Entre la perrada (eufemístico para nombrar así los reporteros pata de perro que transitan en busca de la nota informativa) se desató discusión que tuvo como tema central una interrogante: ¿El cerro de La Cruz tiene dueño?
Fueron variadas y muy enriquecedoras las exposiciones que en la mayoría de las ocasiones se toparon en un nudo controversial. Todos opinaron diferente sobre el supuesto dueño del cerro de La Cruz en Tepic, antaño considerada pequeña propiedad, pero nadie fue capaz de dirigir la mirada hacia don José de Jesús Hernández Guillén, acaparador y engordador de terrenos en diversos sitios de la capital nayarita.
Pepe (otro Pepillo) Hernández Guillén fue presidente municipal de Tepic por el PRI en el periodo comprendido de 1969 a 1972, desde cuyo cargo público labró su riqueza terrenal, según las lenguas de doble filo, apoderándose en la periferia de la ciudad de cuanto espacio susceptible de lotificar mediante argucias legales al amparo del poder. El gobernador de Nayarit era el también priista Roberto Gómez Reyes.
Otros informantes más avezados y mayor cercanía a Hernández Guillén sostienen que este nuevo pe-pillo logró en vastedad terrenos con base en herencia de una tía, procedimiento notarial que le correspondió hacer al licenciado José Luis Béjar Fonseca. Eran tiempos en que las propiedades de tierras se medían hasta donde alcanzara la vista, asegura la fuente consultada.
A Pepe Hernández Guillén le sucedió en el cargo Alejandro Gascón Mercado, quien en 1972 llegó a la alcaldía de Tepic abanderado por el Partido Popular Socialista (PPS). Además de ser el más carismático y popular político de Nayarit, bastante revuelo hasta nacional se dio al hecho de haber llegado al poder municipal por primera vez en la entidad un partido de oposición al PRI, un partido de izquierda.
En la intención de hacer en la práctica un gobierno democrático, Alejandro Gascón Mercado realizaba cada mes asamblea pública en la plaza principal de Tepic para dar a conocer el quehacer del ayuntamiento, sobre todo el manejo de las esmirriado presupuesto público de aquel entonces, pero de manera muy particular le interesaba informar a los tepicenses sobre múltiples trabas que enfrentaba el municipio de izquierda ante gobiernos federal y estatal priistas.
Alejandro, sagaz orador, encantador de masas, en sus discursos manejador de fina ironía, aprovechaba reiteradas veces la ocasión en las asambleas públicas para pronunciar: “Pepe, regresa el pato”; “Pepe, regresa el pato”. Se refería a que en el lapso de la administración municipal de Pepe Hernández Guillén de la noche a la mañana desapareció la hermosa escultura de un pato que adornaba la fuente central de la Alameda de Tepic. Más bien parecía la figura de un ganso, con cuello dirigido al cielo y de entre el pico abierto salía un chorro de agua. La fuente y los enormes árboles conocidos como laurel de la India que aún bordean, entregaban al visitante un hermoso escenario.
Gascón Mercado con ello ironizaba sobre la supuesta deshonestidad de don José de Jesús Hernández Guillén, pero además al gobernador Roberto Gómez Reyes lo motejaba como “El Chilaquiles” ¿Por qué? quien sabe. Pero manifestaba en referencia al mandatario: “Cuídense de las personas que tienen las manos chiquitas, son los más buenos para robar”. De paso la evidencia de corrupción era para los gobiernos priistas.
Durante un informe del alcalde Gascón Mercado, el templete en zona frontal al edificio del gobierno municipal, no recuerdo si fue el primero o segundo, pues el funcionario que siempre se dijo comunista sólo dio dos, tuvo que separarse del cargo (lo sustituyó el doctor Rafael Gómez Aguilar) para participar como candidato del PPS a la gubernatura de Nayarit en las elecciones de 1975, pero el caso es que el gobernador Gómez Reyes de manera sorpresiva se presentó al acto, sin ser invitado, lo que obligó se le colocara rápido un asiento en el presídium. Transcurrió el informe en sana paz, hubo respeto político entre los dos mandatarios.
Hernández Guillén es propietario de extensa céntrica zona al norte de la ciudad de Tepic, terrenos que poco a poco ha lotificado para la erección de casas habitación que él mismo negocia, o bien, ha vendido a particulares para que hagan lo propio. Al pie del cerro de La Cruz es propietario de un terreno como de dos hectáreas, el límite al pie de la montaña lo configuraba un cerco de alambre, pero daba la casualidad que durante la noche manos desconocidas recorrían el alambre hacia arriba, pero de igual manera personal de ayuntamiento regresaba el cerco al sitio original.
Una y otra vez Hernández Guillén ordenaba recorrieran la cerca de alambre en la faldas del cerro para ganar terreno, pero una y otra vez era bajado hasta el límite legal. Fue tiempo en que el Ayuntamiento de Tepic era gobernado por una alianza de partidos (PAN, PRD, PT y PRS), primero don Justino Ávila Arce y luego la señora María Eugenia Jiménez de Vargas. El primero murió afectado por cáncer cuando faltaba poquito menos de un año para cumplir el periodo constitucional de tres años.
Don José de Jesús Hernández Guillén en el gobierno municipal de Ney González (2002-2005) es quién financia, al parecer a petición del alcalde de Tepic, el monumento del Cristo revivido que actualmente desde el cerro de La Cruz es vigía protector de la ciudad y de sus casi 400 mil habitantes. La antigua cruz de cemento es una de las dos que a los costados tiene la estructura soporte de la escultórica alba obra, venerada por la iglesia católica.
En el presente, don Pepe se asume en los hechos como propietario del cerro de La Cruz. A diario merodea el lugar y desde el interior de su camioneta -sus males le impiden bajar- da órdenes al escaso personal de vigilancia y limpia del ayuntamiento que allí labora. Desde hace tiempo sólo a muy escasos vehículos, deben ser oficiales y con tarea específica por realizar, se les permite subir al cerro, don Pepe lo hace sin impedimento alguno.
De buena fuente de información se sabe que la pequeña propiedad en que estaba constituido el cerro de La Cruz fue adquirida con dinero público por la alcaldesa María Eugenia Jiménez Valenzuela para formar parte de los bienes del Ayuntamiento de Tepic. Vendió un señor nombrado Jaime Rivera García, quien vive o vivía en Tijuana, Baja California. El dato no fue posible corroborar, porque cuando se le pidió entrevista a la señora María Eugenia ésta se hallaba en algún lugar del mundo, menos en la capital nayarita, en atención al “Chele” Vargas, su esposo enfermo y hospitalizado.
Pero pese a todo ello, y ante el indolente actual presidente municipal priista de Tepic, Héctor “El Toro” González Curiel, para nadie será sorpresivo que de repente en las faldas del cerro de La Cruz sean construidos chalet de lujo por su hermosa vista panorámica hacia la ciudad. ¡Aguas!
Mail:
[email protected]