Que no maten la gallina de los huevos de oro
Francisco Cruz Angulo
15 de noviembre de 2013
Los grandes empresarios de la comunicación y agencias de viajes están que brincan de alegría no porque el parchado América camuflado de selección nacional le haya ganado 5-1 al equipo de Nueva Zelanda el pasado miércoles en el estadio Azteca, (por lo que casi tienen asegurado su pase al campeonato mundial de futbol a celebrarse en Brasil) sino porque atrás de ese triunfo dejarían de perder más de 650 millones de dólares por concepto de publicidad comercial.
Otros que festejan a pulmón abierto son los loquitos cronistas deportivos del duopolio Televisa-Televisión Azteca. Hasta antes del partido del repechaje lanzaban rayos y centellas en contra de entrenadores y seleccionados que hicieron un pésimo papel durante el hexagonal de la CONCACAF. Los calificaron de apáticos, sin amor a la camiseta y que defraudaron a millones de mexicanos. Prácticamente fue un linchamiento verbal en contra de entrenadores y jugadores aun contra aquellos que son grandes figuras de equipos en el extranjero.
Se olvidan deliberadamente que ellos mismos son -en sus comentarios anteriores al hexagonal- los que endiosaron al calificarlos como los gigantes de la CONCACAF. Aseguraron que serían pan comido Estados Unidos, Honduras, Panamá, Costa Rica y Jamaica. De no ser por ese triunfo de Estados Unidos en contra de Panamá México hubiera quedado fuera del mundial.
Ahora no solo adoran al equipo América que fue la base del seleccionado nacional sino encumbran con halagos a su entrenador Miguel el “piojo” Herrera al que le vaticinan un gran porvenir como el más seguro entrenador de la Selección Nacional. Pero si por equis razones el seleccionado nacional perdiera en Nueva Zelanda o en los primeros partidos del mundial es casi seguro que los lincharían hasta la ignominia. Así se comportan los “sesudos” cronistas deportivos de las grandes televisoras.
La fanaticada futbolera actúa de la misma manera. En una encuesta realizada pocos días antes del juego en contra de Nueva Zelanda se le preguntó a la gente si de ganar México el repechaje merecía o no asistir al campeonato mundial. El 54% de los entrevistados dijeron que no merecía por su ridículo papel en las eliminatorias del área CONCACAF.
No obstante esta apreciación durante el juego contra Nueva Zelanda en el D.F a la hora del partido el estadio Azteca estaba a reventar y en la mayoría de las entidades de la república las calles lucieron semi vacías debido a que la fanaticada estaba en sus casas o en los bares viendo esa disputa por un boleto a Brasil 2014. Es más, hasta los diputados encargados de la comisión de presupuesto y el mismo Presidente de la República y cercanos colaboradores suspendieron actividades para congregarse frente a una televisión. Seguramente lo mismo ocurrió en otras oficinas públicas y demás centros de trabajos.
Algunos sociólogos califican estas conductas pendulares como una catarsis colectiva, es decir, una forma de escape a los problemas cotidianos y el deseo permanente de hacernos creer que los mexicanos somos muy chingones.
Atrás de toda esta parafernalia, no es que esté el honor de la patria; No. Atrás están los poderosos intereses de las empresas de la comunicación y de las grandes compañías trasnacionales de bebidas embriagantes, refresqueras, alimentos chatarra, aseguradoras, empresas deportivas y aeronáuticas que gracias a las piernas de los jugadores se embolsan millonarias ganancias.
Por supuesto esto no es privativo del futbol soccer. Lo mismo ocurre en el basquetbol, tenis, beisbol y automovilismo.
El deporte a nivel mundial se ha comercializado y está regulado por la oferta y la demanda.
Coincido con lo dicho por el cronista deportivo más crítico del futbol mexicano, Carlos Albert, que los dueños de los equipos de futbol no deben echar las campanas al vuelo. Se venció el miércoles pasado a un equipo mediocre, semiprofesional y de escasos buenos jugadores, no a un equipo europeo o sudamericano. Era previsible el resultado.
Lo que deben hacer los dueños de los equipos de futbol es no matar la gallina de los huevos de oro dándole prioridad a chupar la sangre de los jugadores más talentosos vendiéndolos a equipos extranjeros en su afán de ganar más dinero. El mejor ejemplo lo tenemos en los equipos Chivas del Guadalajara y los Pumas de la UNAM que hoy ocupan los últimos lugares de la calificación. Por otro lado es necesario hacer una profunda restructuración de la liga nacional en base de alentar y dar oportunidades a los jóvenes de las canteras futboleras. El equipo nacional de la sub 17 mostró alta competitividad logrando dos campeonatos mundiales y el segundo lugar en el más reciente. Hay talento pero no se les da oportunidad en su proceso formativo.
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