El transporte en Santiago
José Ma. Narváez Ramírez
11 de noviembre de 2013
A raíz de una vieja fotografía publicada en el facebook por el licenciado Francisco “Coleman” Romero González, haciendo una pequeña remembranza sobre los camiones que de cada viaje –de ida y vuelta- a las rancherías del viejo municipio de Santiago Ixcuintla, hacían una especie de odisea; recordamos esos tiempos que nos tocó vivir, en compañía de aquellos inolvidables conductores y pasajeros de las unidades llamadas coloquialmente “ramadas” –porque el techo era sostenido por un fuerte andamiaje de acero e iban destapadas de los lados, los asientos estaban colocados a manera de bancas, y algunos llevaban toldos de lona a los costados que los cubrían del exceso de polvo o de las inclemencias de la lluvia-; en la parte posterior del camión se depositaba el equipaje: mercancía variada metida en sacos, bolsas de ixtle o cartones, y pequeños animales propiedad de los usuarios, que en tiempos de aguas cuando se atascaban las llantas en los grandes charcos, hoyancos y lodazales que se formaban con mayor periodicidad en los caminos (principalmente de terracería) ayudaban al chofer a sacarlo empujando igualmente mujeres y hombres y, en caso de no poder salvarlo del atolladero –después de utilizar cadenas alrededor de las ruedas- uno o más de ellos se dirigía a pie a buscar ayuda al rancho o potrero cercano pidiendo el auxilio de un carro de mulas o un tractor para jalarlo, y echándolo de nuevo a andar, para continuar su viaje. El viejo Talavera era el encargado de vender los boletos tras un mostrador que estaba a la entrada en lo que era la Terminal de aquella incipiente cooperativa en el barrio de “El Rebaje”; y en el centro del pueblo por la 20 de Noviembre y Allende, estaban las oficinas principales y el almacén de combustible y refacciones.
Cuando el percance sufrido era la “ponchadura” de una llanta, le sacaban la cámara y rellenaban el neumático de zacate y ramas para lograr “a paso lento” arribar adonde pudiera ser parchada o “cambiada”, disponiendo a inflarla con aquellas bombas manuales que se detenían con un pie y se procedía a echarle el aire necesario impulsándola con los brazos sujetando entre las manos la manivela con la que se manejaba. Pero mientras, el percance en el camino los hacía ingeniárselas como pudieran. Había unos “changos” o ayudantes del chofer que eran muy buenos para operarla e inflarla en poco tiempo, así como también para “atascar” -la llanta- pero de ramas para proseguir el viaje...
Los vidrios de la parte delantera del camión (algunos) llevaban en la mitad del tablero otra manivela más pequeña, que se accionaba a una mano y levantaba los cristales para proporcionar mejor ventilación al conductor y a los pasajeros en tiempo de calor, pero cuando llovía o se encontraba con otro en sentido opuesto, inmediatamente se regresaba para evitar ser “polveado” o cegado por las andanadas de tierra o de agua.
Los camiones eran de distintas marcas que se distinguían por su potencia y por la dureza de su laminado, destacando los “REO”, “MACK”, “FORD” y los “CHEVROLET” entre otras, que en aquellos tiempos se utilizaban para el servicio de transporte de carga y de gente.
Pero lo más simpático de estos viajes era que casi todo el que lo utilizaba era muy conocido como si fuera de una misma familia y las peripecias que sucedían en la trayectoria que era muy pintoresca por el singular atractivo del panorama contemplado y por las sorpresas que deparaba al encontrarse de buenas a primeras con un asustado venado o algún armadillo, conejo o hasta un desbalagado y hambriento tigrillo, o no faltaban los asalta-caminos que en aquel tiempo escaseaban, pero de esto... Control... Señores... Control... platicaremos en nuestra próxima entrega con los nombres, fotos y apodos de los propietarios de las “trocas” que sirvieron en aquellos días de pioneros del transporte en Santiago Ixcuintla y posteriormente en los municipios de la entidad, integrando Cooperativas cuyos dueños eran principalmente oriundos de Nayarit, aunque igualmente había de otros estados de la República Mexicana... (Para que sea más auténtica, la información saldrá semanalmente, de esta manera se consultará con los herederos de aquellos primeros verdaderos transportistas), no como otros... 311-145-18-81.
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