¿Quién protege a este par de querubines?
Ulises Rodríguez
07 de Abril de 2025
Uno se llama Rito Galván y el otro Eugenio Álvarez, aunque a éste último le apodan “El Kuare”. Ambos tienen muchas cosas en común: fueron alcaldes el trienio pasado, uno de Rosamorada y el otro del Nayar, ambos militan en el Partido del Trabajo, ambos fueron tan repudiados en sus municipios que la oposición les ganó en las elecciones del 2024 y, sobre todo, ambos están señalados de innumerables actos de corrupción y de haber entregado el control de los municipios que decían gobernar a grupos delincuenciales. Olvidaba otra cosa que tienen en común: ambos gozaron de total impunidad.
UN BANDIDO APODADO “EL KUARE”
Para los vecinos de la comunidad de Santa Teresa, en Del Nayar, fue motivo de orgullo la elección, en 2021, de uno de los suyos como presidente municipal. Tenían fincadas en el profesor que se postuló para alcalde bajo las siglas del PT todas sus expectativas de desarrollo para su comunidad. En las comunidades de nuestro estado con población perteneciente a los pueblos originarios, el sentido de pertenencia resulta determinante.
Dicho personaje contó en su aspiración con el respaldo político de todas las corrientes de ese partido, pero de manera particular con el del diputado Jorge Armando “Fugio” Ortiz, por aquellos días, legislador local con licencia, líder estatal del Partido del Trabajo y candidato a diputado federal por el distrito III. Eugenio Álvarez, lejos de traer orgullo a su comunidad se convirtió en una vergüenza y en un ejemplo de corrupción destacado en una tierra como la nuestra, donde ya pocas cosas nos sorprenden en ese sentido.
El 16 de agosto del 2021, en sus redes sociales, el diputado Fugio Ortiz posteaba una fotografía suya abrazando al entonces virtual ganador de las elecciones -quien enfrentaba un proceso de jurídico para defender su triunfo electoral-, acompañado de la afirmación “Todo mi apoyo al Kuare”. Pienso que Fugio, que es un vaquetón, que como diputado ha sido prácticamente inservible para Nayarit, que desde que es diputado se le olvidaron las causas por las que antes hasta ponía en riesgo su salud, pero de quien, pese a todo lo anterior, no creo que sea uno de esos políticos que pactan con criminales, no sabía bien quién era su protegido. Si lo sabía, sería muy preocupante porque no solo podría tratarse de respaldo político sino de complicidad.
“El Kuare” fue señalado constantemente de cometer actos de corrupción apoyado por sus asesores que, con mayor preparación académica y experiencia en el sector público, le explicaban las mejores formas de desviar recursos. Muchos de estos señalamientos fueron documentados en sus columnas por los periodistas Jesús Cervantes y César Delgado Martínez quienes, entre 2021 y 2024 dejaron constancia de los abusos cometidos por dicho alcalde. Es bien sabido que en aquel municipio, que se ha vuelto codiciado por las millonarias cantidades que recibe anualmente para obra pública con perspectiva social en atención a pueblos originarios, ésta era determinada por los grupos delincuenciales que financian campañas. De esa forma, la obra pública y quién gana las licitaciones o a quienes se les adjudica la misma, no se decide en el escritorio del alcalde, sino en donde sea que despache el jefe local de la célula criminal imperante en Del Nayar. Así era con el Kuare y así sigue siendo en la actual administración.
Llegó entonces marzo del 2022. De al menos 6 disparos asesinaron a Juan de Dios Muñiz Ibarra, exregidor en ese municipio, luchador social y, sobre todo, un hombre muy querido en su comunidad. Le quitaron la vida y abandonaron su cuerpo dentro de un vehículo que luego abandonaron en un camino entre Ruiz y del Nayar. Juan de Dios se había opuesto a muchas de las arbitrariedades del entonces alcalde y se sabía muy bien del encono que entre ambos existía. Entre los pobladores corrió la versión de que los asesinos materiales habrían dicho, en algún momento, que recibieron las instrucciones para realizar el crimen por parte del Kuare, una versión que sostienen como verdadera no solo la familia de la víctima sino varios pobladores del municipio que me habían recriminado en varias ocasiones no abordar el tema.
En su administración, al profesor Eugenio Álvarez nunca se le quitaron dos estigmas que estarán tan marcados en su persona como el tatuaje que lleva en el brazo izquierdo: los de ratero y asesino.
Quince días antes de entregar el gobierno municipal a su sucesora, la señora Imelda Escobedo, del verde ecologista y habiendo entorpecido durante semanas enteras el proceso de entrega-recepción, el Kuare solicitó licencia y no se ha vuelto a saber de él. Nunca fue señalado por el gobernador Navarro Quintero como uno más de los alcaldes a los que persiguió con ferocidad. El Kuare no fue detenido como Gabino Jiménez o José Luis Tovar, alcaldes de Tecuala y Tuxpan, respectivamente. Contra él no se echó la maquinaria del estado como ocurrió contra Mirtha Villalvazo o Geraldine Ponce en su momento, ni sufrió hostilidades por parte del mandatario como sí ocurrió con Heriberto Castañeda y Romina Chang, por citar algunos ejemplos. Cabe entonces hacernos la pregunta ¿quién protege en verdad al Kuare? Los intereses están muy por encima del diputado Fugio Ortiz, muy por encima del senador Alberto Anaya, dueño de esa franquicia llamada PT. Sea quien sea, es tan buen padrino que, pese a todo lo que hizo en uno de los municipios más pobres y marginados de nuestro estado, el Kuare goza no solo de lo robado, sino de cabal impunidad.
EL HOMBRE QUE CONVIRTIÓ ROSAMORADA EN SAN PEDRO DE LOS SAGUAROS: RITO GALVÁN
A diferencia del Kuare, que nadie sabe de él desde hace meses, Rito Galván, -rupestre y cínico como es- busca el reconocimiento social pese a su polémico paso por la alcaldía de Rosamorada. Los actos de corrupción cometidos por él hacían imposible que uno no pensara en Rosamorada convertida en una especie de “San Pedro de los Saguaros” aquella comunidad ficticia retratada por el director Luis Estrada en “La Ley de Herodes” como una tierra sin ley a merced de la ignorancia y la ambición de un pobre mequetrefe, Juan Vargas. Yo imagino que, atrás de su asiento en la presidencia municipal y colgado en la pared, don Rito Galván, en lugar de haber tenido la foto de Juárez, Madero o algún otro prócer de nuestra patria, ha de haber puesto precisamente la fotografía de Damián Alcázar caracterizado como “Vargas”.
Como ya dije líneas atrás, las investigaciones del periodista César Delgado Pérez nos han dado cuenta de tropelías del famoso exalcalde. La destrucción de la biblioteca pública municipal, la inclusión de aviadores vinculados al diputado federal Fugio Ortiz, la desaparición del recurso para pagar la última quincena de su administración a los trabajadores, la basificación, a través de un ilegal acuerdo de cabildo, de tres empleados municipales entre los que iban la señora María de Jesús Rendón y Juan Manuel Hernández, hermana y primo respectivamente, de su esposa, la señora Rosa Rendón, que son temas delicados sin duda alguna, palidecen frente a otros señalamientos bien sustentados contra el exalcalde.
A finales del 2021 y principios del 2022, los nayaritas supimos que algo ocurría en el gobierno municipal de Rosamorada. Las denuncias de la entonces síndico, Gardenia González, dieron cuenta de desvíos, abusos y actos de corrupción por parte del presidente Rito Galván. Y es que el hombre que, de acuerdo a un expediente judicial de la corte de Illinois, fue declarado culpable por el juez Richard Mills por posesión de sustancias ilícitas y por apuntarle con un arma a un policía de Chicago, por lo que pasó 57 meses preso en aquel país, siguió con ganas de delinquir, ahora en su tierra. Esto lo demuestra la denuncia en su contra por el delito de secuestro, misma que fue presentada en mayo del 2024 y que, extrañamente, el aparato de justicia local detuvo hasta que pasaran las elecciones del año pasado y no perjudicar a su esposa, candidata por aquellos días a sucederlo en la alcaldía de Rosamorada.
A Rito Galván lo señaló su síndico, Gardenia González, de cometer numerosos actos de corrupción, mismos que denunció ante las instancias correspondientes. Pecó de ilusa. En el Tribunal Administrativo, recibió el cobijo de Javier Mercado, quien es el verdadero mandamás de dicha institución. Así lo demuestra una sentencia firmada por el no menos polémico magistrado Raymundo García Chávez. En el Poder Judicial no hicieron nada por Gardenia y cuando la Fiscalía General del Estado se decidió a hacer algo fue a detener, precisamente, a la denunciante. La encerraron a ella por los mismos delitos que acusaba a Galván Zermeño. Allí la dejaron injustamente durante meses, como una muestra de que aprendiera a callarse la boca. Justicia al estilo “del gigante dormido”.
Rito Galván hoy se pasea con total impunidad. Sigue apareciendo en los eventos de su partido y presume todavía su cercanía con Fugio Ortiz. Su más reciente aparición fue hace unos días, al lado de Geraldine Ponce, en un evento proselitista organizado por la presidenta municipal de Tepic para construir su proyecto rumbo a la gubernatura. Entre lobos, siempre se llevarán bien.
Cierro esta reflexión compartiendo con ustedes una pregunta que me atormenta ¿Quién protegerá a este par de querubines?
ESCENA POSTCRÉDITOS: Ayer descansó mi alma. Durante casi un mes, el poderosísimo asesor jurídico del gobernador, Gabriel Camarena Morales, había estado ausente de nuestro estado. Dicen las malas lenguas -que luego suelen ser muy acertadas-, que se adueñó de un terreno propiedad de gente que se dedica a cosas, digamos, no tan lícitas. El chiste es que durante un mes se le extrañó a él, a sus 20 guardaespaldas y a las atractivas mujeres que suelen acompañarlo a todos lados en Las Pampas, lugar donde tiene un reservado especial para su disfrute y donde come al menos una vez a la semana. Se le extrañó en Bahía de Banderas y lo extrañaron también sus compañeros de Pádel.
De playera y gorra gris, con lentes de sol y relajado, el poderoso funcionario apareció este sábado otra vez en Tepic, justo en un torneo de Pádel. Lo acompañaba el subfiscal Daniel Cortés Araujo. Imagino que, entre juego y juego, estaban viendo a quién le abrían carpeta de investigación para extorsionarlo ¡son hombres que trabajan hasta en sábado, pues!
Como sea, un pendiente menos.
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