Aún en la actualidad persiste la actitud de discriminar indígenas por su identidad a grupo social diferente al mestizo, exclusión que tiene su fundamental base en razones de origen cultural.
Manuel Rivera Taizán, presidente del Movimiento Indígena de Nayarit, lamenta que sus hermanos de raza sean vistos como seres inferiores de parte de personas incultas, ajenas al más elemental sentido de humanismo.
No es por su vestimenta, tampoco por su color de piel, son rechazados porque socialmente se les considera limosneros, sobre todo en la capital nayarita. Es decir, se cae en el terreno de la desigualdad económica, sostiene Rivera Taizán.
“Se ha arraigado la idea entre los tepiqueños que coras y huicholes, fundamentalmente, nada más vienen a pedir dinero, cuando lo que no saben es que las etnias han sido preparadas para enfrentar cualquier adversidad social”.
Manuel Rivera Taizán, quien fuera presidente municipal Del Nayar en el trienio 2002-2005, explica que cuando un indígena baja de la sierra se acerca a la ciudad con el propósito de realizar alguna gestión o trámite de su comunidad, o bien a buscar trabajo, no viene de paseo tampoco de turista.
También baja de la montaña, tradición de muchos años, para ir a la costa de Nayarit y emplearse como peón en jornadas agrícolas, siempre acompañado de su familia.
Como se advierte, viene por necesidad de subsistencia y al mismo tiempo para ayudar económicamente a sus padres, apunta Rivera Taizán.
La desigualdad en el trato y la discriminación, aunque son sinónimos, se notan a leguas, expresa. Luego narra su propia experiencia: “fui sacado a la fuerza de las instalaciones del Congreso del Estado, pese a ser un lugar público. La orden sin razonamiento válido fue de quien dirige ese poder”. Rechazó el atentado, pero se negó a detallar motivos.
Datos sobre discriminación revelan que una de cuatro personas de un grupo étnico asegura no tener las mismas oportunidades de acceso a servicios de salud o educación.
Además el principal problema que perciben estas minorías étnicas es la discriminación, seguido de la pobreza y la falta de apoyo del gobierno. También consideran que la lengua es otro problema principal.
Pese a todo ello, Manuel Rivera Taizán sostiene que cantidad de hermanos indígenas llegan a Tepic u otro importante centro urbano de Nayarit, y ya no se quieren regresar a la sierra. Es común que ello suceda más entre jóvenes, los que incluso rechazan portar la vestimenta cora o huichola.
“Encuentran mejores condiciones de vida, pero pierden identidad y hasta se desculturalizan porque los absorbe el medio del mundo occidental, pero sobre todo el mundo de los mestizos”.
Manuel Rivera Taizán, poseedor de dos doctorados en Educación, exige de los gobiernos municipal y estatal mejor trato para el grupo de indígenas que se posesionó en el Parque de la Música, rumbo a la colonia Mololoa en Tepic, con el afán de encontrar un sitio donde exponer a la venta sus artesanías.
En el lugar viven en condiciones infrahumanas, ante la nula respuesta de las autoridades huicholes y coras como sea han construido espacios no sólo para pernoctar, sino para comer y hacer vida en común. Ante la indiferencia de los gobiernos municipal y estatal los grupos étnicos tienen meses de permanencia.
Para nuestro entrevistado esta es una muestra más del trato de inferioridad, pues lo cierto es que las brechas discriminatorias hacia la población indígena siguen violentando sus derechos sociales a la educación, la salud, la vivienda, la seguridad social, los servicios básicos y la alimentación.
Razones de estudio han permitido a Rivera Taizán viajar hacia varios países del mundo. En algunos -no dijo cuáles- conoció la versión de que “no hay indígenas ni pa’ remedio. Y me han dicho: ustedes deben cuidar los indígenas que tienen, porque nosotros ya quisiéramos tener un indígena como emblema nacional, pero nos los acabaron, los exterminaron totalmente.
“País que tiene indígenas es poderoso porque tiene cultura de origen, ellos, extranjeros, desean tener esto. Entonces, ojalá que los mestizos sepan valorar cultura y tradiciones de los grupos étnicos como coras, huicholes, tepehuanos y mexicaneros asentados en Nayarit, son nuestros originales propios que deben ser reconocidos y respaldados absolutamente”.
La nuestra continúa siendo una sociedad fuertemente discriminatoria; nos alejan en todo de la democracia las barreras de entrada que confirman al nepotismo y los privilegios como fuente principal de las oportunidades.
La discriminación es una práctica cotidiana que consiste en dar un trato desfavorable o de desprecio inmerecido a determinada persona o grupo, que a veces no percibimos, pero que en algún momento la hemos causado o recibido.
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