Las expectativas de los comunistas chinos

Del 9 al 12 de noviembre del 2013 se realizó la III Sesión Plenaria del Comité Central del Partido Comunista de China, CC del PCCh por sus siglas, en la ciudad de Beijing. En abril pasado el Buró Político habría decidido el tema central de la III Sesión Plenaria el cual versaría sobre la profundización de la reforma. El propósito era concretar una ruta eficiente y eficaz para alcanzar los objetivos señalados en el XVIII Congreso del PCCh celebrado en el mes de noviembre del 2012 y que en este espacio dimos cuenta de los mismos, de lograr para 2020 una “sociedad modestamente acomodada” la cual festejaría en el 2021 el centenario de la fundación del Partido Comunista. Cabe mencionar que el CC es el máximo órgano llamado a tomar las decisiones entre congresos y está integrado por 205 miembros permanentes y 107 suplentes. Sus reuniones plenarias se celebran no menos de una vez por año. Los equipos dirigentes se renuevan cada 10 años al máximo nivel sin que esto limite las purgas. Y la relevancia de esta III sesión estriba en aportar la estrategia adecuada para el programa y las aspiraciones de la dirigencia del Partido que arribó al Poder el año pasado. Su trascendencia es semejante a la sesión de 1978, dos años tras la muerte de Mao, en la cual se tomó la decisión de centrar la actividad del PCCh en la economía nacional en lugar de la ideología y de dar un viraje de 180º al régimen de producción social, esto es, de orientar el rumbo hacia el capitalismo denominado “socialismo al estilo chino” o “socialismo de mercado”.

China ha sido exitosa en su travesía capitalista. Ha logrado conquistar el honroso segundo lugar en el capitalismo mundial. Y seguramente en los próximos años será la primera potencia económica. Ni duda cabe. Sin embargo no se ha adecuado totalmente a las exigencias y requerimientos de los grandes capitales multinacionales. Si bien su viraje en 1978 fue el punto de partida, su incursión dentro de las relaciones capitalistas de producción ha impactado fuertemente la práctica y la teoría del Partido Comunista Chino. Se tuvo que ceder Poder al mercado del Poder que tenía el Partido. Esta situación obligó a los teóricos y apologistas comunistas a elaborar una teoría justificadora del capitalismo dentro del cadáver del “sistema socialista” sepultado junto con Mao en el año de 1976. La tarea llevó varios años de elaboración y fue en 1992 cuando se formuló el concepto de “economía de mercado socialista”. Cinco años después, en 1997, se avanza en la teorización del mercado y supuestamente se le coloca bajo el control macroeconómico estatal. Sin embargo surge la necesidad objetiva de su reformulación y en 2002 se amplía su papel. En este tiempo ya se escuchan las voces “comunistas” de reducir el poder del gobierno y a aumentar el peso del mercado, en el entendido que el PCCh no renuncia a su papel dirigente. Una respuesta a estas inquietudes es la dada a través de la reconceptualización de la relación entre el mercado y el gobierno comunista. Al mercado se le otorga el papel decisivo en la asignación de recursos mientras no agrave las desigualdades y desequilibrios sociales. En la “economía de mercado socialista” se necesita tanto del mercado como del gobierno, sin embargo ambos desempeñarán papeles diferentes. El gobierno siempre tenderá a la equidad y al equilibrio social. Esta es una relación de nuevo tipo que impulsa el desarrollo económico de China. Las reformas aprobadas abarcan numerosos campos, especialmente en el orden económico. El PCCh reconoce que tanto el sector público como el privado son componentes importantes de la economía nacional y señala que la inversión privada se permitirá en sectores como la banca, energía, infraestructura, o telecomunicaciones, lo cual no afectará de modo significativo a las empresas de propiedad estatal que responden aproximadamente del 25% del PIB de China. El objetivo es desintegrar los monopolios y favorecer el desarrollo de la competencia.