Nada que aplaudirle a Nayib Bukele

Conversando con unos camaradas sobre cuestiones de seguridad, no faltó uno de los asistentes a esta charla que terciara diciendo que, si alguien sabía cómo atacar la inseguridad era el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, país centroamericano en donde supuestamente los pandilleros identificados como de la “mara salvatrucha” tenían asolado a ese pequeño país. Este camarada admirador de Bukele añadió que en nuestro país se debería de seguir su ejemplo.

Ah, caray, desde luego que su dicho nos sorprendió a la mayoría, si no es que a los demás que lo escuchamos decir esto, por lo que le expusimos que no era lo mismo perseguir y detener pandilleros que enfrentar a los denominados grupos del crimen organizado, así como los conocidos como cárteles de la droga que pululan prácticamente por todo nuestro país.

De hecho, la fama que ha adquirido Bukele comenzó precisamente por detener infinidad de pandilleros encarcelándolos en prisiones infames y más, al suspenderles una alimentación adecuada y con severos maltratos hacia esos presos, lo que originó quejas a nivel internacional debido a que sean como sean esos pandilleros no dejan de ser humanos que, como tales, se debería de tomar esto en cuenta. Ante estas quejas, se dice que, en algún momento, Nayib Bukele les dijo a gobernantes de otros países que cuestionaban su cruel actitud, que entonces se los enviaba a esos pandilleros para que vieran que con sus malos comportamientos en cierta forma demostraban no ser humanos en sí.

Tal vez inflado por los que aplauden a Bukele por cómo ha actuado contra los pandilleros de su país, el presidente salvadoreño ha tenido la osadía de criticar al actual gobierno de México encabezado por la presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, respecto a que no ha actuado como debiera para combatir la inseguridad, algo que a todas luces son cosas y casos muy diferentes en toda la extensión de la palabra.

Nayib Bukele ha estado persiguiendo y encarcelando pandilleros que están muy lejos de ser y actuar como los denominados cárteles mexicanos. Las autoridades de El Salvador se han dedicado a apresar jóvenes por el simple hecho de estar tatuados y perforados sin que formen parte de la mara salvatrucha, sino simplemente por ser jóvenes y, claro, otros ya no tanto en cuestión de edades, pero jóvenes físicamente, al fin y al cabo y, estos jóvenes incluso los que pertenecen a la mara salvatrucha es obvio que no cuentan con ningún tipo de armamento como el que se dice utilizan los grupos y cárteles mexicanos. Lo que ha hecho Bukele es algo similar a cuando se pesca atún cuyas redes atrapan delfines y otras especies marinas que nada tienen que ver con los atunes.

Así Bukele y sus policías represivas: atrapan a toda clase de jóvenes sin que muchos de ellos nada que tengan que ver con esas terribles pandillas ya conocidas a nivel mundial y de las que se dice, hay células de estas pandillas hasta en los Estados Unidos. El problema de muchos de estos jóvenes que caen en las redes de Bukele y sus secuaces es que pertenecen a las clases de estratos sociales más bajas de El Salvador, es decir, su pecado es ser pobres y sin tener visos de poder acceder a una vida más digna ya sea por falta de empleo o por no tener acceso a poder cursar una carrera profesional o en su caso, a estudios básicos y primordiales.

El camarada que terció en la plática admirando a Nayib Bukele, tal vez sin entender o porque su cacumen así se lo dicta, nos dijo que había leído que, si bien la república de El Salvador era el país más pequeño de Centroamérica, incluso hasta más pequeño que la zona conurbada de la Ciudad de México, el gobierno mexicano debería ir entidad por entidad del país limpiándolos de los criminales. Claramente con estas palabras nuestro camarada demostró su falta de conocimiento a lo que significan las pandillas a los grupos criminales en nuestro país, pues no hay punto de comparación y no nada más en cuestión de armamento, sino de poder económico, aparte de los daños que podrían generar unos y otros grupos, respectivamente.

La persecución, detención y encarcelamiento de pandilleros por parte de Bukele le ha dado cierto grado de tranquilidad a ciertos sectores de El Salvador, posiblemente a los más pudientes; sin embargo, por más que se le aplauda esta acción al presidente salvadoreño, hasta el día de hoy no se ha documentado que esté persiguiendo a grupos criminales de más envergadura en cuestión criminal que, obviamente también los podría hacer en ese país.

Sea pues. Vale.