Tepic, Nayarit, jueves 18 de abril de 2024

Hacia una federación de izquierda

Octavio Camelo Romero

04 de diciembre de 2013

Entre algunos militantes del PRD, del Partido de los Comunistas, del Movimiento Comunista Mexicano y entre integrantes de círculos académicos de varias Universidades e Institutos de Educación Superior, se escuchan voces de conformación de una Fuerza Político-Ideológica representativa de los intereses del proletariado en esta lucha de clases en México. Por eso cabe la mención de algunas de las características del desarrollo del capitalismo en el país.

Ya se ha mencionado en este espacio que el “régimen capitalista de producción” en el país genera por un lado enormes riquezas y por el otro, arrastra a una buena parte de la población a la pobreza alimentaria y a la miseria. Este fenómeno se ha visto en donde el Capital ha dominado las relaciones sociales desde los siglos XV y XVI de la antigua Europa y en especial de la antigua Italia, hasta los momentos actuales. Por eso en México no puede ser diferente. Esta es una de las contradicciones del capitalismo. Donde domina el “capital” surgen los dos polos: riqueza por un lado y pobreza o miseria por el otro. No importa que en esos lugares hayan existido con anterioridad formas de vida medianamente equitativas como en la extinta URSS. Al llegar a esos lugares el “capital” y dominar todas las esferas de la vida social, la contradicción inmediatamente se presenta.

El desarrollo del capitalismo y la explotación irracional de los recursos naturales y humanos contaminan el entorno con los deshechos de la industria y ponen en riesgo la existencia de la humanidad. Y esto es así porque los capitalistas tratan egoístamente de seguir acrecentando su riqueza en detrimento del ingreso de los asalariados y del bienestar de la sociedad. China es un extraordinario ejemplo del costo social que se paga por la avaricia de los empresarios y la complicidad de la clase política gobernante. Estos ejemplos evidencian las consecuencias cuando en el gobierno o en el Estado están los servidores del capital en lugar de los servidores del pueblo trabajador para que equilibren por lo menos, los intereses de los asalariados y de los capitalistas. Los funcionarios siervos del capital en lugar de buscar equilibrios crean políticas públicas favorecedoras para el acrecentamiento y acumulación del “capital” y consecuentemente  para el aceleramiento de la concentración y centralización del capital y el aumento de la población en situación de pobreza alimentaria y de miseria. Tal es el caso de México.

Los Gobiernos panistas de Fox y Calderón implementaron una política de reducción del salario real de los trabajadores. Por una parte incrementaban los precios en alimentos en el 10% anual, y se incrementaban los salarios en no más del 5% anual. Sin embargo esa práctica no desapareció con el arribo de Peña Nieto al Poder.

Sin embargo se percibe una política de liberación de mercados a favor de los grandes capitales. Los pequeños capitales o capitales artesanales no pueden ni siquiera sostenerse como empresas. Quiebran y sus dueños se van a engrosar las filas de los asalariados o andan en busca de empleo. Pero por otro lado los trabajadores desempleados son tantos que no obstante que el salario oficial es bajo, ellos lo abaratan más con el fin de conseguir un empleo. Por eso existen trabajadores mexicanos que con su salario no alcanzan ni siquiera a comprar una mínima canasta básica de alimentos, mucho menos a adquirir libros y cultivarse. Si a estos asalariados se les anexan los mexicanos que no han tenido la suerte de encontrar un empleo, entonces la cifra crece a más de la mitad de la población del país. La población de México busca trabajo y trabaja en lo que encuentra, no en lo que quiere. Es una situación sumamente delicada para el país y es producto de los Gobiernos que hemos elegido mal.

Tal situación nacional reclama de una verdadera fuerza de izquierda que  tenga como prioridad el incremento de la capacidad adquisitiva de las familias de trabajadores y que los impuestos indirectos los paguen los capitalistas. Más que buscar el desgravamen del IVA a alimentos y medicamentos se debe plantear el incremento de los salarios al nivel correspondiente para una alimentación adecuada de los mexicanos y un gasto educativo de la familia.

En realidad el movimiento hacia la conformación de una federación de organizaciones de izquierda debiera estar presidido por un planteamiento teórico-práctico y de alianzas de fuerzas que en este momento están siendo golpeadas por el avasallamiento del capitalismo mundial. Sin este ingrediente no hay rumbo, hay espontaneidad.

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