Tepic, Nayarit, jueves 28 de marzo de 2024

Desnutrición y obesidad en la niñez mexicana

Octavio Camelo Romero

09 de diciembre de 2013

En la edición pasada dijimos que al analizar las situaciones dentro de las cuales se desarrollan los niños, las niñas y los adolescentes mexicanos, surgen severas advertencias del futuro de la Patria. Por las cifras oficiales la población del país es de 114.5 millones de habitantes. De ellos se contabilizaron en 2010 la cantidad de 39.2 millones de niños, niñas y adolescentes de entre 0 y 17 años de edad, los cuales representaron el 35% del total. Es decir, más de 1 de cada 3 mexicanos es menor de edad. De estos niños, 3.6 millones de ellos entre 5 y 17 años de edad, trabajan. Y según la CEPAL la mitad de los niños y adolescentes de México vive en por lo menos, pobreza alimentaria. Seguramente las familias en donde se desenvuelven estos niños y adolescentes pobres no han tenido la suerte de contar con un puesto de trabajo estable o viven en la indigencia. Los niños mexicanos trabajan en lugar de estudiar, viven en hogares carentes de seguridad social y, por ende, sin servicios asistenciales de salud. Y si fuera poco, no tienen dinero para una dieta balanceada en su alimentación. Bajo estas condiciones de vida las consecuencias no pueden ser otras: Desnutrición y Obesidad.

En cuanto a la desnutrición, en los grupos de niños de 5 a 14 años de edad, o sea en el periodo de la educación básica, en la zona urbana se manifiesta como crónica en un 7.25% de los niños y en la zona rural esta cifra se duplica. De suyo es un problema de salud pública y del Estado Neoliberal Mexicano que no ha sabido salvaguardar a las futuras generaciones de los estragos del capitalismo rapaz que está devorando al país. Sin embargo, pareciera que la desnutrición crónica serviría para clasificar dos áreas de la República mexicana, la parte norte y la parte sur, las cuales evidencian un extraordinario desequilibrio. En este intervalo de clase la desnutrición crónica es tres veces mayor en el sur que en el norte del país. Empero en el norte se tiene el problema de la obesidad. Esta aparente contradicción desaparece cuando se toman en cuenta los puestos de trabajo y los sectores. La zona norte se significa por la inversión de grandes capitales en la industria. De eso no se sigue de manera mecánica la opulencia de los trabajadores la inexistencia de desocupados. Los suertudos que trabajan alcanzan a comer carbohidratos, lo cual lo logran los del sur. La ingesta de carbohidratos vuelve a los niños, adolescentes, jóvenes y adultos en “obesos”, pero no en personas nutridas. Esto es, los niños y adolescentes del norte del país están desnutridos y obesos, y los del sur, nada más desnutridos porque no tienen siquiera para un mendrugo de pan.

En cuanto a obesidad, México ocupa el primer lugar mundial en obesidad infantil y el segundo en obesidad en adultos, precedido sólo por los Estados Unidos. Según datos oficiales 1 de cada 3 adolescentes de entre 12 y 19 años de edad presenta sobrepeso u obesidad. Para los escolares la combinación de sobrepeso y obesidad se incrementó en un 26% en ambos sexos, cifra que representa más de 4.1 millones de escolares conviviendo con este problema. La burocracia insensible e inconsciente encuentra la causa de esta situación de marginación nutricional en “los malos hábitos en la alimentación” los cuales desembocan en sobrepeso. No atinan a evidenciar al “capitalismo rapaz” encubierto en las políticas públicas neoliberales como el causante de este y otros conflictos sociales.

Desde luego que la obesidad favorece la aparición de enfermedades como la diabetes, los infartos, los altos niveles de colesterol y triglicéridos, la insuficiencia renal, etc. No se desconoce que la diabetes es el mayor problema al que se enfrenta el sistema nacional de salud, es la principal causa de muerte en adultos, la primera causa de demanda de atención médica y la enfermedad que consume el mayor porcentaje de gastos en las instituciones públicas. Pero la diabetes es una segunda consecuencia por la incapacidad económica de las familias de los trabajadores para comprar los adecuados alimentos. Además por no tener la capacidad financiera para acceder a una educación de calidad y excelencia que el Estado Neoliberal Mexicano no les dio. Por ello el problema de la cultura también obedece a la misma causa, esto es, al capitalismo rapaz y a las políticas públicas neoliberales.

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