La oposición a la reforma energética
Octavio Camelo Romero
29 de octubre de 2013
Andrés Manuel López Obrador y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano enviaron una carta al Congreso de la Unión oponiéndose a la Reforma Energética porque pone en riesgo el desarrollo del país. Además se afirma que la propuesta del Ejecutivo Federal de modificación de los artículos 27 y 28 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos incurre en delitos señalados en el artículo 108 constitucional en su párrafo segundo y en el artículo 123 del Código Penal Federal en su fracción primera. Andrés Manuel López Obrador ya había pedido a los senadores de PAN, PRD, PT y Movimiento Ciudadano conformar un “bloque” para detener las reformas energética y fiscal en tanto se realiza una consulta a los mexicanos. En el Zócalo capitalino López Obrador denunció que: ‘‘Cuando Peña Nieto acordó fuera del país la reforma energética, inició aquí, junto con su grupo, la labor de convencimiento y cooptación de los dirigentes de los partidos políticos supuestamente de oposición. El resultado es que llegaron al acuerdo de que un partido iba junto con el PRI a apoyar la reforma fiscal y otro la reforma energética’’, refiriéndose a los partidos del “Pacto por México”.
En realidad en este movimiento que encabezan los AMLO, los Noroña, los Cuauhtémoc, etc., no están representados los intereses de la clase obrera. Sí encabezan un movimiento democrático-burgués pero no van más allá de los límites del capitalismo. La lucha revolucionaria en el México contemporáneo es la lucha por elevar las condiciones de vida de más de la mitad de los mexicanos que viven en la pobreza alimentaria, es la lucha por aumentar los salarios nominales de los trabajadores y los salarios reales de sus familias, es la lucha por liberar al trabajador del pago de los impuestos y dejarle ese gravamen al capitalista como en realidad debe ser, esto es, es la lucha por liberar de la carga impositiva a los trabajadores, es la lucha de los obreros por la conquista del poder político, es la lucha por “transformar a la clase obrera de clase en sí en clase para sí”. Esta lucha no se la están planteando los ideólogos de la pequeña burguesía, asustada por la amenaza de su proletarización, mucho menos se la plantea la burguesía media.
En México después de la segunda guerra mundial se nacionalizó la industria del petróleo y se dio paso a la creación de empresas de estado como CFE, TELMEX, FFCC, etc. Empero, ¿cuál era el significado de una empresa de estado? Se sabía de la existencia de la Unión Soviética y de las empresas que el gobierno socialista creó con la fuerte presencia del Partido Comunista de la URSS en los órganos de dirección. En el país de los “soviet” o consejos se suponía que con estas empresas el pueblo produciría sus satisfactores sociales y se consolidaría el acceso a la sociedad socialista la cual demandaba trabajo de cada quién según su capacidad y otorgaba parte del producto social según su trabajo o su participación en la producción. Ese era el referente existente para los países que como el nuestro incursionaba en la transformación y creación de las empresas de estado. Y como se consideraba al Estado como el representante de la Nación o Sociedad, entonces era muy natural concebir que estas empresas eran propiedad exclusiva del estado y que por tanto, él debiera nombrar a los directivos de tales empresas. Por eso era inadmisible permitir el acceso del capital privado en esas empresas, pues se consideraba que con dicha apertura la empresa de estado se privatizaba. Sin embargo había un problema en la distribución de la producción de tales empresas. Y se tuvo que recurrir a lo que era también muy natural, al mercado o comercio como el instrumento de distribución de la riqueza material producida por tales empresas de estado. El problema es que no se dieron cuenta y parece que aún no lo saben que en realidad estas empresas son empresas capitalistas y que el “estado” se comporta como cualquier capitalista. La diferencia con el capitalista individual es la naturaleza social de la personalidad. En lo demás son iguales, explotan al trabajador asalariado. Por otra parte el sistema capitalista usó a estas empresas para desarrollar a la industria capitalista del país permitiendo la gran acumulación de capital con la transferencia de la plusvalía de las “empresas de estado” a los capitalistas individuales. Y conforme avanza el desarrollo del capitalismo mundial, estas empresas lejos de desaparecer se hacen más necesarias e incluso indispensables para el impulso del capitalismo en las zonas marginadas. De allí que el concepto de nacionalización o estatización en la actualidad sea connatural al capitalismo mundializado.
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