“Doña Micaela”
Ulises A. Rodríguez
25 de noviembre de 2013
Toda mi vida he sido congruente entre lo que pienso, digo y hago. Pienso que cualquier mexicano, cualquier nayarita que como yo, ame a nuestra tierra y a nuestro pueblo, debe estremecerse ante los abusos de los que hemos sido víctima a manos de gobernantes ajenos al pueblo, miembros de una clase política que acostumbra darse baños de pueblo cada tres años, cuando se avecina un proceso electoral y buscan el voto de los ciudadanos, para después, una vez que ocupan los cargos que buscaban, dejarse invadir por la soberbia y olvidarse de sus promesas y de aquellos que les brindaron su confianza. Un círculo vicioso al que por desgracia, importantes sectores de nuestra sociedad, principalmente los más marginados y vulnerables, ya se han acostumbrado. El reto que debemos imponernos quienes buscamos un cambio, más que ganar una elección, debe ser el de romper estos vicios que tanto daño le han hecho a nuestro pueblo.
Con esa convicción y acompañado de un grupo de amigos con quienes comparto visión e ideales, hemos estado asistiendo a pequeñas reuniones de amigos donde analizamos la situación por la que atraviesa Nayarit y en particular, Tepic, nuestra capital. Creo que antes de cualquier campaña política, es incluso más importante, una campaña intensa de información, donde les brindemos a los tepicenses elementos informativos para que puedan tener a su alcance argumentos que les permitan elegir mejor a sus representantes. Han sido de verdad, enriquecedoras estas reuniones con amigos.
En una de éstas juntas, conocí a doña Micaela, una activista política del PRI que tiene un importante liderazgo en su colonia, por ser una mujer alegre y con espíritu de servicio. A doña “Mica” –como le llaman sus amigos-, me la presentó un amigo en común, que pensó que podría resultar interesante para ambos reunirnos y no se equivocó. La primera impresión que esta señora genera, es de inmediata simpatía y no es difícil entablar una conversación con ella. A pesar de militar en el PRI desde hace varias décadas, doña Mica no se portó intransigente cuando yo comencé a hacerle un análisis –desde mi perspectiva- de lo que el PRI y sus gobiernos le habían hecho a nuestro municipio. Sin duda tengo que decir que ese acercamiento me ha dejado grandes lecciones.
Doña Micaela, en el transcurso de la conversación, está de acuerdo conmigo en la visión que le comparto sobre Tepic, sobre los graves problemas que enfrenta el municipio, mismos que se ven agravados por la falta de voluntad e incapacidad de quienes están al frente de los gobiernos estatal y municipal.
Me platica cómo no han vuelto a ver a la señora Águeda Galicia Jiménez, diputada por su distrito y por la que trabajaron electoralmente hace poco más de dos años, como tampoco han vuelto a ver a los regidores de su demarcación, Georgina Jiménez y Eduardo Ruiz Arce, quienes, “solo se pararon durante la campaña y no se han vuelto a parar por las colonias ni a recibir a nadie que vaya a buscarlos”, como afirma doña Mica. Lo sorprendente es que, al preguntarle sobre si volvería a votar por alguno de ellos, su respuesta fue que sí.
-¿Por qué votar por los mismos que una y otra vez han demostrado ser ineficaces?- Le pregunté.
-Porque nos los manda el partido y si no los apoyamos, ellos nos quitan el apoyo que nos dan a veces- fue su respuesta.
Debo confesar que al escuchar esa respuesta, ya no me fue tan difícil entender el porqué el PRI gana en cada elección. Se aprovechan de la miseria que ellos mismos generan y que pretenden redimir con despensas, cachuchas y playeras durante las campañas políticas, para después continuar empobreciendo al pueblo y beneficiándose de los espacios de poder, sin recordar nunca a los que les brindaron su confianza.
La señora Micaela me narró aquella tarde, hace semanas, los desaires de los que había sido víctima por parte de prácticamente todos los funcionarios para los que ella trabajó en campañas pasadas, desde los ex diputados por nuestro distrito, Fortunato Guerrero, Roberto Lomelí (el bachis) y la propia Águeda. También platica cómo les han incumplido Héctor González, Roberto Sandoval y otros funcionarios que si los mencionáramos, nos llevaríamos más párrafos que los que podrá leer Peña Nieto en su vida.
Esa es la realidad de Tepic, la de un pueblo que se encuentra inconforme y que busca alternativas para cambiar su situación, pero que al mismo tiempo teme romper ataduras que los mantienen ligados a un partido que ha sabido amalgamarse perfectamente con el gobierno y sus recursos. Doña Micaela no solo perdió el miedo con el que la advertí la primera vez que hable con ella, sino que ahora es una de nuestras más importantes promotoras en las reuniones de análisis que realizamos. ¿Cómo aspiramos a que un pueblo elija bien a sus representantes, si no tienen elementos de información para hacerlo?
Los mismos priístas contrastan la información oficial que pretenden vendernos medios oficialistas de comunicación con la realidad a la que nos enfrentamos de manera cotidiana en la calle, la falta de servicios públicos –agua, alumbrado público- y los baches que se encuentran por toda la ciudad y que han provocado no pocas desgracias ya. En cada plática, salta también el temor que la ciudadanía siente por la “Policía Nayarit”, elementos encapuchados que no cuentan con nada que permita su identificación cuando cometen abusos contra personas decentes a quienes registran y maltratan para quitarles el poco dinero que traen, justificando que es “Para los refrescos”. Un grupo de estos elementos, por cierto, registró hace semanas cual si fuera un peligroso delincuente a un joven con síndrome de Down, mientras el muchacho de 19 años jugaba con una pelota afuera de su domicilio, esto en la colonia Ojo de Agua, como lo platicó su madre durante una reunión.
Sí es posible cambiar la mentalidad de un pueblo que se ha acostumbrado al sometimiento, pero requiere tiempo, voluntad, dedicación y convicción. El error en el que han incurrido los partidos opositores al PRI –quiero creer que de manera inconsciente- es el de hacer campañas similares a las priístas, con distinto color, claro está. Campañas que le apuestan más a la mercadotecnia que a generar conciencia o formar una ciudadanía más analítica.
Estas personas me han dejado, en lo particular, grandes enseñanzas… como yo, se resisten a perder la esperanza de que es posible cambiar Tepic y a todo Nayarit, pero que ese cambio solo será efectivo y duradero, cuando la sociedad entera se involucre, no solo en las campañas, sino en los gobiernos. Si el pueblo no se involucra en los ejercicios de gobierno, cualquiera que sea el partido que gane, tiene pocas probabilidades de éxito en su gestión.
La foto que ilustra el presente escrito es de una de las muchas reuniones en que hemos participado, en la que por desgracia, no aparece doña Mica, quien se encuentra animada y que, a decir de ella misma… ya cree en la posibilidad de un cambio.
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