La ciencia sin conciencia
Octavio Camelo Romero
21 de noviembre de 2013
René Drucker Colín, secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación del Gobierno del Distrito Federal expresó en el Cuarto Congreso Nacional de Legisladores sobre Políticas, Estrategias, Prioridades sobre Ciencia y Tecnología, realizado en un hotel de Paseo de la Reforma, que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, CONACYT por sus siglas, “ya se encuentra rebasado y es necesario que desaparezca o se transforme para convertirse en una secretaría de Estado”. Sin embargo reconoció que la sola creación de una “secretaría de la Ciencia” no resolvería todos los problemas en lo inmediato pero sí, el conocimiento contribuiría al desarrollo económico y social del país. El investigador de la UNAM criticó la política mexicana sobre ciencia, denunció su inexistencia en el país e hizo un llamado a modificar el “Sistema Nacional de Investigadores” y a dejar de verlo sólo como un asunto de conocimiento y dinero o recursos materiales. Para René Drucker Colín el SNI debiera ser un proyecto para la solución de problemas específicos. Finalmente señaló la inadecuada ubicación del CONACYT en la estructura burocrática de la SEP. Al respecto dijo que el titular del CONACYT, como director, está en un tercer nivel jerárquico y por ende no puede negociar sus recursos directamente con la Secretaría de Hacienda porque esa función corresponde a la SEP.
El asunto de la ciencia no puede verse desde la perspectiva superestructuras, esto es, desde el Estado o desde la Política e incluso, desde la Ideología. La “Ciencia” desde por lo menos hace 20 años ha adquirido el carácter pleno de “Fuerza Productiva” del “Capital” o, lo que es lo mismo, de “Fuerza Productora de Plusvalía”. En esta dimensión objetiva, sin andamiajes burocráticos, sale sobrando si el director del CONACYT está en primer o segundo nivel. Más bien el Capitalismo Mundial le debiera cuestionar al Estado Neoliberal Mexicano su inadecuada función en este ramo. Empero no debemos olvidar que apenas estamos adecuándonos como país, a los requerimientos del Capital Mundializado. La nueva dimensión capitalista significa por una parte que el "gran capital" de las corporaciones se constituye con capitales de todo el mundo, es decir, el capital se ha multinacionalizado, y por la otra, la corporación no únicamente tiene plantas productivas y comerciales por todo el planeta, sino que ha integrado, junto con las producciones nacionales, un proceso multinacional de producción y comercialización. La trabazón de los intereses nacionales en un interés multinacional, o como dijeron Marx y Engels, la eliminación de las barreras nacionales o de los límites territoriales por parte del "Capital", hizo posible la multinacionalidad, situación imprescindible para el análisis de las crisis actuales y para la adopción de las medidas para su superación. Una reunión como la del G-20 era impensable en la primera mitad del siglo pasado. Y sus acuerdos son el motivo del crecimiento del comercio mundial en 2010 y de la salida a las actuales crisis. Sin embargo aún con la existencia de los monopolios no solo no ha desaparecido la competencia, sino se ha vuelto más cruenta.
Para nadie es desconocido que en el capitalismo contemporáneo existen monopolios u oligopolios diseminados por todo el planeta aunque sus matrices estén en USA, Inglaterra, Alemania, Francia, Japón, etc. En los inicios del siglo pasado teóricos marxistas pensaron que ellos manejarían el “mercado a voluntad”. Plantear que los monopolios “manejan a voluntad el mercado” equivale a decir que los monopolios han desaparecido a la competencia entre capitales. Y aceptar la desaparición de la competencia de capitales significa aceptar que el valor de las mercancías no está determinado por el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción y reproducción. Este planteamiento conduce a rechazar toda la teoría de Carlos Marx, la cual se fundó en la teoría del valor-trabajo rescatada del planteamiento de Ricardo.
Empero el asunto de la Ciencia no es muy complicado de entender. La ganancia es el fin del Capital. Y se invierte donde tiene la tasa de ganancia más alta con riesgos moderados. El valor de las mercancías lo determina el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción y reproducción. Quien desarrolla las fuerzas productivas del trabajo o la tecnología produce mercancías con menor tiempo invertido o a menores costos. Esto permite a la empresa competir y apropiarse de más mercado que antes pertenecía a otro productor. Y también le permite a la empresa hacer quebrar a sus competidores y ampliar su inversión. Esta es la función que el Capital le ha dado a la Ciencia. Y en la medida en que se generaliza el desarrollo científico-tecnológico, en esa medida desaparece la ventaja competitiva y dicha empresa de tecnología avanzada se ve asediada por otros competidores que al saber de la tasa alta de ganancia, se decidieron a invertir en ese ramo. Esto es lo que en realidad sucede y para eso les sirve la Ciencia y la Tecnología al Capital Mundializado:
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