dice que “son innegables los beneficios de la inversión extranjera directa para las economías de la región y de las inyecciones de capital de las empresas transnacionales que operan en ella”.
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