El Espejo de Luisa
Rocío Alegría Treviño (Cielo)
09 de Enero de 2025
Luisa y sus papás, acababan de mudarse a una vieja casa en la ciudad de Luisiana, en los Estados Unidos. Era una casa muy pero muy vieja, grandísima y con enormes jardines, en el centro del gran patio, tenía una fuente, donde revoloteaban los pajarillos, tratando de beber agua.
Dentro de la casa, había muchísimas habitaciones, y Luisa solo tenía a sus papás, Jairo, su mamá Magdalena, dos hermanos varones, Gil, y Roberto, todos tenían años de haber emigrado a Estados Unidos. Eran de origen mexicano, pero como siempre, la falta de empleo, hizo que su papá decidiera cruzar la frontera y buscar mejores horizontes.
Trabajaba en una granja, y el dueño era muy amable con él. Con sus ahorros se pudo comprar esa enorme casa y se llevó a su familia, a todos les gustaba esa casa, menos a Luisa, pues le causaba algo de temor. No entendía por qué, pero sentía que algo no andaba bien con la casa.
Sus hermanos jugaban a las escondidas y se divertían a lo grande, entre tantas habitaciones, les sobraba donde esconderse. Pero lo que no le gustaba a Luisa, era el montón de espejos que había en la casa.
Un día se quedó mirando en el gran espejo ovalado que había en la sala, y se le ocurrió estirar su brazo para tocarlo, y ay ¡no! Sintió que la jalaron hacia dentro, así fue estaba dentro del espejo, veía a sus papás y les hablaba más ellos no la escuchaban, ¡estaba aterrada! De pronto, vio una luz y se dirigió a ella, caminaba por túneles extraños, llenos de telarañas, que de pronto la tocaban y gritaba de miedo, vio una puerta con una luz brillante, se dirigió a ella y – sorpresa—salió del túnel. Pero lo más raro es que había salido a través de otro espejo que se encontraba en la recámara de sus papás.
Se quedó pensativa… Y pensó que podía viajar a través de los espejos. Así lo hizo, mientras sus padres la buscaban ella deambulaba por toda la casa, saliendo de un espejo y entrando a otro. Se reía feliz y pensaba que sus papás no le creerían.
Mas esto no duraría mucho, pues una vez entró al espejo del sótano, donde había un sinfín de cosas guardadas, fotos de los anteriores dueños, de niños, juguetes viejos y sobre todo ese espejo cuadrado grandísimo, que jugando se metió en él, pensando que la llevaría por los túneles que había detrás a otro espejo de la casa. Más no fue así, los túneles eran aterradores, había restos humanos por donde quiera y la conducían por lugares que nunca había visto.
Se encontró con una mujer horripilante, con los cabellos canos y muy desgreñados, no tenía dientes y en sus manos sus uñas eran larguísimas. Luisa estaba aterrada. La vieja le dice --- Hola niña bienvenida a tu nuevo hogar. -- ¿Qué dice, ¿quién es usted? --- Yo soy la verdadera dueña de esta casa, aquí he sobrevivido a todo tipo de calamidades.
---- Mira si por casualidad se asoma algún curioso como tú --- ¡Mi Niña! –Le dice jalándola del pelo. No tengo que pasar más hambre. Algún borrachito o desvelado que pasa por aquí, ---Yo lo huelo y por esta ventana que más bien era una alcantarilla, salgo y lo arrastro hasta aquí, lo duermo y luego lo cocino. En este perol grande que tengo para eso. Así que mi niña, te has convertido en mi próximo alimento y nadie podrá escucharte.
Luisa temblaba de miedo, y más porque sabía que sus padres ignoraban donde se encontraba, pues creían que jugaba con sus hermanos. Al anochecer sus papás empezaron a preocuparse y la llamaban por toda la casa, por los jardines y nada. Estaban muy asustados.
En eso Roberto, que era el mayor de los dos varoncitos, les dijo a sus papás, ------yo he visto cuando jugaba, que Luisa se metía al espejo y luego salía por el otro en diferente lugar. --- Sus papás no creían a lo que él dijo --- Yo también lo he hecho, y Gil también, es muy divertido. Nos escondemos y corremos por esos túneles oscuros, al principio nos daba miedo, pero ya no.
¡Pasmados los papás! No salían de su asombro. ¡Cómo sería posible eso! –Dijeron los niños, vamos papá inténtalo, solo estira los brazos y cierra los ojos, cuando menos pienses estarás ahí. --- Es más ¡Vamos todos! Y sin salir de su asombro, entraron todos al espejo, caminando en fila india, unos tras de otros asustados, veían luz y salían. ¡Oh no! La sala. Se volvían a meter. Y así sucesivamente hasta terminar en el sótano.
Asombrados vieron ese espejo enorme, cuadrado y dorado de los bordes. ---Riendo los niños dijeron vamos---- ¡Entremos! Y así lo hicieron, fueron caminando por lugares nauseabundos, había ratas por todos lados y cada vez olía más mal. Asustados comenzaron a tropezar con cosas y no sabían qué cosas eran. Pues estaba muy oscuro.
De pronto ven una pequeña luz, muy tenue y al irse acercando a ella, veían con horror los montones de huesos y cráneos tirados por doquier. Al llegar a la luz, estaba una mujer vieja dormida, y a un lado yacía en el suelo atada de manos y pies y con la boca cubierta por un trapo sucio a Luisa, quien con desesperación trataba de decirles que no hicieran ruido. Con cuidado la desataron, y tiemble y tiemble, en mutuo silencio fueron caminando, tropezando y cayendo entre miles de huesos.
Llegaron hacia una luz deslumbrante. Era la salida del túnel, salieron poco a poco, y se encontraron que ese espejo daba a un cuarto de servicios que nunca habían visto, Temblorosos todavía y sudando del susto, no hallaban qué hacer, cuando escucharon ruidos que provenían del espejo.
¡Me las pagarán decía! Ustedes no me conocen, yo me sé de memoria todo alrededor de esta casa y más, ¡No escaparán de mí! --- Gritaba la mujer horrible y corría para alcanzar llegar al espejo.
En eso --- Jairo se encuentra con un pico, y sin pensarlo dos veces, golpea al espejo. Haciéndolo trizas. ¡No escaparán les dice! Corre con el pico hacia el espejo de la sala y lo rompe, luego al de las recámaras, uno a uno los va rompiendo, mientras los alaridos de rabia se escuchaban por toda la casa.
Acaba con todos los espejos y un silencio extraño se apodera de ellos. ¿Habrá terminado esta pesadilla? ---Decían… Yo creo que sí. No hay más espejos. Más Luisa seguía con mucho miedo. Era tan espantoso lo que había vivido al ver a esa mujer frente a sí con esos ojos tan profundos y malignos. Que de solo pensarlo le daba escalofríos.
Su padre la abraza y le dice –No temas Luisa, se acabaron los espejos, ya nada te hará daño.
Más al entrar al baño Luisa se da cuenta que hay un espejo, pequeño, que su papá olvidó romper, e iba a decirle a su padre, cuando sale la mano horrible de la mujer y la empieza a jalar hacia dentro. Luisa grita y grita. Su padre la escucha y la encuentra en el baño. La jala con fuerza, logrando quitársela a la mano de la vieja, y con una botella rompe el espejo.
¡Vámonos de aquí papá esa mujer está viva, sale por una alcantarilla por las noches, no hija era una ilusión, pero mañana me dices y tapamos la alcantarilla. Debe ser hoy papá --- Le dice Luisa. Y hace que su papá cierre la alcantarilla, le pone una mezcla de cemento, grava y arena y la cubre totalmente.
Luisa se queda tranquila, sin acordarse de que en el ático había un gran espejo redondo. . . .
¡Y colorín colorado, este cuento se ha terminado!!
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